La feliz navidad del Deportivo
La puntería de Lucas Pérez, que iguala un récord de Bebeto al marcar durante siete partidos consecutivos, abre el partido ante un Eibar sin pegada
En tiempo de balances Eibar y Deportivo pueden mirar hacia donde estaban hace un año y brindar por una feliz Navidad. El ejemplar equipo vasco se va al festivo receso con un punto más que entonces y con bastantes menos de confianza, que bien recuerda lo que pasó después. Lo del cuadro gallego es más impactante. Había llegado a aquel parón con 13 puntos, hoy lo hace justamente con el doble, con 26 y en puestos europeos. El Deportivo se dispara porque es complicado meterle mano: sólo ha cedido dos derrotas, detalle que le sitúa a la altura tan solo de Barcelona y Atlético.
Acabó derrotado, pero al descanso el Eibar ya se fue con malas sensaciones. Había empujado a su rival hacia atrás, había tenido más la pelota y disfrutó de su manejo en las inmediaciones de la portería del Deportivo, pero estaba por debajo en el marcador y sin que apenas se hubiera visto a Lux más que para atajar centros o balones al área, blindado por el fenomenal despliegue defensivo de sus compañeros, particularmente de sus centrales. Ese primer pasaje había resumido lo que es el Deportivo, un equipo sostenido en un magnífico entramado y que con balón acostumbra a prescindir de los mediocentros como lugar de paso. Zaga y desmarque compendian lo que promovió una vez más Víctor Sánchez del Amo. Resulta vistoso cuando Lucas Pérez, siempre al filo del fuera de juego, encuentra nutrición, pero también se convierte en una infumable sucesión de inocuos pelotazos cuando desde atrás no hay puntería en el pase o el receptor no acaba de encontrar los espacios. En tres cuartos de hora le llegó una. Le sobró.
El Eibar se acomodó en ese escenario porque además jamás mostró complejos. Le faltó resolución y cuando la tuvo remató Borja Bastón en fuera de juego a la red. Fue al final de la primera parte, un minuto demoledor para el Eibar porque en la respuesta a esa acción el árbitro apreció falta en un choque de Riesgo con Lucas Pérez en el área y el goleador local abrió el marcador gracias al primer penalti que le pitaron al Deportivo en lo que va de campeonato. Marcó otra vez un delantero que toda su infancia evolucionó en el fútbol base coruñés sin llegar a ser captado por el primer equipo de su ciudad y que el pasado verano pagó 1,5 millones de euros al Paok heleno para reclutarlo en propiedad. Hoy igual vale diez o doce veces más. Ayer marcó su duodécimo gol en 16 partidos y se sentó al lado de un mito como Bebeto, el único jugador del club blanquiazul que había visto puerta en Primera durante siete partidos consecutivos.
Con el movimiento del marcador nada apuntaba a que el partido virase porque uno estaba a gusto bien armadito atrás y el otro debía atacar. Cambió cuando el Eibar comenzó a boquear, cuando le empujó más la ambición por buscar el empate que otros argumentos, frustrado por tanta iniciativa sin claridad, apenas con un lejano chut de Escalante junto al palo como bagaje. Tampoco el Deportivo estaba para fruslerías, pero justo cuando su rival pareció flaquear, cuando daba la sensación de avanzar hacia un mayor sosiego, se encontró con la expulsión de Luisinho y más de veinte minutos para remar hacia victoria. La superioridad numérica le llegó al Eibar cuando ya conducía en la reserva. Y le golpeó Arribas con otro gol, un testarazo en el segundo palo que golpeó en Escalante para entrar manso a la red. Fue en ese tramo final cuando se percibió todavía mejor al Deportivo: aun con un hombre menos ni le hicieron cosquillas.
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