La Nueva Zelanda más experta busca redención
McCaw y Carter lideran ante Francia, su verdugo en Cardiff en 2007, una alineación neozelandesa que roza el millar de internacionalidades
Ocho años atrás, Jean-Baptiste Élissalde firmó un sprint glorioso, convertido en herida eterna para el rugby neozelandés. El tiempo estaba cumplido en el Millennium Stadium de Cardiff y los All Blacks habían dejado escapar su último comodín para la salvación. El medio-melé francés recogió un oval que solo necesitaba patear a la banda para llevar la encomiable remontada gala a la historia. Y quiso disfrutar su momento, acelerando hacia el lateral para patear a la eternidad. Un recuerdo negro para aquella Nueva Zelanda intratable, obligada a jugar de gris porque Francia había vulnerado el código de vestimenta, presente en la leyenda de dos iconos como Richie McCaw y Dan Carter. Lejos del olvido, los campeones de 2011 esgrimen esa experiencia como arma, la de una alineación titular que suma 988 internacionalidades, el currículo más amplio en cualquier encuentro a vida o muerte en un Mundial.
Carter y McCaw han aguantado el paso de los años en medio de la excelencia, pero la huella de aquella noche impregna cualquier resquicio. “Todo el mundo está realmente emocionado, la atmósfera está creciendo y es el momento en el que necesitamos que los chicos grandes den un paso adelante”, ha asegurado este jueves su técnico, Steve Hansen, responsable del ciclo con el mejor porcentaje de victorias de la historia: apenas tres derrotas en cuatro años.
Hansen no quiere plantearlo, pero ambos dejarán la selección tras el torneo, y no quieren hacerlo en Cardiff. “Ni siquiera piensan en sí mismos, solo tienen en cuenta al equipo. Y esa es una de las razones por las que los All Blacks han sido capaces de hacer lo que han hecho durante tanto tiempo”, replica Hansen, tajante en lo referente a las despedidas. “Es un tema que no se ha mencionado y que no se va a mencionar. Cuando llegue el momento y hayan jugado su último partido, nos enfrentaremos a ello”.
Será el séptimo choque mundialista entre ambos equipos, la cita más repetida. La mayoría, en los momentos más nobles. Los dos títulos de Nueva Zelanda (1987 y 2011) fueron con el XV del Gallo como subcampeones; Francia escribió los dos capítulos más prestigiosos de su rugby ante dos escuadras oceánicas probablemente más fuertes de las que levantaron la copa; en las semifinales de 1999, contra un Jonah Lomu que todavía intimidaba después de asombrar al mundo cuatro años atrás, y en 2007, con Thierry Dusautoir como gran ejecutor.
Poco debe sorprender a los neozelandeses después de tantas batallas. Ninguna pareja de centros ha jugado tantos partidos como Ma'a Nonu y Conrad Smith (60). Y nadie como el primero, que jugará su decimoquinto encuentro ante Francia, para entender el desafío físico de los galos, una trampa entre melés para enjaular a las gacelas neozelandesas en las trincheras, prodigios como Julian Savea o Nehe Milner-Skudder. “Tienen una de las mejores melés del mundo y necesitamos mejorar la nuestra porque, probablemente, no hemos estado a nuestro nivel durante el torneo”, ha analizado Dan Coles, parte de una delantera que no podrá contar con Tony Woodcock, que dejó el Mundial por lesión. Otro de los expertos, de los que vieron correr a Élissalde hacia el infinito en Cardiff.
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