Nadal: “No es mi año y lo acepto”
Por primera vez desde 2004, el de Manacor cerrará la temporada sin celebrar ninguno de los cuatro grandes. “Creo que voy a tener un buena base para el curso que viene”, dice
Luchar, caer, levantarse. La secuencia, a mayor o menor escala, se ha reproducido a lo largo del año, una y otra vez. “Durante mucho tiempo esta temporada me ganaron los nervios, la ansiedad. Hoy siento de nuevo esa actitud de intentarlo hasta la última pelota, así que eso ya es una mejoría. Lo tomo como algo positivo y sé lo que debo hacer de ahora en adelante”, exponía Rafael Nadal, después de caer contra Fabio Fognini en una intensísima batalla de pelotazos (3-6, 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4) que concluyó en la madrugada neoyorquina y le apeó en la primera semana del US Open, el último major del curso.
Volvió a caer Nadal demasiado rápido, demasiado pronto. Cedió cuando tuvo dos sets a su favor y su rival, propenso a los cortocircuitos, comenzaba a perder los nervios. Pero al final, Fognini estuvo soberbio. Remontó el duelo a base de zarpazos (al final, 70 ganadores) y descabalgó a un hombre que por primera vez en 10 años, desde 2004, no sellaba una campaña sin levantar al menos uno de los cuatro trofeos grandes del circuito. “Lo que realmente importa es que esta fue mi peor temporada entre todas esas. Es así de simple”, admitía el de Manacor, que desde 2005 (ante Roger Federer, en Miami) no entregaba un partido en el que dominaba por dos sets.
“No es mi año y lo acepto. Sólo tengo que luchar hasta el final de la temporada, sabiendo que he mejorado algo. Creo que voy a tener una buena base para empezar el año que viene”, valoró el número ocho del mundo, que esta vez, sobre todo durante los dos primeros parciales, sí ofreció indicios reales de haber encontrado la senda adecuada. “Al comienzo de la temporada tuve partidos realmente malos. Hoy cuando pierdo al menos es porque mi rival lo hace mejor que yo”, alegó.
“He mejorado, pero hay aún más margen de efecto y fuerza en la pelota que puedo alcanzar, tanto atacando como defendiendo con mi drive. Solo la mejora de las pequeñas cosas hace la diferencia al final. Necesito un poco más de todo para marcar diferencias, pero fue genial jugar todo el tiempo con esta lucidez e intensidad”, destacó ante los periodistas Nadal, aferrado a un proceso de reconstrucción personal que, dice, requiere de tiempo, de esfuerzo (ha participado en 17 citas en 2015, por las 12 de Novak Djokovic, las 13 de Roger Federer y las 15 de Andy Murray) y que le está costando no pocas magulladuras.
De aquí en adelante, su plan pasa por los torneos de Pekín, Shanghái (ambos en octubre) y París-Bercy (noviembre), por sumar puntos y asegurar su presencia en la próxima Copa de Maestros, en Londres. En la race, ahora mismo ocupa el séptimo lugar, con 3.625 puntos, por lo que tendría un billete en la mano. Su hoja de ruta incluye también la eliminatoria de la Copa Davis contra Dinamarca (del 18 al 20 de septiembre), tras charlar con la capitana, Conchita Martínez. “Si no pasa nada extraño voy a estar ahí. Nos podemos lesionar todavía”, concluyó.
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