Cabezas, cabecitas y cabezotas
24/08 Lunes
El mundo se rinde a Bolt, que acapara portadas en todos los medios, ya sean generalistas o deportivos. No es para menos, pues aunque aseguran que nació en Jamaica, yo apostaría a que es un marciano camuflado, de esos que aparecían en Men in Black. Mucho Bolt, pero también mucho Miguel Ángel López, flamante campeón de 20 km marcha. Tienen mucho mérito los marchadores. Se machacan como pocos, tienen que controlar durante horas el que no se te vaya todo a la porra porque has despegado a la vez los dos pies y te han visto los jueces y encima son un poco unos Billy Elliot, pues desafían estereotipos y hasta hace bien poco, convenciones sociales. Gente rara, que en lugar de optar por otras especialidades, eligen una donde no se les deja hacer algo tan natural como correr a toda pastilla. Encima mueven las caderas de una forma muy particular, lo que les habrá hecho receptores de algún que otro exabrupto. De todo ello habla M. A. López en la interesante entrevista que le hace Carlos Arribas y me da que el chaval tiene la cabeza bien amueblada. Tanto que da un enorme valor a la sicología, pues precisamente conoce a la perfección la necesidad de que su cerebro funcione correctamente. ¡Anda que en 20 kilómetros de soledad contigo y tu propio pensamiento, no hay tiempo para que se te vaya la pelota un rato!.
Hablando de correr, marchar y estas cosas, resulta que tenemos entre nosotros a una ¡cuádruple campeona mundial! Se llama Sandra Corcuera, y es la reina del retro running. Vamos, lo que se denomina correr para atrás, pero con el glamour de decirlo en inglés, que parece que suena mejor. Sí amigas y amigos, llega poco a poco el Retro Running. Resulta inevitable si hacemos caso a este artículo que habla de sus beneficios, pues sólo le falta que su práctica nos haga más guapos, altos y resistentes a la matraca de un político en campaña electoral (o sea, siempre). En unos años, en nuestros parques no veremos gente embutida en mallas yendo hacia delante como si les persiguiese alguien, sino hombres y mujeres desplazándose en sentido inverso a donde tienen los ojos, que si están por la parte delantera de nuestro cuerpo es por un error evolutivo.
25/08 Martes
Algún día alguien debería animarse a escribir un libro de historias de grandes borracheras de deportistas celebrando éxitos. Yo viví alguna (sin participar, que era abstemio) (joder, esto no hay quien se lo crea) que todavía recuerdo. Aunque en mi época, los que se llevaban la palma eran los soviéticos (y posteriormente rusos, lituanos en todo lo que se partió la URSS). Encontrarte a las dos de la mañana a tres tíos de más de 2,15 desmayados de tanto beber, desparramados en unos sofás de la recepción de un hotel alemán como yo ví a Sabonis (2,21) Belostenny (2,16) y Tachkenko (2,20) después de ganar un Europeo, puedo asegurar que es una imagen que llevaré fresca a la tumba. Tampoco debe escandalizar, pues después de tanta tensión, tanto esfuerzo, tanto control, qué menos que una vez terminada la competición, y si encima has triunfado, te puedas relajar un poco. El problema es que a alguno se le va la mano. El último caso, divertido sin duda, es el del polaco Pawell Fajdek, que vivió todo un Resacón en Pekín. Ayer ganó la medalla de oro en martillo y hoy se ha despertado algo espeso. Sentía que le faltaba algo y no sabía qué, hasta que finalmente se ha dado cuenta que no estaba su medalla dorada. Como en la película, ha ido reconstruyendo sus pasos hasta que la policía ha dado el taxista que le llevó al hotel en estado semicomatoso. Entre ibuprofeno e ibuprofeno ha dicho que se le había olvidado, pero el taxista dice que de olvido nada, que le pagó la carrera con la medalla. Sólo ellos saben lo que ocurrió (bueno, sospecho que el único que sabe lo que ocurrió fue el taxista, pues Pawell iba fino) pero si tuviese que apostar un euro, lo haría porque el conductor dice la verdad. Ya lo dijo claramente la añorada Cospedal: La droga es …!mala!.
26/08 Miércoles
Hagan juego señores. ¿Cuánto durará Balotelli en el Milán? Sí, ya sé que le han puesto reglas militares en su contrato de vuelta al equipo italiano, pero ¿valdrán para algo? Ya lo dice el refrán, la cabra siempre tira al monte, y se pueden contar con los dedos de una mano los casos de deportistas que con el historial de Balotelli, tras tantos años haciendo justo lo contrario que deberían hacer, de repente, a los 25 años y después de pasar por infinidad de equipos, se convierten en chicos razonables, templados y sensatos a los les entra la razón de un día para otro. Quizás mi escepticismo viene porque estoy viendo la serie Ballers (no es nada del otro mundo pero se deja ver bien) de los mismos que hicieron la añorada Entourage (El séquito) y que se sumerge en el mundo del futbol americano. Salen unos cuantos ballotellis jóvenes multimillonarios con poca formación y rodeados de familiares y amigos chupópteros, cuyas extravagancias y pasotes no tienen fin (uno hasta se compra un elefante por 300.000 dólares porque sí) poniendo en riesgo sus vidas profesionales y personales. Pero lo más frustrante es que incluso sabiéndolo, son incapaces de evitarlo y antes o después, vuelven a meter la pata. Sospecho, y ojalá me equivoque aunque lo dude, que esto será lo que le ocurrirá, más tarde o más temprano, a Super Mario.
El lunes nos volvemos a encontrar, con Agosto diciendo adiós con la manita. Todo pasa y todo queda que decía Machado y cantaba tan bien Serrat.
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