Desconsuelo por Rafinha
El brasileño será operado de una rotura del ligamento externo de la rodilla derecha que le tendrá seis meses de baja. El Barça no puede sustituirlo por la sanción de la FIFA
La entrada de Nainggolan fue tremenda y Rafinha oyó crujir su rodilla derecha tan pronto como sintió el contacto con el centrocampista de la cresta tricolor de la Roma. Justo entonces, supo que no había vuelta atrás, que su tremendo comienzo de temporada terminaba sobre el césped del Olímpico de Roma, apenas 56 segundos después de sustituir a Rakitic en el minuto 61 del estreno azulgrana en la Liga de Campeones. No volverá a jugar en seis meses. Los primeros presagios sobre la trascendencia de su lesión quedaron reflejados en la cara de un médico al que Luis Enrique no permite hablar para no dar información a los rivales, según se afirma en el propio Barça. No hizo falta la palabra del doctor porque todo estaba dicho, empezando por el técnico: “Es una lesión muy fea”. El jugador será operado la próxima semana por el doctor Ramon Cugat.
Rafinha abandonó el campo en camilla y dejó Roma con muletas, con la rodilla comprimida por un vendaje y un semblante sorprendentemente sereno. Puso el pie en el suelo, pero era un espejismo, porque algo estaba roto. Llegó a Barcelona acompañado por su padre, Mazinho, y se fue a una clínica, donde metió la pierna en una máquina de resonancia magnética y pasó una prueba que no dejó dudas: rotura del ligamento externo de la rodilla derecha, que precisará de intervención quirúrgica en cuanto remita la inflamación. Los mejores pronósticos auguran que difícilmente volverá a jugar en medio año.
Un problema monumental para Luis Enrique. Rafinha es un futbolista de la máxima confianza del entrenador, que pidió su regreso del Celta y que le ha convertido en el jugador número 12, a veces delantero y en ocasiones centrocampista, titular en partidos tan exigentes como el del sábado pasado en el Calderón.
Hola Rafinha, lo siento por la mala noticia, no fue mi intención hacerte daño” Nainggolan, jugador de la Roma
La lesión del centrocampista, que negocia la ampliación de su contrato con el Barça después de debutar la semana pasada con Brasil, debilita a una plantilla ya muy corta a consecuencia de la sanción de la FIFA. El castigo especifica que el club no puede inscribir jugadores en las dos últimas ventanas del mercado —en enero y junio pasados— y el Barcelona no deja de recibir negativas y amenazas cada vez que consulta con la FIFA. Así, cuando en verano pidió si podía fichar a un jugador en caso de mediar una larga enfermedad o una lesión grave, como es ahora el caso de Rafinha, la respuesta fue “no”. Las comunicaciones con el organismo internacional siempre son orales, nunca por escrito, circunstancia que ha provocado el enfado de la entidad azulgrana. Y más después de que cinco promesas hayan sido invitadas a abandonar La Masia. La FIFA también ha impedido que puedan jugar esta temporada 11 jóvenes talentos que aparentemente tenían regularizada su situación por la Federación Española de Fútbol.
El Barça sospecha que a la FIFA le han disgustado especialmente los fichajes el pasado verano de Aleix Vidal y Arda Turan, a pesar de que no podrán debutar, como mínimo, hasta el 4 de enero. La administración que hace la FIFA de la sanción ha descolocado a la entidad azulgrana, especialmente preocupada por la precariedad del plantel. El equipo ha perdido a Xavi y a Pedro, no puede contar con Arda y Aleix Vidal y tiene lesionados a Bravo, Douglas, Alves, Vermaelen y Rafinha, por distintos motivos, entre ellos la gira de pretemporada y los muchos partidos acumulados —especialmente, en los casos de los jugadores que disputaron la Copa América—. Hasta ocho bajas ha acumulado desde junio.
La lesión de Rafinha remite, por otra parte, a la que sufrió su hermano Thiago, jugador del Bayern de Múnich, quien en un vídeo sobre su recuperación explica: “La solución es no buscar culpables y volver a comenzar”. Nainggolan pidió ayer disculpas al volante azulgrana por Twitter: “Hola Rafinha, lo siento por la mala noticia, no fue mi intención hacerte daño”. El más joven de los Alcántara no estuvo ni un minuto en el campo después de participar en 25 encuentros la temporada pasada, 11 como titular. Se había convertido en el nuevo Iniesta, capaz de sustituir a cualquiera de los tres delanteros o de ejercer de volante, su puesto natural, igual que su hermano Thiago y su padre Mazinho.
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