La amenaza de ‘Kleine Erbse’
El obstinado Chicharito vuelve al Camp Nou en busca del gol. En México se preguntan si ha dado un paso atrás por jugar en Alemania
En las innumerables tertulias deportivas mexicanas —a todas horas en la televisión, la radio, el Congreso, los taxis, los manicomios— se preguntan si Javier Hernández, Chicharito (Guadalajara, 1988), habrá dado esta temporada un paso atrás recalando en el Bayer Leverkusen tras haber militado en equipos de tanto renombre como el Manchester United o el Real Madrid. El delantero centro con más gol que ha producido México desde Hugo Sánchez, ajeno al ruido exterior, amenaza el Camp Nou con el fervor que profesan en éxtasis los devotos de la portería contraria.
En Alemania están descubriendo que hay mexicanos que pueden ser más metódicos que un cartero de Düsseldorf. Chicharito, un chico con cara de no haber roto un plato en su vida, listo, creyente y seguidor de la virgen de Guadalupe, aterrizó este verano en tierras de North Rhein Westfalen después de un buen tiempo a la sombra. En Leverkusen no salen de su asombro al ver que el ánimo del futbolista no se decae con el error y el desacierto, ni pese al arqueo de cejas de Van Gaal. Es uno de esos atacantes que en una mala racha puede fallar un gol a puerta vacía pero que enchufado puede colocar un melón en la escuadra. No se deprime porque ni si quiera se sienta en el diván. Perseverante, el delantero que ha hecho nueve goles en 33 partidos en la Liga de Campeones con tres equipos distintos, ha pasado de Inglaterra a España, y de ahí a orillas del Rin, siempre en busca de oportunidades y a la caza del gol, que al fin y al cabo es de lo que se trata su oficio.
Kleine Erbse, como le ha bautizado la prensa alemana traduciendo chicharito (diminutivo de guisante), llega a la Cataluña post-electoral con el ánimo encendido después de haberse estrenado como goleador en la liga alemana frente al Mainz. Considerado un rematador de primer toque, un economizador de recursos como en su día también lo fue Hugo, extraña que su primer tanto lo consiguiera tras culminar una jugada que inició él mismo casi en el centro del campo, tras dejar atrás a dos rivales. Sin duda es una señal de que el muchacho tiene confianza. Su suplencia ante el Werder Bremen hace pensar que en Barcelona, donde se le recuerda poco y más bien como un suplente del Real Madrid sin mayor trascendencia, tendrá una nueva reválida. Sin Messi y con un equipo blaugrana disminuido por el liviano fondo de armario, parece una buena oportunidad para los obstinados como Chicharito.
En una liga donde se premia el esfuerzo tanto como el talento, Hernández parece haber encontrado su sitio. La Bundesliga es una competición al alza. Los campos están llenos y Guardiola produce titulares —deportivos o políticos— que dan la vuelta al mundo un día sí y otro también. Los alemanes se interesan por los detalles más íntimos de su vida, como que va a misa, que es hijo y nieto de futbolistas mexicanos que defendieron a su país en los mundiales o que sale con una periodista española. Sin embargo, nada parece descentrar a Chicharito. Kleine Erbse solo está casado con el gol.
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