Los impulsos de Viñales

Cuando Maverick Viñales (21 años; Roses, Girona) mira atrás y ve a aquel niño que decidió marcharse de Sepang, en pleno gran premio, por lo que creía una injusticia, ve al mismo chico impulsivo de hoy. Si se volviera a repetir la historia no cogería un avión de vuelta a casa. Ni pensarlo. “Pero sé que fue una decisión que me ha traído hasta aquí. Así que para mí fue una decisión acertada, aunque no en las formas, sí en el fondo”, razona. Y añade: “Lo único que pedía era una moto competitiva. Al año siguiente demostré, cuando me la dieron, que era capaz de ganar el campeonato. A partir de entonces, di todos los pasos que me llevaron hasta aquí”.

Yamaha confirmó ayer su fichaje para las próximas dos temporadas. Será el sustituto de Lorenzo. El compañero de Rossi. Es, ya, el mayor talento emergente de MotoGP. En Le Mans, la última cita, se subió al podio por primera vez. Lo hizo con Suzuki. “Así es la vida”, se arrancó Davide Brivio, director del equipo, apesadumbrado. “Me enorgullece saber que le ha costado unas semanas decidirse, significa que hemos trabajado bien. Nosotros hemos querido demostrarle que podíamos ser competitivos, pero el mercado este año ha jugado en nuestra contra”, añadió.

“Ha sido una decisión difícil. Suzuki ha hecho un gran progreso en solo un año. Pero al final he tomado la decisión de descartar el trabajo de evolucionar una moto que está creciendo y subirme a una con la que pueda ganar desde la primera carrera”, reconoció el español, que nunca tuvo pelos en la lengua. Y al que le sobra ambición. “Siempre he seguido mis propios impulsos”, concedía en una entrevista a EL PAÍS en el primer gran premio del año. Lo hizo, también, cuando decidió dejar Moto2: “El corazón me pedía subir a MotoGP, me decía que tenía que vivir esa experiencia, aprovechar ese momento con Suzuki, para quienes también sería un año nuevo, de muchas experiencias. Eso me daba la posibilidad de disfrutar de un año de aprendizaje sin fijarme demasiado en los resultados”.

Ahora, sin embargo, sabe que los resultados serán la clave. “Creo que creceré mucho como piloto. La oportunidad de poder luchar por el título desde la primera carrera es una de las razones por las que me decidí por Yamaha. Entonces, lo único que valdrá será ganar. Eso era un aspecto difícil, pero sé que siempre he sabido manejarme, ya he sentido ese tipo de presión. Y si la sabes llevar es hasta positiva”. Por esta ambición, por estos impulsos, le quiso en su día Brivio y le ha esperado ahora Lin Jarvis, director de Yamaha Motor Racing, hasta que pudiera resolver una cláusula que dificultaba su salida de Suzuki. “Me fijé en él, en 2014: su estilo era diferente. Yo pensaba en 2016, pero él quería empezar ya en MotoGP; muchos pensaban que necesitaba otro año en Moto2, pero él no quería perder más tiempo”, recuerda Brivio. “Ha querido asumir el riesgo de venir a un equipo muy competitivo; tiene las cualidades y el carácter que se pide a los grandes. De él me gusta su deseo ardiente de ser campeón. No quiere ser una estrella, no ha fichado por dinero, solo espero que podamos ayudarle a conseguirlo”, concluye Jarvis.