Nairo Quintana: “Ganar el Tour este año es necesario y es justo”
El ciclista piensa que él y su equipo están preparados para la victoria
A finales de febrero de 2016 en Colombia, Nairo Quintana ya sabe que si gana el Tour le resultará muy difícil seguir viviendo como vive, en un apartamento junto al estadio de Tunja y el centro comercial, seguir siendo una estrella local y global. “Lo he pensado y nos estamos preparando, porque posiblemente llegue el caso y pueda ser muy difícil vivir aquí por las masas que lo quieren a uno, ¿no?”, dice.
Las masas quieren a Nairo y Nairo quiere a las masas, y los amores se multiplican. “Yo no soy responsable de nadie, pero en cierta forma es un compromiso no adquirido sino adjudicado por la gente en una burbuja falsa. No tengo compromiso más que con mi mujer y responsabilidad solo con mi familia, pero por el tipo de persona que soy he sido siempre muy de la gente, y al ser muy de la gente, la gente espera de uno. Muchos me dicen que su vida es como una carrera por etapas mía, intentar sobresalir, luchar, trabajar y ser el mejor para poder. Algunos han salido de sus problemas emocionales o de su cuerpo enfermo y han alcanzado su fortaleza como imitación a mí. Eso me hace sentir orgulloso y me compromete a seguir haciendo las cosas bien para darles más alegrías”, dice. “Piensan que hago milagros. Me dicen que toque a sus hijos para que sean tan exitosos como yo...”
El carisma
Y Nairo, con el carisma a cuestas, el peso de saber que todos quieren ser él, quiere a Tunja. “Estoy aquí por mi familia y por el entrenamiento. Es un paisaje bueno, sin contaminación, una temperatura muy mantenida todo el año y estoy en altura [2.800m], y estoy con mi familia, primos, hermanos, papás, abuelos, y eso me agrada. Aquí no vivo mal… Y también vivo en Montecarlo. Tengo la capacidad de mantener las raíces y volar fuera. Estando allá me puedo dar la vida de lujo, y cuando me la quiero dar me la puedo dar sin problemas. Y aquí también hay vida de lujo. Aquí al lado tenemos un hotel donde te cuesta 15.000 euros la noche”, explica. “Soy un ciclista que vive muchos días fuera de casa, y no quiero perder mi familia, y no pierdo mi familia sin perder mi trabajo. Esto es muy importante para mí. Yo no puedo llevar a sobrinos, hermanos, mi mamá, mi papá, a Montecarlo al piso 30 de un bloque, porque allá se mueren”.
El amor mutuo no es acrítico. A Nairo le duele el cuello de los achuchones de su fanaticada y a estos le duele que no gane el Tour y le dicen que es como Miss Colombia, que siempre queda segunda en Miss Universo...
“Quedar segundo es muy difícil, sí, y tiene valor, pero al final le duele a uno estar ahí y no ganar. Es un reto grandísimo, y es un paso muy necesario poder ganar el Tour”, dice el dos veces segundo. “Pienso que ya es necesario y que es justo además. Viendo los antecedentes y con un año más de madurez creo que estamos preparados, y, de hecho, ya me siento más formado. Sé lo que tengo que hacer, conozco mi trabajo, lo sé. Y aquí, en Colombia, no me pasa lo que me pasa en Europa. Un día entrené dos horas, volví a la casa y me pasé todo el día mirando por la ventana a ver qué hora anochecía para dormir, esperar a otro día para cuatro o cinco horas y nuevamente. Así me acostumbraron a vivir mis padres, trabajando, y mi trabajo es ser ciclista”.
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