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La hora del ‘alemán’

Un año después de aterrizar en Barcelona, Ter Stegen debuta en Liga contra el Atlético beneficiado por la lesión de Claudio Bravo

Ter Stegen, la semana pasada, ejercitándose con la selección alemana.
Ter Stegen, la semana pasada, ejercitándose con la selección alemana.FREDRIK VON ERICHSEN (EFE)

Andoni Zubizarreta se fue a Alemania a buscar a Marc-André Ter Stegen seguro de que no había mejor portero en el mundo para el Barça. Le avalaban las horas que se había pasado viéndole. En principio, la idea era que creciera a la vera de Valdés, pero el asunto le pilló a contrapié porque el de L'Hospitalet decidió marcharse. Sin embargo, no se arrugó el director deportivo, que siguió apostando por el alemán ante la junta, incluso con las reservas que despertaba en algunos miembros del consejo: los directivos conocieron al padre de Thibaut Courtois, que entonces defendía la portería del Atlético de Madrid, y consideraron al belga mejor opción. “De porteros saben, sí; pero de discoteca”, se escuchó en uno de los despachos del club, que finalmente incorporó a Ter Stegen.

Al banquillo del Barça llegó Luis Enrique y, de su brazo, Juan Carlos Unzué. El asturiano, aconsejado por su mano derecha, decidió que también quería a Claudio Bravo, un portero de reputada valía, internacional con Chile y con bagaje acreditado en la Liga tras haber jugado en la Real Sociedad. Unzué le había echado el ojo años atrás, tan así es que fue a por él cuando trabajaba al lado de Frank Rijkaard. Entonces, quien llegó al Camp Nou fue Pinto.

La competencia entre Bravo y Ter Stegen en Barcelona se decidió tras la lesión de este último en la pretemporada —una fisura parcial en una vértebra—, de modo que el percance le despejó al camino al chileno en Liga. Bravo lo hizo de fábula, tanto él como su defensa, hasta el extremo que fue galardonado con el premio Zamora, aquel que reconoce al arquero menos goleado (19 en su caso). Al mismo tiempo, el alemán mantuvo el nivel en la Copa del Rey y en la Champions. No solo fue capital en la consecución de los dos títulos, sino que encajó menos de un tanto por partido: firmó un promedio de 0,76 en competición europea (11 goles en 13 encuentros) y 0,62 en Copa Rey (5 goles en 8 partidos). Un año después de todo aquello, los giros del destino y del conocido como Virus FIFA dejan a Bravo en la enfermería con otra lesión (en el sóleo de la pierna izquierda) y colocan el foco encima de Ter Stegen con vistas al choque de esta noche (20:30 Horas, Canal + Partidazo). El germano debutará en Liga contra el Atlético.

El promedio de goles encajados por el teutón en la pasada Champions fue de 0,76 y de  0,62 en la Copa

“No voy a comparar qué aporta Pepe y qué aporta Lucas porque no sería bonito. Bravo, Ter Stegen y Masip tienen cada uno sus características y todos nos dan cosas”, aseguró ayer Luis Enrique, que en ningún caso quiso compararlos. “A Marc-André le veo muy bien desde la pretemporada, igual que a Masip”, añadió. Para el entrenador, los goles encajados por el de Mönchengladbach este verano (nueve en tres partidos oficiales), no entran en la ecuación a la hora de decidirse por uno u otro. “Normalmente, cuando se recibe un gol es en muy bajo porcentaje culpa del portero. Es responsabilidad de todos”, le defendió Luis Enrique. A pesar de la contundencia de sus palabras, fuentes del vestuario aseguran que los tantos recibidos esta pretemporada motivaron que el técnico le diera un ultimátum y lo fijara para este próximo miércoles, en Roma, en el estreno de la Champions. Una amenaza que quedará sin efecto porque Bravo estará de baja no menos de un mes.

“Yo lo que quiero es jugar, cuanto más mejor”, reclamó en su momento el Alemán, como así le llaman sus compañeros, que en muchos casos le adoran, sobre todo por la alegría y el buen rollo que transmite. Al margen de su jovialidad, los números que dejó el año pasado son definitivos: un 76% de acierto en sus intervenciones en un total de 21 partidos disputados. Entre Champions y Copa solo recibió 16 goles a la espera de estrenarse en Liga. “Es un porterazo”, dice Piqué. Hoy le toca demostrarlo en el Vicente Calderón.

Messi, del parto al Manzanares

JUAN I. IRIGOYEN

Luis Enrique lo dejó claro ayer: “Nos conocemos todos”. O sea, que hoy Leo Messi será titular en el Manzanares aunque no se haya ejercitado ni un minuto con sus compañeros desde que se interrumpió el campeonato por las convocatorias de las selecciones, hace semana y media. Se le esperaba ayer, a él y a Mascherano, de vuelta de los compromisos amistosos con Argentina, pero no asomó por la ciudad deportiva debido a que su mujer, Antonella, se puso de parto. Con permiso del entrenador, el delantero argentino asistió al nacimiento de su segundo hijo, en fecha tan señalada para los calatales como la del 11 de septiembre, Diada Nacional de Catalunya. “Siempre espero lo mejor de todos” avisó el entrenador. A su segundo hijo, Leo y su esposa han decidido llamarle Mateo.

El argentino, en cualquier caso, ha sido convocado para la visita al Manzanares, un partido para el que también ha sido citado el canterano Sergi Roberto recuperado finalmente de las molestias musculares en los isquiotibiales que le habían impedido entrenarse durante la última semana.

Luis Enrique, por el contrario, sigue sin poder contar con Gerard Piqué, que continúa cumpliendo sanción tras ser expulsado en el partido de vuelta de la Supercopa de España contra el Athlétic de Bilbao., El central, que ha protagonizado la última semana futbolística en España al ser silbado por la afición en Oviedo mientras jugaba con la roja, fue defendido ayer por su entrenador. “Piqué es un tío espléndido, muy sincero, muy original. Decir lo que dijo tiene su gracia. Somos mayorcitos y bendita sea la rivalidad. Después, que cada uno lo interpreta como quiera. A Guti se le mataba hace años por decir que quería que siempre perdiera el Barça pero sabemos la hipocresía de esta sociedad. Me parece patético pitar a un jugador de la selección”, aseguró el entrenador del Barcelona, que en su día defendió los colores del Real Madrid antes de fichar por el Barcelona, por lo que tuvo que soportar lo suyo.

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