Por los siglos de los siglos, Federer

Como si de una premonición se tratase, anticipándose a la probabilidad de que algo grande pudiera ocurrir, los accesos al All England Tennis Club estaban este lunes completamente colapsados. El queueing, las interminables colas de los aledaños, manifestado en todo su esplendor; gente a patadas, la carretera de Arthur Road congestionada de coches y vecinos intentando hacer el agosto, ofreciendo la posibilidad de aparcar por un módico precio de 30 libras (36 euros). Pero, para aquellos que se rascaron el bolsillo y evitaron las esperas, a buen seguro que mereció la pena, porque lo que vino después no fue un asunto menor. Fue histórico.

Dentro de la lógica, Roger Federer batió a Steve Johnson (6-2, 6-3 y 7-5, en 1h 37m) con un muestrario de los suyos, mediante un repertorio de golpes y recursos técnicos deliciosos de los que no perdía detalle Manolo Santana, incondicional del suizo. Progresó sin mayor dificultad el de Basilea, que ahora presente un balance de 83 triunfos (y solo 10 derrotas) en sus 18 participaciones en Wimbledon. Pero esta no fue una victoria más para él. Fue la 306 en un gran torneo, por lo que alcanzó el récord de Martina Navratilova, hasta ahora la tenista más fructífera en los Grand Slams; la tercera es Serena Williams (300).

“No lo sabía”, expresó en la sala de conferencias; “son buenas noticias, pero no es algo que nunca hubiera perseguido. Nunca pensé que iba a tener una trayectoria tan fantástica desde que vine aquí por primera vez, en 1998”, trató de relativizar. Pero hablar de Federer supone siempre hacerlo de cifras. A sus 34 años colecciona 17 majors y 27 finales. Ahora ha alcanzado a Navratilova y quizá esté en la disposición ideal para lograr su 18º trofeo en un grande, el que sería su octavo en Wimbledon; si lo hace, desharía el empate actual con los heptacampeones Pete Sampras y William Renshaw.

A tres victorias de su 18º 'major'

¿Te queda alguna meta más por conseguir, Roger? “En la vida muchas más; en el tenis quizá no tantas, aunque espero que alguna más. Espero poder ganar Wimbledon una vez más. Eso sería genial. En la vida… Eso tengo que consultarlo con mi mujer”, bromeó. “Tengo muchas ganas de disfrutar con ella y mis hijos, viajar; no sé, vivir momentos increíbles”, prolongó el número tres, que comparecerá en los cuartos de final, contra Marin Cilic (6-1 y 5-1 a Kei Nishikori), con una hoja de servicios inmaculada: no cedió un solo set ante Guido Pella, Marcus Willis, Daniel Evans ni esta vez con Johnson.

Quizá no me queden muchas metas, pero espero ganar aquí al menos una vez más Roger Federer

La caída prematura de Novak Djokovic en la tercera ronda le ha despejado la senda y abierto las puertas a una nueva entronización en Londres. A priori debía chocar con el número uno en las semifinales, pero el adiós de Nole y su tenis ascendente refuerzan su candidatura. Está a solo tres pasos. “Estoy feliz con mi juego; de hecho, creo que fue de lejos mi mejor partido”, comentó, antes de abordar el emparejamiento con Cilic. Frente al croata, en seis duelos, un saldo de cinco victorias y una única derrota, en el último enfrentamiento entre ambos, hace dos años en Nueva York.

“Todo lo que él golpeaba iba dentro”, recordó. “No sé, quizá aquí haya una oportunidad: ¡Boom! Bueno, quizá aquí haya otra: ¡Boom! No jugué nada mal aquel día, pero lo decidió todo su raqueta”, relató el suizo, en apariencia frío, pero en las distancias cortas un hombre con mucho sentido del humor y que estos días cuida con esmero su jardín, el de la Catedral de Wimbledon. Lo hace a golpe de récord, haciendo este lunes una nueva muesca a su leyenda. 306 triunfos, 306 días de gloria. Y aún quedan. Camino de los 35 años (los cumplirá el 8 de agosto), él decidirá cuando pone punto y final al disfrute, pero su obra quedará por los siglos de los siglos.

Este lunes, aquellos que pagaron esos 30 pounds seguro que no se arrepintieron.