Barcelona y Sevilla, dos formas de eficacia
Los finalistas miden sus desigualdades en un duelo que enfrenta dos modelos administrativos y deportivos típicamente españoles
Distanciados por las banderas, los modelos sociales y esa gigantesca brecha presupuestaria tan propia del fútbol ibérico, el Barcelona y el Sevilla representan dos formas muy afines de alcanzar la excelencia. Dos maneras de organizar los clubes en torno a principios deportivos elementales, soslayando consideraciones de mercado con el fin de elevar el nivel competitivo en el terreno de juego. Los equipos que se enfrentan esta noche en el Calderón (21:30 horas, Telecinco) tienen mucho más que un partido por ofrecer. La final de la Copa del Rey no es solo la ocasión de dirimir un título. Es uno de los mejores espectáculos que puede brindar el fútbol contemporáneo.
Su Majestad asistirá a un pulso desigual. Los de la bandera azulgrana vienen respaldados por más de 500 millones de euros de presupuesto anual; los de la bandera blanquirroja no pasan de los 90. Esto, ahora y siempre, en cualquier competición, implica un grave hándicap para el menos afortunado. Básicamente, significa que veremos a Messi contra Gameiro; a Neymar contra Vitolo; a Suárez contra Iborra, y así sucesivamente, hasta situar al Sevilla al borde del barranco imaginario.
Solo el ingenio que ha caracterizado al proyecto de Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi, director deportivo sevillista desde 2002, impide pensar en un desplome inminente. La incertidumbre es el ingrediente imprescindible del espectáculo y esta final tiene un componente intrigante que deriva de la extraordinaria capacidad del Sevilla para explotar sus recursos.
El Barcelona ha ganado 27 títulos en lo que va de siglo XXI, y en esto es mundialmente insuperable, pero el Sevilla colecciona nueve en el mismo periodo. Ningún equipo junta nueve trofeos por casualidad. El último entrenador de la saga, Unai Emery ha cuadrado una gran obra. Le ha llevado cuatro temporadas perfeccionar la herencia recibida. El resultado es un equipo ordenado, fuerte, ágil y preciso en la interpretación del juego. Esto último lo emparenta con el Barça. Es una forma de eficacia endémica del fútbol español y la Copa le rinde tributo.
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