Crece el McLaren; sonríe Alonso

La semana que viene, cuando la caravana de la Fórmula 1 desembarque en Japón para disputar la primera de las últimos cinco paradas del calendario, habrá pasado una temporada entera desde aquel bocinazo que Fernando Alonso soltó por la radio y que dio la vuelta al mundo. “¡Esto es un moto de GP2!”, exclamó el español en un grito que mezclaba frustración e impotencia, y que obviamente también pretendía dar un toque de atención a Honda, que en 2015 regresó al Mundial como suministrador de motores de McLaren y que corría en casa. Probablemente, el bochorno que soportaron los miembros de la marca del ala dorada no acortó los plazos, pero de cualquier forma, McLaren ha dado desde entonces un evidente paso adelante que queda estupendamente reflejado en los resultados del equipo británico.

Lógicamente, llegando desde tan atrás, el margen de mejora era mucho mayor que el de sus rivales, pero de cualquier forma, la progresión de la escudería de Woking es para tenerla muy en cuenta, sobre todo por si sigue en esa línea ascendente con vistas al curso que viene. Dependiendo del circuito, la ganancia del MP4-31 en comparación con su predecesor se puede cifrar en algo más de un segundo por vuelta. A estas alturas del año pasado, Alonso y Jenson Button figuraban el 16º y el 18º de la tabla, respectivamente, y entre ambos acumulaban 19 puntos, mientras que ahora circulan el 11º y el 15º, con 53 puntos en el global, que serían 54 si añadimos el que Stoffel Vandorne sumó en Bahréin, donde sustituyó al asturiano. Evidentemente, a mayor rendimiento del monoplaza más inversión y esfuerzo requiere que siga avanzando y arañando décimas al cronómetro, pero en eso, al menos por el momento, ni McLaren ni Honda especulan.

Este viernes, en Malasia, Alonso probó una nueva unidad de potencia optimizada, con retoques en el área del bloque de cilindros, correspondiente al motor combustión, combinada con un sistema de escapes más ligero que el que incorporaba hasta ahora el MP4-31. Con todo ello, el bicampeón del mundo se colocó el séptimo en el último entrenamiento del día, a 1,3 segundos del más rápido (Lewis Hamilton). A pesar del salto de calidad evidenciado con las piezas introducidas en Sepang, McLaren decidió reservar esta versión optimizada para Suzuka, donde el domingo que viene tratará de escenificar su evolución en un año.

“El principal hándicap que tenemos en estos momentos es que todavía nos falta potencia, pero básicamente del motor de combustión”, asegura a EL PAÍS alguien que sale del taller de McLaren. “En cuanto a la parte de recuperación y entrega de energía ya estamos a un nivel muy alto, muy similar al de Renault”, añade esta fuente, tan convencida del crecimiento del prototipo plateado como de la imposibilidad de dar caza a la estructura que manda con mano de hierro. “Ahora estamos a una media de 1,3 segundos por detrás de Mercedes. Yo creo que el año que viene podremos quedarnos a unas siete décimas, y a partir de allí, si seguimos haciendo las cosas como hasta ahora, a ver hasta dónde llegamos”, vaticina este técnico, que remacha: “Hay que tener en cuenta que, en según qué momentos, sobre todo en las cronometradas, Mercedes ya ha conseguido rebasar la barrera de los 1.000 caballos de potencia”.

De cumplirse estas predicciones, no sería nada extraño que McLaren tuviera suficiente músculo como para medirse en corto a Ferrari, algo que Alonso lleva esperando desde que abandonó la Scuderia a finales de 2014. Si en el Technology Center de las afueras de Londres parece que los objetivos están claros y se están quemando las etapas según el plan previsto, en Maranello están estancados, superados por Red Bull y sin saber de dónde rascar esas seis décimas que todavía les separa del constructor alemán. Sufre Ferrari y avanza McLaren; sonríe Alonso.