México gana todo en el fútbol de los pobres
En la Homeless World Cup, la copa de los pobres, los mexicanos se consolidan como una potencia
Christian Méndez perdió a su padre en el 2007 durante la guerra entre cárteles de droga en Ciudad Juárez (Chihuahua). Ahora tiene 21 años y no sabe exactamente a qué se dedicaba su padre,pero recuerda que de un día al otro su casa en la modesta colonia El Barreal ya tenía una cocina y un televisor. “Mi familia estaba metida en el narcotráfico”, admite Christian con la mirada perdida y continúa: “Lo levantaron junto con mis tres tíos. Se lo tragó la tierra, no tengo dónde irle a llorar”.
Christian ha hecho del fútbol su modo de vida. Desde los seis años vive con un balón bajo el brazo y con los botines desgastados. Para contribuir al ingreso familiar trabajaba en la limpieza de una cancha de fútbol y también fungía como asistente de los árbitros. Su madre fue diagnosticada con cáncer de matriz. Ahora quiere darle una pequeña alegría a su familia al representar a México en la Homeless World Cup en Glasgow, Escocia, el Mundial de los sin techo, donde su país es potencia.
"Estos futbolistas tienen hambre de oportunidades"
El fútbol callejero les sienta mejor a los mexicanos que los propios torneos de la FIFA .“Tenemos un universo muy grande de donde escoger jugadores. Estos futbolistas tienen hambre de oportunidades”, asegura Daniel Copto, presidente de Street Soccer México, la asociación civil encargada de reclutar jugadores. En este fútbol alternativo cada selección es de ocho jugadores. Las chicas han ganado tres mundiales (2012, 2013 y 2015), los chicos ganaron el suyo el año pasado, luego de sumar tres subcampeonatos consecutivos (2011, 2012, 2013) y un tercer lugar en 2010. Tras los éxitos de 2015 el magnate mexicano Carlos Slim los recibió en su oficina y el presidente Enrique Peña Nieto los invitó a la residencia presidencial.
La idea de participar en la Copa Mundial de los pobres fue del psicólogo mexicano Daniel Copto. En 2003 trabajaba en un albergue Good Shepherd Ministries en Canadá y ponía en práctica una terapia contra las adicciones a sustancias. Se propuso participar en la tercera edición de la Homeless World Cup con un equipo representativo de Canadá. “Noté cómo mis pacientes se reconstruían emocional y físicamente. Sufrían por la abstinencia a ciertas sustancias adictivas, pero prefirieron entrenar y estar en la mejor manera posible para representar a su país”, dice Copto.
Copto regresó a su país para presentar el proyecto a un grupo de amigos dedicados al deporte. En el 2006 llevaron un equipo varonil al mundial en Capetown, Sudáfrica. En su estreno alcanzaron el cuarto lugar. Dos años después Abraham Miranda, Heriberto Espejel, Gerardo Partida y Copto crearon la asociación civil Street Soccer México para hacerse con la representación oficial de su país.
Street Soccer se hace cargo de elegir a los futbolistas
Un año después la Fundación Telmex del magnate Carlos Slim se interesó y amplió el proyecto. Los fundadores de Street Soccer plantearon hacer torneos estatales en todo México para tener una baraja más amplia de jugadores y conformar los equipos femenino y masculino, ocho en cada uno. En ese momento surgió el torneo De la Calle a la Cancha. Cada entidad tiene a su equipo representante y compiten en un torneo nacional. Los mejores jugadores son convocados a la selección mexicana. Uno de los filtros es una entrevista con psicólogos para conocer sus historias de vida y determinar si cumplen el perfil de una persona vulnerable.
Este año participaron 31 estados, excepto Hidalgo. Jugaron cerca de 27.500.000 mil jóvenes, una cifra menor comparada a otros años y fue mermada, según Copto, por las elecciones en 12 entidades. Sólo ocho chicos y ocho chicas son las afortunadas de viajar a Glasgow, Escocia. Los seleccionados se concentran dos semanas y tres días en el Comité Olímpico Mexicano, donde reciben entrenamientos y dieta de un atleta de alto rendimiento. Ellos no pagan nada, todo corre a cuenta de la Fundación de Teléfonos de México.
Entre ellas Jessica Camacho, originaria de Villa de Álvarez, Colima. Es mesera en el negocio de tacos de su padre y ahora es la guardameta de México. Durante dos años tuvo un problema de alcoholismo y sus amigas la acercaron al fútbol. Después de la copa mundial buscará una hacer una licenciatura en educación física.
Karla Palma, de 24 años, es la única madre en la selección mexicana. Cuida a la distancia a Alexis Giovanni, su hijo de dos años. De él se encarga su esposo Marco Bernal, quien el año pasado fue capitán del equipo mexicano que ganó la Homeless World Cup. La pequeña familia vive en la casa de los padres de Marco, en Nezahualcóyotl, Estado de México. Ambos trabajan en tintorerías. “Cuando nos va bien al día podemos sacar mil pesos (54 dólares), pero a veces sólo sacamos 50 pesos (tres dólares)”. Ven al fútbol como una fuente de trabajo. Los fines de semana juegan en ligas amateur donde les pagan hasta 200 pesos por cada partido, un ingreso más para la familia Bernal Palma.
Los seleccionados se concentran en el Comité Olímpico Mexicano
Karla no pudo terminar el último año de la primaria, tenía que ayudar a su madre y a sus tres hermanos con las cuentas. “Mi mamá trabajaba haciendo la limpieza en casas ajenas. Por lo mismo, no nos ponía mucha atención”, dice. Karla se quedó sin una figura paterna cuando tenía tres años, lo más cercano que tenía era Giovanni, su hermano mayor, quien le enseñó a jugar fútbol y en el 2012 le asesinaron. “Él consumía droga, nunca supe si vendía, pero llevaba armas a la casa. Siempre traía mucho dinero”, recuerda. Su hermana menor, Susana, está en el penal del Bordo en Nezahualcóyotl por narcomenudeo.
Las videollamadas acercan a Karla con su esposo e hijo. “Me duele ver llorar a mi hijo”, menciona con molestia. El año pasado cuidó de su pequeño y en esta ocasión Marco deberá hacer lo propio. Está segura de que el sacrificio tiene su recompensa. El año pasado quedó marginada del equipo nacional y ahora aspira a ser titular. Tiene dotes de líder, pero una contractura le impide entrenar un par de días. Su rostro se ilumina cuando menciona: “hoy me dan mi pasaporte”. Ella ya se ve en Escocia.
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