Lorenzo, víctima de la lluvia y esclavo de su estilo
El equipo del mallorquín trabaja con las geometrías de la Yamaha para que el asfalto mojado no le cueste más puntos en la lucha por el título


Rápido, obstinado y fiel a su estilo. Fino al manillar. Así es Jorge Lorenzo. Así ha ganado tres títulos de MotoGP. Pero en sus virtudes se esconden también sus defectos. Uno de los aspectos más admirados de su pilotaje, su paso por curva, punto fuerte también de la Yamaha, le podría costar el Mundial este año, como a punto estuvo de hacerlo el curso pasado, cuando sufrió en muchas carreras por falta de confianza con los neumáticos, en algunas ocasiones demasiado duros para su gusto. Al no poder inclinar lo suficiente y no poder aprovechar tanto como acostumbraba ese paso por curva perdía unas décimas preciosas una vuelta tras otra. Quedó fuera del podio en algunas carreras por eso. Esta vez el problema es distinto, aunque el fondo es el mismo.
Lorenzo no renuncia a su estilo. Y lo ha pagado este 2016 en las carreras que se han corrido con el asfalto mojado: en Assen (fue décimo, seis puntos), Sachsenring (15º, un punto) y Brno, donde terminó 17º, último, y no sumó ningún punto: siete puntos de 75 posibles. “Si Michelin trae un neumático que explota, poca culpa tiene él”, sale en su defensa Ramon Forcada, su jefe de mecánicos. Pues eso es lo que ocurrió en la República Checa: el neumático no resistió. Pero, pese a los resultados, el rendimiento del mallorquín ha ido mejorando con agua en la pista. Como demostró ayer en Silverstone, donde volvió a llover y ya no dio la sensación de haber entrado en pánico, al revés. “En Brno ya dimos un paso adelante, aquí hemos dado otro pasito adelante”, concedía el piloto, noveno clasificado, porque todavía quedan cosas que mejorar.
La Yamaha ofrece un rendimiento peor sobre el asfalto mojado porque los neumáticos son completamente diferentes de los que estaban acostumbrados. Los Bridgestone, el año pasado, ofrecían un neumático delantero con mucho agarre y uno trasero con falta de adherencia. “Cuando llovía cargabas peso atrás para que tuviera más agarre. Con los Michelin es completamente al revés: el de delante no tiene adherencia y el trasero tiene mucha. Necesitamos trabajar para mejorar el agarre del delantero. Porque, por su estilo de pilotaje, Lorenzo requiere de mucha confianza con el neumático de delante; si no se fía y no puede entrar rápido a la curva, no le salen los tiempos”, explica Forcada. Y añade: “Si tiene que ir más recto, frenar más tarde y sacrificar el paso por curva, ya va mal, porque también afecta a la salida de la curva”.
Lorenzo ha sumado solo siete puntos de 75 posibles en las tres carreras que se han disputado hasta ahora sobre el asfalto mojado
Para la República Checa, después del “desastre absoluto” –en palabras del técnico– que fueron Holanda y Alemania, encontraron la solución: “Le dimos una moto con la que pudiera sentirse cómodo. Y funcionó. Porque, si no hubiese pasado nada con el neumático, hubiese hecho podio. Pero no es una solución práctica. Para montar aquella moto invertimos demasiado tiempo, una hora o más. Tenía demasiados cambios de geometrías, por ejemplo. Así que debíamos encontrar la manera de hacerlo en menos tiempo”. Es lo que hicieron ayer en Silverstone. Y no fue mal. Aunque quedan detalles por mejorar. “La moto iba bastante bien cuando todavía no había demasiada agua en la pista, pero cuando empezó a llover más me faltaba confianza con el neumático trasero. Habrá que buscar un compromiso”, analiza Lorenzo.
Además, Michelin se ha puesto rápido las pilas para que no se repitan los problemas con la goma delantera blanda de Brno, que se destruyó en muchos casos y, especialmente en el del español. A partir de ahora, habrá tres tipos de neumáticos delanteros de lluvia: uno extrablando, uno blando y uno medio, para escoger pensando en tanta agua como uno advierta en la pista. Aquel neumático que llevaba Lorenzo (el actual extrablando) era demasiado blando para una carrera que se disputó con el asfalto mojado, pero en la que ya no llovió desde que se apagó el semáforo –“Funciona bien en condiciones de mucha agua, en una pista fría y con poco agarre”, apunta Piero Taramasso, director de Michelin en MotoGP–. Algunos de sus rivales salvaron las gomas buscando las zonas más húmedas de la pista, él confió y se concentró en su pilotaje. Quería subir al podio. Pero el neumático dijo basta.
Pese a la mejoría, por suerte para él y para todos, las previsiones dicen que la carrera hoy se correrá en seco. Así que deberá preocuparse de otros menesteres, de los numerosos baches que tiene la pista inglesa, por ejemplo.
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