La fe de Luis Enrique

El Barça prepara el partido del sábado, decisivo para la suerte de la Liga, con una única consigna, la que ha dado su entrenador: “No nos fiamos de nada ni de nadie”, y menos del Granada. La terapia de Luis Enrique ha funcionado desde la derrota en el Camp Nou contra el Valencia. Los azulgrana han solucionado los últimos cuatro partidos con unos números estupendos —21 goles a favor por ninguno en contra— y buenas sensaciones, especialmente por la recuperación futbolística de Messi y los goles de Luis Suárez, máximo favorito al Pichichi y a la Bota de Oro.

Ha aguantado el Barcelona como líder, avalado por el goal average, y ha cedido el Atlético. La pugna por el título queda reducida a un mano a mano con el Madrid en la última jornada, que se disputa el sábado a las 17.00 en Los Cármenes y Riazor. La situación evoca a finales de campeonato ya vividas con dramatismo en Madrid y Barcelona. El inventario es muy extenso y pasa por escenarios como A Coruña o Tenerife o por personajes de la talla de Fermín, el jugador del Córdoba que en la penúltima jornada de 1972 acabó desde el punto de penalti con las esperanzas del Barcelona.

“El Madrid ganará la Liga si perdemos en Granada”. Los jugadores azulgrana consultados coinciden en que el equipo de Zidane estará a expensas del partido de Los Cármenes y si advierten síntomas de flaqueza azulgrana cantará el alirón en Riazor. “No nos planteamos más opción que la de resolver nuestro partido a través del fútbol como hemos hecho contra el Deportivo, el Sporting, el Betis y el Espanyol”, insiste Luis Enrique, reiterativo en que su plantilla no se contamine del debate periodístico generado por la incertidumbre que se vive en la Liga.

Los barcelonistas celebraron especialmente el triunfo en el derbi después de que durante la semana se hubiera recordado aquel gol del españolista Tamudo que acabó con sus aspiraciones en 2007. Tampoco se distraen con el título ganado a última hora en la temporada 2009-2010 después de un emocionante litigio entre el equipo de Guardiola y el de Pellegrini que tuvo a Messi como Pichichi. Los números insisten en que en las seis ocasiones en que se decidió el último día entre azulgrana y madridistas el ganador ha sido el Barcelona.

Dos días de fiesta

 A Luis Enrique, sin embargo, no le distraen las estadísticas ni le preocupa lo que pasó, sino que insiste en vivir el presente, convencido además de que su equipo no necesita más sesiones tácticas ni físicas a pesar de jugarse la Liga a un partido en un campo de un equipo ya liberado como el Granada. Aunque la expedición viajará el viernes, vigilia del encuentro, el técnico ha concedido dos días de fiesta a sus futbolistas para que se relajen, convencido de que “la cabeza manda siempre; te dice si vas o no”. Los azulgrana están convencidos de que si cedieron 12 puntos de ventaja en cuatro partidos fue por culpa del estrés, un problema ya superado a base de goles en campo contrario y de fútbol en el Camp Nou.

El Barça completó de nuevo un buen partido contra el Espanyol. El equipo estuvo muy intenso y el tridente recuperó su efectividad

El Barça completó de nuevo un buen partido contra el Espanyol. El equipo estuvo muy intenso y el tridente recuperó su efectividad, incluido Neymar. Hubo más angustia en el Ciutat de València y en el Bernabéu que en el Camp Nou. Y el equipo de Luis Enrique agradece jugar antes o al tiempo que sus rivales, no después, cuando hay más presión. No hay consenso en cambio a la hora de evaluar si es mejor enfrentarse a un equipo que se juega el descenso o que no tiene problemas de clasificación como el Granada.

“No nos fiamos de nada”, resuelve Luis Enrique, siempre tan obstinado, que quiere ganar la Liga con la misma alineación con la que el curso pasado conquistó el triplete y, por tanto, con el tridente Messi, Suárez y Neymar. Ningún rival ni ninguna derrota le ha hecho cambiar de idea ni de plan, convencido de que está en lo cierto: “Nos merecemos la Liga”. Al credo del técnico le queda una última prueba de fe en Granada. El club, por si acaso, empieza a preparar para el sábado una rúa nocturna por Barcelona.