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Bruno sentencia al Valencia

Un gol de falta del capitán da la victoria a un equilibrado Villarreal que acaba el año en puestos de Champions

Bruno Soriano celebra el gol del Villarreal.
Bruno Soriano celebra el gol del Villarreal. Domenech Castelló (EFE)

Bruno Soriano, símbolo y alma del Villarreal, ejecutó al Valencia con un lanzamiento de falta directo en un derbi más disputado que jugado, con más pasión que fútbol. Dotado para lo fino y lo grueso, el capitán amarillo dirigió la victoria del equipo de Marcelino que acaba el año en puestos de Champions, distanciando al Valencia en 11 puntos. En El Madrigal ya han caído el Madrid, Atlético y Sevilla. Fernando Roig y su séquito están felices.

Puso de relieve el Villarreal la indefinición y la falta de personalidad actual del Valencia, que sigue sin encontrarse con Gary Neville en la dirección, víctima de una nefasta planificación deportiva, con una plantilla con menos recursos de los aparentes, con millones malgastados en futbolistas de cuestionable calidad, con sus mejores jugadores lejos de su mejor nivel. Todo lo contrario que el Villarreal, que sabe quién es, con una visión y misión clara, con futbolistas que crecen y se revalorizan a las órdenes de Marcelino. Un grupo cohesionado con los conceptos claros y definidos.

Villarreal, 1-Valencia, 0

Villarreal: Aréola; Mario, Musacchio, Víctor Ruiz, Adrián Marín; Jonathan dos Santos (Nahuel, m. 66), Trigueros (Pina, m. 74), Bruno, Denis Suárez; Soldado y Bakambu (Leo Baptistao, m. 79). No utilizados: Barbosa; Rukavina, Samu García y Samu Castillejo.

Valencia: Doménech; Barragán (Santi Mina, m. 69), Vezo, Santos, Abdennour, Cancelo; Danilo (Piatti, m. 74), Parejo (Fran Villalba, m. 86), André Gomes; Negredo y Alcácer. No utilizados: Ryan; Orban, Javi Fuego y De Paul

Goles: 1-0. M. 64. Bruno.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a André Gomes, Barragán, Soldado y Fran Villalba.

Unos 20.000 espectadores en El Madrigal.

Precavido ante la calidad del rival, en plena búsqueda de una identidad propia, en El Madrigal formó Neville con una línea de tres centrales (Vezo, Santos y Abdennour) y dos carrileros profundos (Barragán y Cancelo), y con Negredo y Alcácer formando pareja en ataque. Contención y pegada. Buscaba el técnico inglés contrarrestar el poderío ofensivo del Villarreal, con su dibujo táctico innegociable, el 4-4-2, y su once clásico, salvo la entrada del juvenil Adrián Marín por el lesionado Jaume Costa, que tan buen rendimiento le está ofreciendo.

Con el esférico en sus pies, comenzó el cuadro de Marcelino gobernando el encuentro. A los tres minutos del inicio ya contaba con dos ocasiones en sendos disparos de Jonathan dos Santos y Soldado. La primera llegada del Valencia al área de Aréola se produjo pasado el cuarto de hora. El balón, la intención, la sustancia del choque pertenecían al Villarreal, con un plan predeterminado, una propuesta firme, una idea clara de juego. El Valencia, a la espera sin más, incapaz de enlazar tres pases consecutivos, sin elaborar el juego, con prisas por hacer llegar el balón a Negredo y Alcácer.

A partir de su poblado sistema defensivo, tuvo la virtud el conjunto de Neville de saber frenar a los de Marcelino, de negarle los espacios en las zonas calientes del ataque amarillo, de proteger a Doménech que vivió un primer acto sin apenas sobresaltos. Tampoco los tuvo Aréola.

El Valencia dio un paso adelante en la segunda mitad, lo que propició una nueva perspectiva al partido, más abierto, con mayor ritmo. Entendió el equipo che que un nuevo empate no le saciaba ante un Villarreal que no negocia los tres puntos. En una pérdida en el centro del campo llegó la primera ocasión del Valencia tras una internada de André Gomes que no pudo salvar a Aréola. Comenzó a creer el conjunto de Neville en sí mismo y en sus posibilidades. Cancelo y Barragán se atrevían a llegar a la línea de fondo, mientras André Gomes y Parejo asumían protagonismo en el partido, minimizando las prestaciones de Bruno y Trigueros multiplicándose los centrocampistas amarillos en labores defensivas.

En la encrucijada, el Villarreal encontró el camino a la victoria a balón parado. Santos cometió falta sobre Soldado al borde del área valencianista. Y Bruno, con potencia y maestría, situó el esférico en la escuadra defendida por Doménech, sorprendido con el lanzamiento del capitán del Villarreal, un futbolista mayúsculo.

Respondió el Valencia con energía, necesitado de cambiar el guión, presente ya en campo contrario, entrando en el terreno de juego Santi Mina y Piatti, aguardando el Villarreal que sabe manejarse en cualquier registro, también replegándose y lanzando contragolpes. Supo retener el triunfo el conjunto de Marcelino que se concluye el año con certezas y en la cuarta plaza. Las dudas siguen en el Valencia.

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