Felipe Reyes: “Los que vienen detrás ya conocen el camino”
El capitán del Real Madrid afronta sus cuartos Juegos con la ambición de conquistar la 10ª medalla con España como colofón olímpico para la generación de los júniors de oro
Se sabe de memoria su número de internacionalidades (228) y recuerda sin titubear el día de su debut (un 17 de agosto de 2001, en Los Barrios, Algeciras, ante Israel). Felipe Reyes (Córdoba, 36 años) afronta sus cuartos Juegos Olímpicos con la certeza cronológica de que “por lógica” serán los últimos, pero con la ambición intacta de su competitividad genética. El único jugador de la selección que ni ha estado en la NBA ni ha sido drafteado suma siete títulos con el Madrid y un oro continental con España en los últimos 21 meses y no para. En Río busca su 10ª medalla con España en 15 torneos.
Pregunta. ¿Después de 15 años en la selección absoluta, recuerda su llegada al equipo?
Respuesta. Era un chaval de 21 años y estaba nerviosísimo. Llegué muy tímido, sin hacer ruido, y deseando que no se me viera demasiado. Pero también llegué con muchas ganas de hacerlo bien. Tuve la suerte de entrar con tres amigos como Juan Carlos [Navarro], Pau [Gasol] y Raúl [López] y de encontrarme con mi hermano Alfonso, que además era uno de los capitanes. Eso lo hizo todo más fácil. Hay mucho trabajo para llegar hasta aquí, pero nunca pensé cuando era pequeño que iba a llegar a vestir esta camiseta tantas veces.
P. ¿En aquellas concentraciones del Europeo sub-18 de Varna (1998) o del Mundial sub-19 de Lisboa (1999), mientras se gestaba la mejor generación de la historia, ambicionaron alguna vez un recorrido así?
R. ¡Qué va! Siempre hemos vivido el presente y hemos disfrutado de estar juntos y hacer camino campeonato a campeonato. Esperábamos ansiosos que llegara el verano para pasárnoslo bien y competir. Lo que sí nació en Varna es un equipo sin miedo y sin complejos, por eso hemos llegado tan lejos. En cada campeonato hemos mantenido la misma ambición que teníamos con 18 años.
P. Con el oro de Lisboa anunciaron su talento y con el de Saitama (2006) cruzaron la última barrera.
R. El Mundial de 2006 fue muy grande. Ahí nos lo empezamos a creer del todo. Entramos en el selecto club de los favoritos en cualquier campeonato. Alcanzamos otro estatus; los rivales comenzaron a tenernos en cuenta primero y a temernos después. Ya habíamos roto la barrera del cruce de cuartos, pero en Japón dimos el paso de rematar la faena con un oro.
P. Después llegaron los hitos de las finales olímpicas de Pekín y Londres.
R. Pekín fue un sueño y repetir en Londres, fue lo máximo. En las dos finales sentimos que pudimos ganar a EE UU. Más en la primera que en la segunda quizá. Les fue cambiando la cara según avanzaba el partido. Estuvimos muy muy cerca, pero los árbitros no nos dejaron ganar. Si llegan a aplicar las reglas FIBA estoy convencido que ya tendríamos un oro olímpico.
“Somos tan fuertes dentro como fuera de la cancha y eso es clave”
P. La final de Los Ángeles 1984 fue como llegar a la luna; sin embargo, a esta selección casi se le exige una tercera consecutiva.
R. Sí. El éxito se transforma rápido en exigencia y si no se logra repetir siempre parece un fracaso. Ni ahora somos favoritos claros por haber ganado el último Eurobasket ni hace dos años éramos malísimos por haber perdido en el Mundial. Hay que tener claro que esto es muy difícil y hay rivales durísimos. Pero a ambición y a competitividad no nos gana nadie. Cada verano, el objetivo es la medalla, si no, no vendríamos. Si no se consigue, que no sea porque no lo hemos dado todo. En Atenas lo hicimos tan bien o mejor que en Pekín o en Londres, pero no tuvimos premio. Podemos tener un mal día y nos pueden mandar para casa, pero siempre dando la cara y demostrando que somos un equipo campeón que no se viene abajo nunca.
P. Pocos equipos han estirado tanto un ciclo victorioso, ¿cuál es la clave?
R. Se han juntado el talento necesario y el ambiente ideal. Este grupo está integrado por grandes personas, por jugadores que saben aceptar su rol y que están involucrados siempre. Somos tan fuertes dentro como fuera de la cancha y eso es clave para que las cosas vayan bien.
P. ¿Cómo ejerce su papel de referente?
R. Yo me fijaba en todo. Las concentraciones son muy largas, pero no hay que verlas como una pesadez si no como la oportunidad de hacer equipo. Hay que dar ejemplo en todo lo que se pueda. A los nuevos se les pide que vengan a trabajar duro y que valoren lo difícil que es jugar cada partido y cada minuto en la selección. Los que llevamos más tiempo intentamos mostrarles el camino a seguir en cada entrenamiento. Mantener el listón está difícil, pero hay calidad y los que vienen detrás ya saben el camino.
P. ¿Estos Juegos son su competición más especial?
R. Todos los Juegos son muy especiales. Estos quizá más porque seguramente y por lógica sean los últimos para la generación de oro. Pero el que estos Juegos sean la oportunidad de coronar un ciclo no quiere decir que estemos mayores y ya no demos más de sí. Yo no he pensado si después de Río voy a dejar de venir a la selección o no. Me siento joven aún y además en 2013 cuando falté con la selección eché muchísimo de menos esto. Hay que ir día a día y no mirar mucho más allá.
“Si en la final de Pekín hubiesen aplicado las reglas FIBA ya tendríamos un oro olímpico”
P. ¿Qué aportan a este equipo Pau Gasol y Sergio Scariolo?
R. Pau es el referente absoluto de este equipo y el que ha hecho que España esté un escalón por encima. Es un gran amigo. Sergio es el entrenador que mejor ha sabido entender a este equipo que prefiere juntarse cada verano antes que estar de vacaciones. Ha sabido controlar eso y darnos la libertad necesaria manteniendo la intensidad.
P. ¿Cómo llega el equipo a Río?
R. Nos costó arrancar porque ha sido quizá la preparación más complicada. Hemos trabajado poco tiempo juntos, pero ya se va viendo al equipo que queremos.
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