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“Una enzima que elimina el cansancio”

Comienza en Bilbao el juicio al médico Marcos Maynar y al entrenador de Urdaibai, acusados de dopaje para ganar la Bandera de la Concha de traineras en 2010

Carlos Arribas
Urdaibai celebra la victoria de 2010 en San Sebastián.
Urdaibai celebra la victoria de 2010 en San Sebastián.JAVIER HERNÁNDEZ

El día de verano de 2010 que Marcos Maynar se presentó a los remeros de Urdaibai, el club de traineras de Bermeo (Vizcaya), les dijo que había inventado una enzima que evitaba que los brazos dolieran, y lo demostró colgándose de una barra y diciendo que podía estar 15 minutos sin sentir nada; también les dijo que no creyeran nada de lo que leyeran de él en Internet, que todo era porque algunos medios de comunicación le querían denigrar, y, para terminar, como mayor prueba de su capacidad, les prometió que si no ganaban la bandera de la Concha, el gran título que todas las traineras ansían, él no cobraría nada. Después, Maynar siguió en una zodiac su entrenamiento y, terminado, les puso a todos varias inyecciones, en la tripa y en los hombros.

Pocas semanas después, camino de la Concha, donde disputaban una prueba de clasificación, se detuvieron las dos furgonetas del equipo. Los remeros fueron pasando uno por uno a una de las furgonetas, la que tenía los cristales tintados, donde el entrenador, José Manuel Francisco, les abría en el brazo una vía en la que introducía una jeringa. Los remeros solo tenían que presionar el émbolo de la jeringuilla hasta el fondo para introducir en su organismo un líquido amarillo verdoso. Así se lo dijo a un fiscal uno de los remeros del equipo.

El 12 de septiembre, Urdaibai ganó la bandera de la Concha, la primera de su historia; José Luis Korta, el entrenador de Kaiku, la embarcación derrotada, proclamó aquel domingo de verano “un día triste para el remo” y en aquel momento se abrieron los cielos y se desató la gran tormenta en el tradicional mundillo de las traineras, obligado de repente a afrontar un problema que siempre negaba, el del dopaje. Cinco años después, Marcos Maynar, del que el fiscal sospecha que cobró 60.000 euros, es uno de los 10 procesados que se sentará a partir de hoy en el banquillo de un tribunal de Bilbao acusado de dopaje. El fiscal solicita para cada uno de ellos dos años y seis meses de cárcel, una pena que supondría su ingreso en prisión.

El juicio pondrá a prueba la solidez tanto de la ley que penaliza el dopaje como del testimonio de uno de los remeros de Urdaibai, el rumano Andrei Banica, el único con valor para romper la ley del silencio y apoyar la denuncia inicial, presentada por Korta un mes después de la Bandera. Banica declarará en la vista como testigo protegido.

Intentos de agresión

Del relato de Banica, quien sufrió intentos de agresión por parte de sus compañeros por negarse a pincharse como los demás y por no sumarse a una denuncia contra Korta en los juzgados, nació la investigación retroactiva de la Guardia Civil.

Antes de que llegara Maynar a Urdaibai para sustituir al médico colombiano Alberto Beltrán, quien dejó al club y al equipo Xacobeo Galicia de Álvaro Pino después de que varios corredores de un equipo portugués a los que aconsejaba dieran positivo, las inyecciones las ponía directamente el entrenador, Francisco. Korta sospechaba cómo funcionaba Urdaibai desde 2003, cuando Francisco, técnico gallego, entrenaba Astillero, en el que todos sus remeros contaban con una autorización de uso terapéutico de sustancias controladas. Después, en 2009, un amigo, directivo de un equipo ciclista, le comentó que le había llamado un entrenador de traineras gallegas preguntándole si podía recomendarles “un médico valiente”. Por eso Korta se atrevió a expresar su tristeza y a hablar de dopaje tras perder la Bandera. Por los insultos que sufrió, los intentos de agresión, por la indiferencia de la federación ante sus denuncias, el caso acabó en la fiscalía.

Banica le habló al fiscal de Maynar y de Beltrán, a quien un año después detuvo la policía en el aeropuerto de Barajas con sustancias dopantes, y los investigadores rastrearon el origen de las sustancias inyectadas. Rastrearon las cuentas del club y encontraron unos pagos de unos 3.000 euros a una mujer de Córdoba y a una farmacia de Cáceres (la ciudad en cuya universidad Maynar es profesor) que les llamaron la atención. Descubrieron también que desde Córdoba habían llegado dos paquetes a la oficina bancaria de Bermeo en la que trabajaba Josu Zabalondo, presidente de Urdaibai.

Identificada y detenida la remitente, la misma persona que recibió los pagos, esta reveló a la Guardia Civil el contenido de los paquetes: EPO y Aranesp (otro tipo de EPO). También dijo esta persona, Teresa Mesa, que a ella la llamaron del club de remo diciendo que Maynar les había dicho que ella, la mujer de un exciclista y ahora policía nacional, Antonio Arenas, a quien conoció cuando llevaba su equipo, podía proveerles de lo que necesitaran, y que ellos vendían a muchos deportistas.

Otro paquete que rastrearon procedía de Cáceres y había sido remitido por el propio Maynar. Según la declaración de la farmacéutica que lo dispensó contenía nandrolona, insulina, hormona luteinizante y otras sustancias dopantes. También se registraron envíos de dos farmacias de Andorra.

Hoy debería ser un día feliz para Korta. Y si no es un día de felicidad es, al menos, un día de esperanza, pues su denuncia se hace juicio. Más que felicidad porque la realidad diera razón a su denuncia, el entrenador de Kaiku confía en que la investigación no se quede aquí y permita abrir otras para descubrir la extensión del dopaje a más embarcaciones, derivadas de esta historia y que no se siguieron.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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