¿Mejor una MotoGP con alas o sin ellas?
Los pilotos debaten en la comisión de seguridad sobre la peligrosidad de estos apéndices tan de moda en el Mundial como un día antes lo hicieron las marcas
En la reunión de la comisión de seguridad celebrada este viernes los pilotos discutieron, como habían hecho un día antes los constructores, sobre la continuidad de las alas en las motos –están de moda, de hecho, en Jerez Suzuki y Aprilia, los últimos que faltaban, estrenaron las suyas y Honda salió a pista con unas más grandes–: casi con toda seguridad seguirán este año, pero habrá que ver qué ocurre en 2017. Se estudiará si se pueden construir de un material más blando y se impone que, en caso de que sigan, puedan saltar en caso de contacto. Hay un factor de peligrosidad añadido que se desconocía hasta ahora y que genera más dudas añadidas: provocan turbulencias: algunos pilotos relataron que cuando ruedan tras una moto con alas sienten vibrar sus máquinas.
El debate existe porque aunque la mayoría de las fábricas abogan por mantener las alas, los organizadores del Mundial se muestran más a favor de limitarlas –para reducir costes: nada encarece más un presupuesto que meter una moto en un túnel de viento– y pilotos como Pedrosa las creen muy peligrosas. “Son muy grandes y tienen un perfil muy feo”, dijo después de la carrera en Austin, donde se cayó y arrastró con él al piloto de Ducati, Andrea Dovizioso. “Suerte que yo no llevo alas”, había dicho, aliviado por lo que podría haber sido y no fue. Él es uno de los que defiende que habría que hacerlas desaparecer de los circuitos, como su compañero Márquez, que se inclina, cómo mínimo, porque se reduzca considerablemente su tamaño. Y, también, aboga porque la aerodinámica no tenga tanto peso en el motociclismo. “Las motos son más bonitas sin ellas”.
Lo mismo cree Valentino Rossi. “Sinceramente, por mí mejor si seguimos sin las alas. En Austin las usé. Van bien en pistas con curvas estrechas, irán bien en circuitos como este, pero prefiero no llevarlas, son feas”. Su compañero en Yamaha, la fábrica que las ha construido más grandes, es de otra opinión. Lorenzo les saca buen provecho, así que prefiere seguir con ellas: “A veces la moto se vuelve algo nerviosa, por eso hay que saber cuándo usarlas, pero de momento obtengo beneficios con ellas, así que prefiero que sigamos utilizándolas”.
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