Hingis: “Muguruza es el futuro”
La suiza, exnúmero uno y ganadora de cinco grandes, analiza el circuito femenino
Pese a que se le hayan endurecido ligeramente los rasgos faciales, Martina Hingis (Košice, Eslovaquia; 34 años) es una fotocopia de aquella niña prodigio que irrumpió en el circuito de la WTA como un torbellino y defendió el número uno durante 209 semanas. “¡Gracias!”, corresponde al piropo, “pero en ocasiones me gustaría volver a tener otra vez 16 [la edad con la que ganó su primer Wimbledon]… o 25”. En su hoja de servicios figuran cinco títulos del Grand Slam (tres en Australia, uno en Londres y otro en EE UU) y dejó huella en el tenis con un estilo tradicional, de golpes depurados y juego cerebral. Recibe a EL PAÍS en una mañana lluviosa, en un coqueto club anexo al complejo principal.
Pregunta. Aquí ganó en 1997, frente a la checa Jana Novotna. ¿Qué le viene a la cabeza?
Respuesta. Recuerdo con mucho cariño ese día, pero la primera vez que vine a Wimbledon fue en 1993, como júnior. Es un torneo especial: la tradición, los aficionados, el ambiente… Es, sencillamente, un lugar perfecto. Diferente. Todo, desde la pista central hasta los edificios. La sensación de jugar sobre la hierba es fantástica. Tanto para los jugadores como para los aficionados es el torneo ideal para visitar.
P. ¿Por qué es tan singular?
R. Es diferente al resto de Grand Slams. Las normas, la vestimenta, todo. Wimbledon está más lejos de la ciudad que otros; yo, por ejemplo, no he podido ir al centro de Londres hasta hace poco. Los jugadores pasamos el mayor tiempo aquí, en el pueblecito. Casi todos alquilamos casas para vivir durante estas dos semanas en lugar de estar en un hotel. Definitivamente, creo que se puede decir que este es el torneo más prestigioso del mundo.
Serena pulsa el botón y le da la vuelta a todo. Tiene un gran poder mental"
P. ¿Recuerda su primer partido en La Catedral?
R. Fue en 1995, en la primera ronda, contra Stefi Graf. Imagínese, yo tan jovencita, ante toda una campeona, con el silencio de la central. No tuve mucha suerte.
P. ¿Cuál fue la rival más dura de su carrera?
R. Hay muchas. Graff, por ejemplo, era muy atlética, pero probablemente la más complicada de todas fue Serena. Tú podías ir ganándole, pero ella le daba la vuelta: primeros, segundos servicios... Golpes muy duros y sobre todo una gran fuerza mental. Cuando creías que tenías una oportunidad y que ella se había dejado llevar, zas; en realidad lo tenía todo bajo control. Y te decías: ‘¡oh no, otra vez no!’ Pulsaba el botón y le daba la vuelta a todo: winner-ace-winner-ace… Imparable. Ninguna ha tenido sus saques y su poder mental.
P. ¿Es la mejor de la historia?
R. Es muy difícil comparar, no es justo. Navratilova, Evert, Billie Jean King, Graff, la propia Serena… o incluso yo misma. Es imposible porque son épocas y jugadoras completamente diferentes. Todas hemos aportado algo al tenis, pero son tiempos distintos. Hay que tener en cuenta los avances tecnológicos en las pistas, los materiales, la evolución de todo.
P. Su estilo, de más técnica y menos potencia, se está perdiendo.
R. Sí. No hay ni ha habido muchas jugadoras con mi perfil. Justine Henin también tenía un juego de ese tipo. Ahora, es muy agradable ver a Radwanska, Wozniacki, Halep o Carla Suárez. Pero, ahora el tenis se basa por encima de todo en la potencia.
P. ¿Qué opina del éxito de Muguruza?
R. Creo que Garbiñe es la jugadora, o una de las jugadoras españolas, que más potencial tiene. Juega muy bien. Debe aprender a ser competitiva, pero sin duda tiene madera para ser una top-10 y lograr objetivos importantes. Es la tenista del futuro; estará entre las más fuertes pronto, tal vez este año o el siguiente. Llegará muy lejos, seguro. Y también está Carla, que es extraordinaria, técnicamente de las mejores.
P. Compiten juntas en el dobles, una modalidad en la que usted aún participa. ¿Se atrevería a volver a la de individuales?
R. No [risas]. Yo tuve mi momento, ahora solo juego por parejas. El número uno, los grandes triunfos, etc… todo eso quedó definitivamente atrás. Si jugase ahora solo sería una más del montón.
P. Este año volvió a jugar con Suiza en la Copa Federación. ¿Su objetivo es llegar a los Juegos Olímpicos del próximo año?
R. Es una de las razones por las que compito en la Fed Cup. Tenemos un equipo fuerte y con opciones, así que me encantaría poder estar en Río, claro.
A un campeón como Nadal nunca se le puede dar por vencido”
P. En España se comenta mucho el estado de Rafael Nadal. ¿Qué opina? ¿Volverá?
R. Mire, cada vez que se dice que tiene dudas, que juega mal o que está empezando a caer, al año siguiente nos sorprende. Nunca se puede dar por terminado a un campeón como él. Es un luchador, así que ya veremos lo que ocurre en el futuro.
P. ¿Sigue montando a caballo?
R. Comencé a los 11 años. Sigo haciéndolo porque me relaja, pero dejé de competir porque es peligroso. Junto al tenis, es la otra gran pasión de mi vida.
P. ¿Con cuál de sus éxitos se queda?
R. Uf, hay muchos, no sé. Cuando logré ser la número uno, o la número uno más joven, mi primer Wimbledon, los otros Grand Slams. Hay muchos. Cada uno de ellos fue único.
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