Valerón celebra su regreso a Riazor con la permanencia de Las Palmas

En un partido en el que el empate estaba cantado, el Deportivo cantó y Las Palmas se llevó los tres puntos de Riazor para sellar de manera virtual su permanencia en Primera División. Tendrá que seguir remando el equipo que prepara Víctor Sánchez del Amo o quizás esperar tropiezos ajenos que validen sus pésimas prestaciones actuales. Por lo pronto ahora le esperan Sevilla y Barcelona en las dos próximas jornadas.

A estas alturas las cartas ya están claramente sobre la mesa. Las Palmas partió con la nítida idea de tomar la pelota, amansarla, “dormirla” como mandan los cánones de su ADN y ganar metros con su posesión mientras llevaba hombres hacia el área rival. El Deportivo aguardaba encantado, apostado para en cuanto recuperase la pelota buscar el pase largo como réplica. Así ganó y dominó la situación en la primera vuelta en Gran Canaria. No había motivos para variar, tampoco el Las Palmas tenía motivos para mudar aquello que le da, con el de Riazor, seis triunfos en sus últimos siete partidos.

Pero las cartas también mostraban que, con el conocimiento de los resultados de la jornada, el empate no era un mal resultado para ambos. El marcador pautó casi todas las situaciones que se generaron en una primera parte de ritmo bajísimo, en el que Las Palmas no pasó de aseado y se quedó en destensado en ataque, carente de anhelos. Al Deportivo se le abrieron espacios, pero tampoco le acompañó la pericia, seguramente también le faltó un punto de avidez. Así las cosas el partido quedó para los detalles, para la ovación a Juan Carlos Valerón en el minuto 21.

El letargo acabó con un gol que, nada más regresar del descanso, cayó del cielo. Tras un rechace de la zaga canaria el balón le cayó a Lopo que lo golpeó como un pateador de fútbol americano. No había tres palos, pero por donde deberían estar se coló Lucas Pérez entre los defensores para recepcionar con la zurda y batir a Javi Varas. Las Palmas pisó el acelerador y en diez minutos marcó Nili en fuera de juego y Araújo en posición legal para llevar el partido de nuevo a las tablas. La desgracia del Deportivo fue que, de nuevo con el freno de mano y Valerón operando como mediocentro, el equipo de Quique Setién lo puso contra las cuerdas con un gol de David García con menos de un cuarto de hora por jugar. De largo había pasado la diana para Luis Alberto, desafortunado en la definición. Así que con prisa y apuro se lanzó el Deportivo a por la igualada. Las tuvo de todos los colores, incluído un pepinazo de Lucas Pérez al larguero en el descuento. Todo ante un equipo que defendió con toda la blandura del mundo y que casi hasta pareció pedir perdón al marcar la sentencia sobre la bocina. Y ni así.