Rakitic: “Sin esfuerzo y sacrificio la genialidad no aparece”
El centrocampista croata analiza las claves del clásico entre el Barcelona y el Real Madrid
Los padres de Ivan Rakitic (Möhlin, Suiza, 1988) huyeron de la guerra de los Balcanes, y él pudo jugar para Suiza, pero respetó sus raíces croatas. El día que fichó por el Sevilla conoció a su esposa; el día que fichó por el Barça tocó el cielo. Hubiera sido arquitecto, pero es centrocampista. No para de sonreír ni cuando habla del Madrid.
Pregunta. ¿Qué piensa cuando piensa en el clásico?
Respuesta. Es el partido más grande. Será complicado. Nos exigirá estar al mejor nivel si queremos ganar. Es muy bonito jugar contra el Madrid, exige lo mejor.
P. Pero no están finos.
R. Yo no lo creo. Son muy buenos. O jugamos bien o ganan ellos. Son el Madrid.
O jugamos muy bien o ganan ellos; son el Madrid y exigen lo mejor”
P. A estas alturas, ¿piensan más en el triplete que en ganar al Madrid?
P. No. El objetivo es ganar el siguiente partido y más si jugamos contra el Madrid. Estamos en abril, queda mucho.
P. ¿Y si piensa en Modric?
R. Pienso en uno de los mejores jugadores que he visto. Veo dificultades. Y pienso en un amigo.
P. Nació en Suiza, pero mantuvo el sentimiento hasta el punto de escoger jugar con Croacia, ¿Por qué?
R. Fue fácil. Durante la guerra de los Balcanes mi familia emigró, pero siempre mantuvimos el idioma y las costumbres croatas. Me siento croata, pero es cierto que una parte muy grande de mi corazón es suiza, porque allí crecí. No fue un problema decidir.
P. ¿Cómo afectó la guerra a su familia?
R. Afortunadamente, no les hizo mucho daño en el sentido de que no perdimos muchos familiares, pero tuvieron que irse de casa. Cuando tenía siete u ocho años volvimos a nuestra casa y se notaba que había habido una guerra. No me gusta hablar mucho de eso, pasó lo que pasó... En general resulta inexplicable razonar el porqué, pero lo importante es que tiramos para adelante y labramos un futuro.
A veces todo es tan fácil como dársela a Messi... pero no siempre"
P. Cuando ve imágenes de los refugiados sirios ¿qué piensa?
R. Veo gente que pasa por situaciones parecidas a la que afrontaron mis familiares. Tengo tíos que se metieron en un barco sin saber dónde iban y llegaron a Australia. Mis padres fueron a Suiza; mi madre encontró empleo en una fábrica de calcetines y mi padre en la construcción. Él jugaba a fútbol de manera casi profesional, pero en Suiza no pudo vivir de ello, así que tengo la sensación de que yo vivo su sueño. Por eso me siento un privilegiado.
P. ¿Por eso corre tanto?
R. Puede ser. Disfruto cada momento. Incluso ahora, aquí sentado contigo, disfruto de mi profesión. Disfruto en el vestuario, en los viajes, así que imagínate en el campo, jugando en el mejor equipo del mundo.
P. ¿Siempre quiso ser futbolista?
R. Siempre. En el colegio unos niños decían: “Quiero ser policía, yo bombero”. Yo siempre quise ser futbolista. ¡Y se reían de mí! “No Ivan, ¡eso no se puede ser!”, me decían. Yo logré mis sueños y ellos los suyos. A los 11 años recogía balones en el campo del Basilea para estar al lado de los jugadores. Cuando uno me saludaba era lo más grande. Ahora estoy en el otro lado y disfruto de ese privilegio y de ese orgullo.
P. ¿Si no hubiera conseguido traspasar esa línea, qué sería?
R. Quién sabe. Empecé a estudiar arquitectura, igual sería arquitecto. De hecho, me sigue gustando mucho. Llegué a trabajar en un despacho, Herzog & De Meuron, que hizo el estadio del Basilea, el del Bayern y el de Pekín. Son hinchas del Basilea y me dejaron aprender con ellos un poquito. Pero debí escoger entre dedicarme al ciento por ciento a una de las dos cosas y escogí el fútbol, las dos no eran compatibles.
P. Barcelona es una ciudad muy atractiva para los amantes de la arquitectura. ¿Ha podido disfrutarla?
R. ¡Si, claro! He visitado muchos edificios de Gaudí. Es un placer vivir aquí para alguien interesado en ese tema como yo.
P. ¿Qué tiene el fútbol comparable con la arquitectura?
El fútbol y la arquitectura son comparables. Si no hubiera sido futbolista, sería arquitecto"
R. Muchas cosas: cómo se construye un equipo, cómo se aguanta un sistema... El fútbol tiene muchas cosas comparables a la arquitectura. El fútbol no es tan fácil como coger una pelota y meterla en la portería. Tú coges a los mejores en cada posición y no haces el mejor equipo. Hay que dar un sentido. Bueno, a veces el fútbol es tan fácil como dársela a Messi, pero no siempre; incluso teniendo a Leo, hay que darle una estructura. Vivir con Leo es disfrutar, pero no basta, exige la necesidad de ayudarle a ser mejor.
P. ¿Correr para él y para el tridente?
R. Si fuera así, se lo han ganado. Ellos saben que detrás tienen un soporte, y nosotros, que les tenemos a ellos. Trabajamos para ganar y si les ayudamos [a Leo a Neymar y a Suárez] es bueno para todos. Pero ellos también corren y se sacrifican por el resto, y marcan sus goles. Lo importante es juntarnos y esforzarnos todos con una idea común.
P. ¿Se refiere a la importancia del juego posicional?
R. Exacto. Nuestra idea estructural está muy preparada, es muy reconocible y a partir de ahí debemos ser pacientes para imponerla genialidad y el talento. Pero eso lo soporta el esfuerzo. Sin ese esfuerzo, el talento y la genialidad no podrían aparecer. Nosotros tratamos de ser ordenados y atacar y defender juntos. Esa es nuestra fuerza aunque no lo parezca.
P. ¿En el juego del Barça hay más trabajo que talento?
R. Absolutamente. El talento solo no basta. Tú coges a los mejores en cada posición y no sería el mejor equipo. Hablemos de Gaudí; era un genio, tenía unas ideas únicas, pero detrás de esa idea había un talento matemático, estructural, que soportaba la idea genial, o no hubiera levantado sus edificios, se caerían. Serían muy bonitos, pero se caerían. No es tan fácil: coges un buen papel, un buen lápiz, eres un genio, pero no basta con eso. Hay que dar soluciones en cada momento, a cada idea. Es como jugar como Messi, parece fácil, pero no lo es.
P. Si Messi fuera arquitecto, ¿quién sería?
R. Sería Gaudí, Herzog & De Meuron, Foster y el minimalismo de Mies van der Rohe. Messi sería la genialidad de todos los genios juntos a la vez.
P. ¿Y usted?
R. Yo sería su ayudante. Como ahora.
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