La pegada de España sub-21 fulmina a Georgia con un festival de goles

La tarde no invitaba al espectáculo. Frío, lluvia, un ambiente gélido en las gradas. La visita a Georgia de la selección española sub-21 se presentaba como un examen más complicado de lo que indica a priori el pedigrí futbolístico de los caucásicos. A Albert Celades, técnico de La Rojita, esto no le cogió por sorpresa. "Han dado mucha guerra en todas las generaciones y va a ser un partido trampa", advirtió el viernes pasado antes de viajar a Tblisi.

Desde el primer minuto, el partido no tuvo un dueño claro. España luchaba por la posesión. Por jugar incluso con la sordina puesta en muchos lances del primer acto. Todo esto en un encuentro que, a los cincos minutos, contaba con dos goles en el marcador. Se adelantaron los de Celades en el primer minuto con un cabezazo de Munir y Georgia empató 180 segundos después tras una pifia defensiva, incapaz de despejar un balón parado llovido del cielo y que botó en el área chica de Kepa.

El balón corría como un rayo por el césped. A España le costaba controlar y moverse en el hielo que se había convertido el estadio georgiano. Volcó el juego por la derecha. Deulofeu fue un puñal por ese costado. Ante la impotencia de la pareja de baile que le había tocado, el seleccionador caucásico llegó a colocar hasta tres ayudas para que el catalán dejara de gobernar el flanco diestro. Pese a las internadas, el partido llegó al descanso igual que a los cinco minutos. Ningún tiro más a puerta y el electrónico alumbraba el 1-1.

Georgia le discutió a España el dominio. Apretó la línea de defensa y la de medios para no dejar huecos a una Rojita que tiene grandes peloteros en la sala de máquinas. Óliver, Saúl y Asensio intentaban dar sentido al ataque, pero no lo conseguían. Tan poco se arrugó el equipo de Tblisi que le metió el susto en el cuerpo a Celades. Un zurdazo de Lobzhanidze desde unos 20 metros, que entró por toda la escuadra, incendió a los pocos aficionados que fueron a apoyar a su selección.

Por suerte para la sub-21 española, el fuego lo apagó en cuatro minutos. Si en el 60 estaban por debajo en el resultado, en el 66, con un gol de Asensio y otro de Mayoral —que llevaba escasos cinco minutos sobre el césped—, los de Celades ya mandaban. La pegada volteó el encuentro y fulminó el nervio competitivo de Georgia. Se abrieron los espacios y se quedaron sin reacción.

Munir y Ceballos subieron hasta cinco los goles de España. Cinco dianas en ocho disparos a puerta. Una efectividad tremenda y que no demostraron en la victoria contra Estonia en el primer partido de clasificación para el Europeo de 2017. Los de Celades suman tres puntos vitales —solo el primero de grupo tiene pasaporte para el campeonato— y ya tienen en el punto de mira a su próximo rival. Se miden contra Suecia el próximo martes en Tenerife.