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Kyrgios, de insolencia en insolencia

El australiano, que sesteó en su derrota frente a Murray en la 1ª ronda (7-5, 6-3 y 4-6 y 6-1), quebranta con sus estridencias y sus malos modos la caballerosidad histórica del tenis

Alejandro Ciriza
Kyrgios sestea en un descanso del duelo ante Murray.
Kyrgios sestea en un descanso del duelo ante Murray.Julio Cortez (AP)

Históricamente, el tenis está reconocido como un deporte pulcro, amparado en una normativa y unos códigos no escritos que garantizan el fair play y la buena imagen de este deporte. Salvo excepciones o casos muy concretos (algún chico malo, tipo John McEnroe, rupturas de raquetas o algún que otro exabrupto), los jugadores suelen tener un comportamiento inmaculado sobre la pista. Es la tónica general, más allá de algún que otro affaire puntual, pero hoy un día hay un joven dispuesto a volatilizar toda buena forma sobre la pista. Es Nick Kyrgios, 37º del mundo y nacido en Canberra (Australia) hace 20 años.

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Irrumpió en el circuito hace dos años, pero llegó a oídos del gran público en julio de 2014, cuando fulminó contra todo pronóstico a Rafael Nadal en los octavos de Wimbledon. El australiano, un tallo de 1,93, es un chico singular. Le delata su look, compuesto de una cresta, anillos, pendientes, cadenas, tatuajes y vestimentas más propias de un rapero que de un tenista profesional. En el backstage, suele portar además unos cascos enormes que le permiten aislarse, si no está bromeando con otros compañeros revoltosos, como Thanasi Kokkinakis o Bernard Tomic.

Más allá de su fachada, Kyrgios tiene unas cualidades extraordinarias para practicar su deporte. Es elástico, rápido y dibuja unos tiros diabólicos, cargados de fuerzas y efectos. Su futuro, dicen, es fabuloso. No ha levantado aún título alguno y en su registro de 2015 hay casi tantas derrotas como victorias (18-14), pero el pasado mes de junio ya alcanzó el peldaño 25 del ránking mundial y muchos esperan que sea uno de las referencias en un futuro no muy lejano.

"Solo me echaba una siesta, porque es muy bueno para la salud" Nick Kyrgios

El talento de Kyrgios es asombroso. Sin embargo, sus malos modales también. Tanto que poco a poco van empañando su trayectoria. Al margen de su actitud altanera y la aparente desgana con la que se mueve, está poniendo en jaque poco a poco todo esa distinción que caracteriza al tenis. De un año a otro, Kyrgios está traspasando la raya entre los políticamente incorrecto y lo inaceptable.

En Wimbledon ya recibió una triple sanción por discutir con el árbitro, insultos y aspavientos. En uno de ellos, estrelló su raqueta con tanta fuerza contra el césped que acabó golpeando a un espectador presente en la grada. En Londres y otras pistas ya se le conoce, pero recientemente dio una vuelta de tuerca. Durante su enfrentamiento en Cincinatti contra Stanislas Wawrinka, le soltó al suizo la siguiente frase: "Kokkinakis se ha acostado con tu novia, siento decírtelo colega". Stan no le escuchó en directo, pero advertido después, dijo: "Es decepcionante ver como un deportista y un compañero puede ser tan irrespetuoso, de una manera que ni siquiera podía imaginar. Lo que dijo que no se lo diría ni a mi peor enemigo. Es inaceptable".

VÍDEO: Kyrgios sestea durante el partido de primera ronda contra Murray.

Pese a pedir disculpas al suizo, Kyrgios advirtió: “No voy a dejar de mostrar mis emociones”. Y en esas sigue. En su duelo de primera ronda en Nueva York, saldado con una derrota contra el escocés Andy Murray, exhibió todo su repertorio. Protestó al juez Carlos Ramos, golpeó su raqueta en varias ocasiones y tiró el duelo con decisiones y tiros francamente incompresibles; además protestó por la ubicación de las luces. Pero lo mejor estaba por llegar. Después de ceder la primera manga, durante el receso, Kyrgios se dedicó a dormitar para asombro del público de Flushing Meadows.

"Espero que aprenda. No deseas ser recordado como un payaso, sino como un jugador" John McEnroe, extenista

"Solo me echaba una siesta, es bueno para la salud", adujo en la sala de prensa. "Sus payasadas son graciosas", dijo con ironía Murray. Todo el circuito contempla estupefacto los shows del australiano, que tiene una gran cantidad de detractores, pero apoyado también por personalidades como McEnroe. El estadounidense, ganador de siete grandes, viene defendiéndole desde hace tiempo porque entiende que aporta "aire fresco" al circuito e incomoda al establishment del tenis.

Pero incluso a McEnroe se le está agotando la paciencia. En unas declaraciones a la ESPN, Big Mac criticó el "estúpido" comportamiento de Kyrgios en su última presencia, porque cree que el tiempo pasa y que el australiano está empezando a desaprovechar su talento. "Espero que aprenda. Usted no quiere ser recordado como un payaso, sino como un jugador". Palabra de McEnroe.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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