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Muere Jonah Lomu, la primera superestrella del rugby mundial

El neozeolandés, un portento que deslumbró en los noventa, sufría una enfermedad renal

Lomu en un partido con Nueva Zelanda en 1998.Foto: reuters_live | Vídeo: WILLIAM WEST (AFP) / Reuters Live
Pablo de Llano Neira

No era un jugador de rugby. Era un tanque, era un bulldozer, un búfalo mezclado con un bisonte, un camión de mercancías que venía sin frenos cogiendo velocidad desde una larga carretera de Nueva Zelanda. 1.96 metros y 120 kilogramos de músculo en su mejor momento, cuando deslumbró con su país en la Copa del Mundo de 1995 en Sudáfrica, primera superestrella del rugby, el grande, hercúleo, mítico Jonah Lomu ha fallecido a los 40 años de edad.

Enfermo desde los noventa por un problema renal que lo acabo retirando, Lomu ha muerto este miércoles de manera imprevista, según han informado su familia y la Federación de Rugby de su país. El legendario jugador de los All Black había llegado a Nueva Zelanda el martes de un viaje a Reino Unido, detalló a una televisora un portavoz de los Lomu antes de romper a llorar.

En un tuit, el director de la Federación escribió: "Estamos en shock, profundamente tristes, por la muerte repentina de Jonah Lomu". El primer ministro neozelandés, John Key, comunicó: "Los pensamientos del país entero están con su familia".

Lomu reventó el mundo del rugby en 1995 sumando siete ensayos en varias actuaciones espectaculares. En especial, la semifinal contra Inglaterra, en la que logró cuatro ensayos. Las imágenes del número 11 de los All Blacks, enfundado en el sobrio uniforme negro, apartando de su camino a los ingleses de un manotazo, o pasándoles por encima como un tractor, tirando carreras a una velocidad desconcertante para su tamaño con cambios de ritmo como fintas de Muhammad Ali, han quedado impresas en la memoria de los aficionados al deporte. En el mundial de 1999 anotó otros ocho ensayos, lo que le dio el récord en solitario de ensayos en este torneo hasta que el sudafricano Bryan Habana lo igualó este verano en el mundial de Inglaterra.

Lomu anota un ensayo ante Inglaterra en 1995.
Lomu anota un ensayo ante Inglaterra en 1995.IAN WALDIE (reuters)

El lunar de su carrera fue no llegar a conquistar la Copa del Mundo pese a sus extraordinarias actuaciones individuales. El torneo de 1994 parecía destinado a ser suyo pero en la final Sudáfrica, el equipo anfitrión, en teoría inferior a Nueva Zelanda, ejerció de David y derrotó a Goliat. Aquel fue un partido especial, con un potente elemento no deportivo: el campeonato fue el símbolo del final del apartheid en Sudáfrica y la victoria del equipo local fue un icono de la reconciliación nacional. "En la final no había 80.000 personas en el estadio", dijo Lomu. "Había 44 millones".

Su irrupción en 1995 y su explosiva carrera, de todos modos, fueron en sí mismos una revolución en la historia del rugby. Lomu llevó a este deporte a un nuevo peldaño de interés mundial.

Nació en Auckland el 12 de mayo de 1975, en un suburbio pobre. Debutó con su selección a los 19 años frente a Francia en 1994. Por velocidad y fuerza estaba llamado a ser delantero pero desarrolló su carrera como ala: Lomu era una locomotora que subía por el carril a velocidad de vértigo. Podía correr los 100 metros en 10,8 segundos. De alguna manera fue un fenómeno paralelo (en tiempo y forma) a Ronaldo Nazario en el fútbol. Los dos, cada uno en lo suyo, rompieron los esquemas de la relación fuerza-velocidad-habilidad. 

En 1996 le diagnosticaron una enfermedad degenerativa de origen genética conocida como síndrome nefrítico. Con una medicación muy agresiva, pudo seguir jugando al rugby y aún menguado siguió haciendo temblar a los rivales. La enfermedad fue minando su organismo. Para retrasar el trasplante se sometió a sesiones maratonianas de diálisis que le fueron reduciendo la movilidad del tren inferior hasta el punto de ponerlo al borde de la silla de ruedas. En 2004, a los 28 años, el titán maorí que apartaba rivales como ramas de un árbol apenas podía subir los escalones de casa. Por fin, se sometió al trasplante y dejó definitivamente el rugby.

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