Laso, Luis Enrique y los relatos

18/05 Lunes

Me cuenta un amigo, no sé si en broma o en serio, que el domingo, justo al acabar la final de la Euroliga ganada por el Madrid, unos cuantos entraron en Twitter y se pusieron a borrar mensajes donde habían puesto a bajar de un burro a Pablo Laso. Sospecho que en Barcelona puede haber ocurrido lo mismo con Luis Enrique. Y es que la casualidad ha provocado que los dos grandes triunfadores del fin de semana, el Barça futbolero y el Madrid de baloncesto, estén dirigidos por una pareja de técnicos que no cuentan con un gran respaldo popular ni mediático. A Luis Enrique le han atizado por activa y por pasiva, por sus decisiones deportivas y también por sus ásperas contestaciones en ruedas de prensa. Pablo Laso, por su parte, siempre ha estado en entredicho desde el día que llegó al Madrid para cambiar la historia. Incluso este pasado verano, de puertas para dentro.

Poco ha importado todo lo que llevaba conseguido desde que puso un pie en el banquillo blanco, que ha sido una tarea colosal. Hasta la consecución de la Euroliga, el aplauso no ha sido unánime (veremos cuanto dura). Y digo yo que ambos habrán tenido algo que ver en el éxito de sus equipos, en que el Barcelona esté a dos pasos de completar una temporada fantástica, o que el Madrid haya pasado de comparsa durante casi dos décadas a convertirse en la referencia europea actual en el universo baloncestístico. Pero los entrenadores siempre serán una diana fácil, pues su labor es, más que ninguna, susceptible de interpretación. Si quieres ir a por ellos no tienes más que seguir la máxima de que cuando un equipo gana es por los jugadores y cuando pierde, es por el entrenador. Y claro, así te encuentras vendemotos bendecidos mientras otros, con perfil menos galáctico, son pasto de las críticas.

Hablando de entrenadores, vuelvo a quitarme el sombrero con la clase y calidad humana de Ancelotti. No sé si seguirá en el Madrid o la guadaña de Florentino, que se afila con cada derrota, se lo llevará por delante, y si este año ha estado más o menos acertado en sus planteamientos, pero en elegancia no le gana nadie. Su comportamiento en el fracaso ha sido ejemplar, como lo fue el año pasado cuando ganó la Champions. Ninguna excusa, asunción de como es el fútbol y sobre todo, como es el club en el que (por ahora) trabaja, y ni una queja. Quiere seguir pero entendería el no hacerlo. Ejemplar.

19/05 Martes

El final de liga y el nuevo título del Barcelona ha sacado de nuevo a pasear los balances en cuanto a títulos de los últimos años, donde el Barça sale claramente vencedor en su eterna pugna con el Real Madrid. Pero más allá de estos números, y mira que me duele reconocerlo, en donde sigue goleando es en la construcción del relato. Llamadme pseudomadridista, pero el que se ha elaborado desde el Camp Nou, el de los chicos majos y de la cantera, la fidelidad eterna, Unicef, respeto por el buen juego y cosas así, se ha ganado muchas simpatías. Su imagen eran los jugadores, buena gente toda, incluido ese pequeñín que solo quiere que le dejen una pelota para jugar a fútbol y no se interesa por la gomina que lleva en el pelo o en enseñar los abdominales.

El Madrid, en cambio, no ha sabido, o ha despreciado directamente, la construcción de un relato sugerente. Todo lo contrario, pues ha transmitido tics de equipo prepotente, donde la economía es lo único importante (¿A qué me suena esto?) donde sólo se busca ganar a costa de lo que sea y su foto está siempre presidida por un empresario millonetis que colecciona cabezas de entrenadores y jugadores y que para más inri durante tres años dejó el club en manos de un impresentable personaje que representa unos cuantos de los peores valores que puede tener una persona. La realidad seguro que no sea tan extrema, el cuento del Barça tan bonito o el del Madrid tan feo, pero siguen produciéndose hechos que pueden empujar a confirmar estos planteamientos.

El último es lo de Xavi e Iker. En Barcelona se prepara un gran homenaje a un jugador irrepetible, mientras en Madrid se silba a Casillas y no se conoce a ciencia cierta su futuro. Y claro, resulta inevitable pensar que el tratamiento que dan los azulgranas a sus mitos es bien diferente (y mejor, claro) que el que otorga el Madrid. Aunque parezcan parecidos, las circunstancias de cada uno son bien diferentes, pero vuelvo al relato. En Barcelona se cuida, o al menos eso parece. En Madrid no da la sensación que haya nadie que se interese por tratarlo con cariño.

20/05 Miércoles

Ya es miércoles. Lo que significa que sólo nos quedan dos días más de campaña electoral. ¡Aleluya!. Aunque hay que reconocer que si te lo tomas con sentido del humor, te puedes echar todos los días un buen rato de risas con declaraciones, videos y debates a veces a la altura de las grandes comedias. Ese alcalde de Oyón cantando por las calles, esa Esperanza diciendo hoy una burrada mayor que la de ayer (Manuela Carmena hace migas con ETA, nos espera el fin de la libertad si ganan esos, etc) el dúo Pimpinela formado por Pedro Sánchez y Susana Díaz, o nuestro líder máximo preguntando ¿quién habla hoy del paro?. Lo dicho, comedia pura, fina y elegante. Ah, bueno, casi se me olvidaba lo mejor de hoy y de mucho tiempo. ¡Bárcenas ha pedido reingresar en el PP!. Genial. Aunque si te paras a pensar, es lo lógico, como muy bien han explicado El Mundo Today. Está pidiendo trabajo en el único sitio donde nadie le conoce ni sabe quien es ese señor.

Por lo demás, la semana anda un poco sosa después de tantas emociones recientes. Estamos a la espera de la gran montaña en el Giro, con Contador emitiendo buenas señales, Rafa Nadal ha llegado a Paris diciendo que está preparado para hacer un buen torneo y poco más. En los medios, más que noticias, hay rumores, uno detrás de otro. Que si fulanito interesa a menganito y cosas de esas. Y por supuesto, expectación en el circo madridista, con Ancelotti en la arena y todos mirando hacia el palco para saber si el pulgar del emperador está hacia arriba o hacia abajo.