Rafa Nadal, el imán de Mallorca

“¡Enhorabuena, Rafa!”. La felicitación, pese al trote cansino por el desgaste extra que le requirió el portugués Joao Souza (6-0, 4-6 y 6-3), hizo detenerse a Nadal antes de acceder a la furgoneta que trasladó a él y su equipo al céntrico hotel en el que se aloja en Madrid. El balear paró y estrechó la mano de quien le reclamaba. “Mañana más. Son otras semifinales, así que muy contento”, expresó el número cinco, al que el parón forzado por la lluvia y el repliegue de la cubierta retráctil de la pista central le exigieron más de lo previsto frente a Souza, 37 del mundo, inerte al principio y eléctrico con la llegada del agua. Abatido al final, tras dos horas y cinco minutos de duelo segmentado.

Le espera este mediodía a Nadal (13.00, La 1) un compromiso de altos vuelos en las semifinales, frente al escocés Andy Murray en el Mutua Madrid Open. El de Dunblane, campeón el año pasado en la Caja Mágica —batió precisamente al español en la final—, ya no es ese jugador que hasta hace no mucho se trababa sobre la tierra. Ahora, el británico no solo domina el registro rojizo, sino que incluso lo disfruta. Y aún más si lo trabaja en un contexto tan idílico como Mallorca, donde la semana previa al torneo compartió las jornadas de entrenamiento con Nadal.

Pero Murray no es el único que en un momento u otro ha pasado por Palma para ejercitarse junto al de Manacor. El propio Souza, rival ayer, ya se preparó allí durante una semana, el pasado mes de diciembre. “Fue una gran experiencia”, dice el portugués; “todo fue perfecto, la intensidad increíble. Fue fantástico poder conocer un poco más a Rafa y aprender de él”. Una lectura que, desde hace ya tiempo, tienen diversos jugadores del circuito, que interpretan que tanto el emplazamiento como el compañero de peloteo suponen una experiencia enriquecedora para sus carreras.

“Somos buenos amigos y a mí me ayuda en la adaptación”, comenta Murray, que se crio tenísticamente en la escuela de Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal, en Barcelona; “mi primera intención era ir allí, pero siempre es una buena oportunidad poder entrenarme con Rafa, el mejor de la historia sobre tierra”. Por la isla, al mismo tiempo, también participó de esos mismos entrenamientos Milos Raonic, el canadiense dirigido por Carlos Moyà y que esta campaña ya alcanzó la final de Melbourne y las semifinales de Indian Wells.

Con denominación de origen

“El hecho de que entrenamos juntos siempre es positivo”, indica Nadal, un producto genuino y con denominación de origen, puesto que en su adolescencia renunció a formarse en un centro de alto rendimiento y se forjó en la escuela de su tío Toni; “¿Que por qué vienen tantos compañeros a la isla? Supongo que las condiciones y la buena climatología ayudan. Para mí es perfecto y para la gente de la comarca también. El otro día se acercaron más de 200 personas a ver el entrenamiento con Andy”.

A las visitas recientes de Sousa, Murray o Raonic se les unen otras previas. Por ejemplo, la del francés Richard Gasquet, dirigido por el catalán Sergi Bruguera y que en 2015 también trabajó junto a Nadal en las pistas cubiertas de Manacor. Precisamente allí, en su localidad, el ganador de 14 grandes ha emprendido su proyecto más ambicioso a corto plazo, una academia de formación que llevará su nombre y que antes del verano abrirá sus puertas. “Si la isla es ya de por si un aliciente, confío en que con la academia lo sea un poco más”, asegura Nadal, cuyo prestigio y lugar de origen ejercen un efecto magnético para otros profesionales del circuito.