LeBron, el anillo más especial
La estrella de Cleveland se consagra en el equipo de su ciudad, al que regresó tras su controvertido fichaje por Miami, con una inédita remontada tras un 1-3 ante los Warriors
LeBron James sigue haciendo honor al definitorio titular de Sports Illustrated. Han pasado 13 años desde aquel The Chosen One (El Elegido). El 23 de los Cavaliers prosigue en la senda que se marcó desde que destacaba en el instituto Saint Vincent-Saint Mary, de Akron, la ciudad de Ohio, donde nació. Y también desde que Nike le extendió, en 2003, con 18 años, el contrato más elevado hasta entonces: 90 millones de dólares por nueve años. Vive una vida paralela por las constantes comparaciones con Michael Jordan, el mejor de todos los tiempos. Trece años después de aquello, LeBron, en la séptima final de su carrera, ha ganado su tercer anillo, la mitad de los que consiguió Jordan. Las plusmarcas y hazañas de Lebron, a sus 31 años, le afianzan entre los mejores jugadores en la historia de la NBA. El título que ha ganado con los Cavaliers, a costa de los Warriors, es muy especial. Lo ha obtenido una vez más siendo el mejor jugador de la final y por una diferencia abismal, con unos promedios extraordinarios: 27 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias en el séptimo y definitivo partido ganado en Oakland por los Cavs (89-93) y 29,7 puntos, 11,3 rebotes, 8,9 asistencias, 2,6 robos de balón y 2,3 tapones de media en la final, una combinación de números abrumadora, que revela su versatilidad, además de su liderazgo.
Ha demostrado por qué es el mejor jugador del planeta, digan lo que digan sus detractores Kyrie Irving
“He visto a Beethoven tocando una de sus sinfonías. Ha demostrado por qué es el mejor jugador del planeta, digan lo que digan sus detractores. Nos ha mostrado el camino a seguir durante toda la temporada. Sabía qué debíamos hacer en cada momento”, dijo rendido ante la demostración del 23, la otra estrella del equipo, el base Kyrie Irving, autor de 27 puntos y un triple decisivo, a 54 segundos para el final, para el desenlace del séptimo partido. Poco antes, LeBron le había puesto un tapón definitorio a Iguodala, impotente, como Curry y Klay Thompson, que naufragaron, con 17 puntos (6 de 19) para el base y 14 (6 de 17) para el alero.
El fracaso de Curry
El historial del Rey de los Cavaliers
Anillos: Dos con Miami (2012 y 2013) y uno con Cleveland (2016) en siete finales.
MVP: Cuatro de la temporada (2009, 2010, 2012 y 2013) y tres de las finales (2012, 2013 y 2016). 12 veces All Star.
Medallas olímpicas: Dos oros (Pekín 2008 y Londres 2012) y un bronce (Atenas 2004)
LeBron se responsabilizó de la gesta de remontar el 1-3 ante los Warriors. Es la primera vez que un equipo consuma una hazaña así en la final. Los 32 que estuvieron en esa situación fracasaron. Nadie apostaba por los Cavaliers tras ese 1-3, frente al equipo que ya ganó el título a su costa hace un año. Se antojaba imposible destronar a una escuadra con el talento que reunían los Warriors, el equipo de Curry, el MVP de las dos últimas temporadas, de Klay Thompson, del rocoso Draymond Green. Se trata del equipo que batió, con 73 victorias en la temporada regular, el fabuloso récord establecido por los Bulls de Jordan en 1996.
“Este título es para nuestra ciudad, para Ohio, después de lo que ha vivido en el deporte durante los últimos cincuenta años”, proclama LeBron que había disputado ya dos finales con los Cavaliers y las dos las había perdido, ante San Antonio (4-0) en 2007 y ante Golden State el año pasado (4-2). “Nuestros aficionados han continuado apoyándonos, han seguido creyendo en nosotros. Merecían el título. Volví a la ciudad para darle el título de campeón. Sabía que era capaz después de lo que aprendí en Miami (cuatro finales y dos anillos entre 2010-2014). Sabía que teníamos todos los ingredientes para conseguirlo y que podía ayudar a este equipo a alcanzar el nivel que nunca había alcanzado”, prosiguió el jugador que fue el más odiado de la NBA, según las encuestas, tras anunciar en julio de 2010, que dejaba Cleveland para recalar en Miami. Ahora, con 31 años, le ha dado el título al equipo de su ciudad —Akron está a 50 kilómetros de Cleveland—, algo que no puede decir casi ninguno de los legendarios: Jordan es de Nueva York, Kobe Bryant, de Filadelfia, Larry Bird, de Indiana, Magic Johnson, de Michigan, Bill Russell, de Louisiana, Abdul-Jabbar, de Nueva York. LeBron es profeta en su tierra.
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