“¿‘Ginken’? No, Heineken”

A José Enrique Villacorta la policía le tenía intervenido el teléfono desde hace varias semanas y ayer la juez ante la que declaró le señaló en la transcripción policial de las escuchas una conversación con el atleta Roberto Aláiz, quien estaba pasando unos días en Ámsterdam. “Aquí dice”, le comentó la juez al entrenador de atletismo, “que usted le dijo a Aláiz que tomara ginken. ¿Y eso qué es?”. “No, le respondió Villacorta”, a quien un timbrazo de la policía le había sacado de la cama el día anterior a las siete de la mañana. “No le dije ginken, le dije que se tomara una Heineken, una cerveza”.

Esta declaración, relatada por una fuente cercana a Villacorta, refiere una de las razones por la que tres agentes policiales de Madrid emprendieron el martes en León una operación antidopaje consistente en seis registros domiciliarios y la conducción a comisaría para declarar de Villacorta y dos de sus atletas, Sebastián Martos y Daniel Arce. Un tercer atleta, Aláiz, acudió voluntario a declarar.

La investigación policial partió de la denuncia de un ciudadano en febrero

Según fuentes conocedoras de un caso cuyo sumario es secreto aún, todos ellos quedaron en libertad sin cargos. En los registros, según las mismas fuentes, los policías, los mismos que llevaron a cabo hace un año la Operación Jimbo (el atleta Jiménez Pentinel fue uno de los detenidos por tráfico de doping), encontraron, entre otros medicamentos, una caja del protector gástrico Omeprazol, un aerosol del antiasmático Ventolín y unas pastillas de hierro, todos ellos productos permitidos.

La investigación policial había comenzado en febrero a raíz de una denuncia de un ciudadano. Habitualmente, cuando se hacen públicas detenciones de presuntos implicados en casos de dopaje, la reacción de los deportistas en las redes sociales es de condena a los caídos y aplauso a la policía. Cuando se conocieron los registros y las detenciones del martes en León, sin embargo, la reacción fue de incredulidad y de apoyo al entrenador y sus deportistas, quienes se han destacado por su condena pública y habitual al dopaje. Los atletas son los conocidos como ovejas asesinas, la savia nueva del fondo español. Martos, obstaculista de Jaén, vivió la amarga experiencia de ser convocado a última hora para los Juegos de Londres tras la investigación por dopaje a Ángel Mullera. Al día siguiente de instalarse en la villa olímpica, Mullera, mediante un recurso, logró que le devolvieran la plaza y Martos volvió a España sin competir.

Entre los medicamentos hallados en los registros había Omeprazol y Ventolín

“No sé, me parecen poco concluyentes las pruebas”, le dijo la juez a Villacorta ayer, antes de preguntarle de sopetón: “¿Conoce usted a Sergio Sánchez?”, “Sí, claro”, respondió Villacorta. Sánchez era el más destacado atleta leonés hasta que resultó positivo por EPO hace dos años. “¿Y cree que el señor Sánchez puede tener algo contra usted?”, siguió la juez. “No sé”, dijo Villacorta. “Pero en varias ocasiones ha faltado al respeto a mis atletas”. “¿Y cree usted que ha podido él poner la denuncia?”, terminó la magistrada.

Villacorta respondió que eso lo deberían saber ella o la policía, que él no sabía nada, pero el propio Sergio Sánchez llamó ayer por teléfono a un empleado de la federación para decirle que él no había denunciado a nadie, porque en febrero él no estaba en España y para denunciar hay que acudir en persona al juzgado y a comisaría. “¿Y cómo sabes que la denuncia se puso en febrero?”, le preguntaron en la federación.

En el hostal de San Marcos, Villacorta y sus atletas hablaron ayer para la prensa. En un comunicado, el técnico puso a disposición de quienes lo quisieran todas las analíticas y datos del pasaporte de sus atletas. “Siempre hemos estado contra el dopaje y nos hemos significado siempre en ese sentido”, dijo.