Guerrero vuela en el campo
El delantero peruano, que sufre cuando viaja en avión, fue el máximo goleador de las últimas dos ediciones del torneo
El 8 de diciembre de 1987 la tragedia golpeó al fútbol peruano. La plantilla completa del líder del campeonato, el Alianza Lima, falleció tras caer en el océano Pacífico el vuelo del Fokker F-27, que trasladaba al conjunto blanquiazul, después de un triunfo ante el Deportivo Pucallpa. “Yo tenía tres años. Recuerdo el escándalo y los gritos que pegó mi mamá. Creo que ella estaba escuchando música y planchando cuando escuchó por la radio: ‘Los jugadores del Alianza Lima murieron todos, el avión se cayó al mar”, cuenta Paolo Guerrero (Lima, 1984). Y añade: “Mi tío, José ‘Caico’ Gonzales, el portero del equipo, estaba en ese vuelo”. A su tío casi no lo recuerda, pero Guerrero estaba destinado a ponerse los colores de Alianza Lima; ocurrió, sin embargo, que en vez de parar goles, él se dedicaría a marcarlos.
Paolo es el delantero más importante que tenemos nosotros. Es un emblema de Perú y la figura de nuestro equipo
Ricardo Gareca, técnico de Perú
Máximo goleador en las últimas dos ediciones de la Copa América (en 2011, en Perú, marcó cinco goles; y en Chile, 2015, cuatro), Guerrero acumula 27 dianas con la selección peruana, la última en el estreno de conjunto de Gareca en Estados Unidos ante Haití (1-0). Este domingo Perú se juega la clasificación a los cuartos de final ante Brasil y la selección de la banda se entrega al poder goleador del atacante del Flamengo. “Paolo es el delantero más importante que tenemos nosotros. Es un emblema de Perú y la figura de nuestro equipo”, explica Gareca. Y completa Nolberto Solano: “Es un chico con una mentalidad ganadora impresionante. El alma de nuestro equipo”. Como obligaba el mandato familiar, Guerrero aterrizó con siete años en el Alianza Lima. Pero cuando recién comenzaba a asomar la cabeza por el primer equipo, con 18 años, el Bayern Múnich se lo llevó para Baviera. Jugó cuatro temporadas en el segundo equipo y tras marcar 47 goles en el filial, el técnico Félix Magath lo pescó para el primer equipo. Su paso por el Allianz Arena fue breve y silencioso (jugó dos años y firmó 13 tantos), hasta que en 2006 se mudó rumbo al Hamburgo, donde dejó un saldo de 51 goles en sus seis campañas con los Dinosaurios. “Se fue de muy joven a Alemania y cuando volvió a Sudamérica nos sorprendió a todos. No le fue mal en Europa”, explica Solano, exjugador del Newcastle.
Un ‘9’ clásico
En 2012, lo fichó el Corinthians y después de cuatro temporadas en el Timão, Guerrero, ya convertido en una estrella del fútbol brasileño, pasó al Flamengo. “Es un delantero completo en todos los sentidos: sabe leer el juego y tiene muy buena definición”, lo describe su entrenador, el Flaco Gareca. “Es de los últimos 9 clásicos que quedan en el fútbol”, añade Solano; “cubre bien la pelota, juega bien de espalda y siempre es un dolor de cabeza para los defensores rivales”.
Lo sufren los contrarios en el campo y él sufre cada vez que se tiene que subir a un avión. “Tengo miedo a volar. Y eso lo tengo por mi mamá, que a ella le costó superar lo de mi tío”, explica Guerrero, que siempre tuvo una relación muy estrecha con su madre, Doña Peta. “Cuando tenía 26 años me llamaba a la una de la mañana y me decía: ‘¿Dónde estás? Ya es hora de que estés en tu casa’. Ahora, que estoy más grande, me liberó un poco”, le contaba Guerrero, entre risas, a la televisión brasileña. “Es un chico muy tímido, que ha tendido que ir quemando etapas en el fútbol y ha madurado poco a poco”, explica Solano. “Es un pibe muy dócil, muy humilde. Un profesional bárbaro. Nuestro gran goleador”, remata Gareca.
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