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MEMORIAS EN BLANCO Y NEGRO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

“¡Así, así, así gana el Madrid!”

Fue en El Molinón, en 1979, cuando la afición del Sporting inventó el cántico tras una polémica actuación arbitral

Almohadillas en El Molinón en el Sporting-Madrid.
Almohadillas en El Molinón en el Sporting-Madrid. EFE

El 25 de noviembre de 1979, el Madrid visitó al Sporting. Gran Sporting el de aquellos años. Tenía a Quini, formidable goleador, que más adelante pasaría al Barcelona, y varios otros jugadores locales extraordinarios que menudeaban en la selección. Y tres argentinos estupendos, los defensas Doria y Rezza y el extremo Ferrero.

La última visita del Madrid, el curso anterior, fue con la Liga en juego. Ganó el Madrid 0-1, gol de Santillana, y cogió una distancia sólida a siete jornadas del final. Una victoria sin objeciones… o no tanto. Nadie objetó la justicia del resultado, del que fue causante, sobre todo, García Remón, infranqueable meta madridista. Pero la semana anterior, el Sporting había regresado muy dolido de Salamanca, donde el árbitro García Carrión había expulsado a Doria y a Ferrero. La consecuencia fue que, aparte de traerse un pobre 0-0 entre las manos, el Sporting sufrió esas dos bajas para recibir al Madrid. Sobre todo la de Ferrero era fundamental.

El Madrid ganó finalmente la Liga con cuatro puntos sobre el Sporting, segundo. Nunca antes el equipo gijonés había estado tan cerca del título. Eso bullía aún en el recuerdo unos meses después, cuando le toca al Madrid visitar El Molinón en la jornada 11. Los dos siguen fuertes. Es líder la Real, con 16 puntos, el Madrid es segundo, con los mismos, y el Sporting, tercero, con 15. En Gijón se habla de las expulsiones de Salamanca. La tensión crece cuando se conoce el árbitro, Ausocúa Sanz, vallisoletano, que en la Liga anterior había montado un lío en la visita del Madrid a San Mamés: anuló un gol al madridista Aguilar para volverse luego atrás y concederlo. Aquel partido acabó 3-3.

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El partido tiene foco nacional. Durante la semana hay negociaciones para televisarlo, cosa que se discute hasta el mismo sábado. Al final, se da. Para el Sporting, es una primera victoria, porque va a cobrar por ello seis millones, más dos y medio de taquilla y uno de publicidad estática. Su presidente, Vega Arango, negoció bien.

El Madrid llega la mañana del sábado, en coche cama. Se entrena por la tarde en Mareo, la escuela del Sporting. Allí mismo se entrenó por la mañana el Sporting, concentrado en la instalación. Luis de Carlos, presidente del Madrid, hace relaciones públicas. Acude a Langreo, a dar una charla a peñas madridistas tras visitar una mina.

Hay ola de frío: cero grados a las ocho de la tarde, cuando empieza el partido. Con El Molinón lleno y toda la afición nacional ante la tele, saltan al campo los equipos. Novoa alinea a: Castro; Uría, Doria, Jiménez, Cundi; Joaquín, David, Mesa; Abel, Quini y Ferrero. (Castro, hermano de Quini, fallecería en condiciones trágicas y heroicas en 1993, en una playa cántabra, al salvar a un niño inglés que se ahogaba). Aguilar entró por Quini en el 82', y Rezza por Abel en el 89'. Aguilar era el del gol en San Mamés. En verano pasó del Madrid al Sporting. Boskov saca a: García Remón; San José, Benito, Pirri, Camacho; Ángel, Stielike, García Hernández; Juanito, Santillana y Cunningham. En el 38' salió Roberto Martínez por San José, ya se explicará por qué.

En el 6' llega la jugada que alborotará el partido. Ferrero encara a San José y le hace una clásica: le pasa el balón por un lado y le rodea por el otro. San José reacciona tratándole de obstruir y le lanza el codo para que no pase. Así le frena, en falta. Ferrero, enfadado, le da un empujón seguido de patada en la rodilla. San José cae y se duele. Ausocúa pita la falta… y expulsa a Ferrero. Este protesta, muestra que está sangrando por la nariz y la boca, pero Ausocúa se muestra inflexible. El público, cuando ve que Ferrero sale expulsado con la cara partida (la sangre es visible desde la grada), estalla. Tardará seis minutos en reanudarse el partido, por las sucesivas oleadas de almohadillas.

Y estalla el grito, espontáneo, unánime: “¡Así, así, así gana el Madrid!”. Desde las casas de toda España se percibe.

La grada estalló después de que Ferrero fuera expulsado con la boca rota tras una entrada de San José

El partido ya está malbaratado. Los dos equipos juegan nerviosos y con suciedad. Cada vez que San José toca el balón se arma un escándalo. En el 31', el Madrid, que está jugando mal, se adelanta, en un córner que lanza Cunningham y remata García Hernández, tras rozar Quini con la cabeza. El humor del público empeora.

En el 38', Boskov retira a San José, temiendo que le expulsen o le lesionen. Sale Roberto Martínez y recompone el equipo, metiendo a Stielike en la defensa y a Juanito en la media. No funcionará. Para más escándalo, en el 41' Benito entra fuerte a Mesa, Ausocúa acude y le muestra roja… para de inmediato rectificar y mostrarle la amarilla. (Luego justificará que su idea inicial era la amarilla, y que tiró de la roja por error). Ya es el colmo.

“¡ASÍ, ASÍ, ASÍ GANA EL MADRID!”. El campo es un trueno.

Al borde del descanso empata el Sporting, en remate de Joaquín al borde del área chica. Es el 1-1. Ya no habrá más partido. El segundo tiempo es un barullo. El Sporting, con 10 e irritado, no encuentra los caminos. Ferrero era su gran baza para abrir defensas. El Madrid se encajona atrás, apenas contraataca, está desdibujado por el cambio y el punto, a fin de cuentas, le sirve. Así acaba el partido. Todo lo que ocurre es el cántico, repetido una y otra vez, cada vez que el árbitro pita algo que al público no le va: “¡Así, así, así gana el Madrid!”

El Madrid ganará esa Liga, con un solo punto de ventaja sobre la Real, que no perdió ningún partido hasta el penúltimo, en Sevilla. El Sporting fue tercero, pero ya lejos, a 14 puntos del campeón. Su gran generación se quedó sin título.

Pero de aquella aguda rivalidad surgió ese grito denuncia del que se apropiaron los antimadridistas de toda España. Y más tarde los madridistas, que lo cantan a su vez a pleno pulmón y con orgullo, dándole la vuelta en la intención, en las grandes remontadas.

"¡Así, así, así gana el Madrid!"

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