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El Barça deshace la maraña griega

Lampe, Satoransky y Navarro disipan la oposición de un Olympiacos errático y penalizado por la baja prestación de Spanoulis

Robert Álvarez
Lampe captura un rebote ante Peway.
Lampe captura un rebote ante Peway.LLUIS GENE (AFP)

El Barcelona redujo a la mediocridad a un equipo de postín, a un errático Olympiacos, en un primer envite de cuartos de final sorprendentemente destensado. No necesitó dinamita el equipo de Xavi Pascual. Utilizó una serie de factores menos pirotécnicos, sutiles, una lluvia fina. Por ejemplo: una defensa en zona, mucho rebote en ataque, cuatro triples casi consecutivos y la hiperactividad de Lampe, Satoransky y Thomas, en ocasiones desmedida, hasta el punto de que el base checo acabó desperdiciando más de un rebote por querer quitárselo a Tomic.

El Olympiacos compareció con una propuesta de juego a cámara lenta. Spanoulis, que hacía un mes que no jugaba a causa de una rodilla maltrecha, mecía el balón como si quisiera hipnotizar la defensa del Barcelona. El marcador apenas se movía. Uno dos, tres, cuatro minutos... y el Barcelona no había llegado aún a los cuatro puntos. La afición todavía se acomodaba en la grada de tan temprano como empezó el partido para evitar la coincidencia con el duelo futbolístico en París.

BARCELONA, 73; OLYMPIACOS, 57

Barcelona: Satoransky (9), Navarro (10), Thomas (5), Doellman (0), Tomic (6) –equipo inicial-; Hezonja (5), Marcelinho (3), Abrines (6), Pleiss (6), Oleson (5), Lampe (8) y Nachbar (10).

Olympiacos: Spanoulis (1), Mantzaris (4), Darden (2), Printezis (4), Dunston (5) –equipo inicial-; Petway (5), Hunter (7), Papapetrou (5), Sloukas (5), Agravanis (9), Lafayette (5) y Lojeski (5).

Parciales: 20-8, 15-18, 5-12 y 23-19.

Árbitros: Ryzhyk (Ucrania), Ankarali (Turquía) y Latiseus (Letonia).

Palau Blaugrana. 4.428 espectadores. El segundo partido de los cuartos de final se disputa el viernes a las 21.00, de nuevo en el Palau Blaugrana.

Cuatro minutos, 3-6 y algunas acciones titubeantes del Barcelona presagiaban un campo de batalla al gusto del equipo griego. Xavi Pascual se dio por vencido muy pronto en su intento de darle cuerda a Doellman. El estadounidense sale de una lesión y estuvo fuera de onda. Se fue al banco y a partir de ese momento el Barcelona se afianzó sobre la base de tres aspectos: el rebote de ataque, una defensa en zona que difuminó el ataque griego y cuatro triples casi seguidos. Los obtuvo entre el final del primer cuarto —cerrado con uno de Marcelinho sobre la bocina—, y el inicio del segundo, con otro de Nachbar que elevó la renta a los 15 puntos (25-10).

El Olympiacos no encontró un punto de inflexión. Fue mérito del Barcelona, aplicado y perseverante, a pesar de algunas fases de desaciertos que propiciaron un leve descenso de su renta (35-26 y 41-31). Xavi Pascual fue inflexible. A Hezonja le pusieron dos tapones. Y el alero croata tuvo que irse al banco, nuevamente cabreado, pero esta vez, a diferencia del domingo en Madrid, más con él mismo que con su entrenador. Y Tomic cometió su tercera falta muy pronto, en su forcejeo con el fornido Dunston.

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Sin embargo, no hubo vuelta atrás en la inercia del juego. Al contrario. Se animó Navarro, se encontró a gusto Nachbar, sumaron Hezonja y Abrines. Y el Barcelona dejó resuelto el primer asalto mucho antes del final, cuando Nachbar anotó un triple y puso 19 puntos de por medio (61-42). Pero fue importante lo que sucedió poco después. Oleson inició una entrada a canasta y se dobló de mala manera el pie derecho. Su dolor encogió a sus compañeros y dejó muda la grada. La probable baja del alero estadounidense puede resultar muy importante para los próximos partidos.

Spanoulis, mientras, se pasó el partido sentado en el banquillo, no se sabe muy bien si porque él mismo y su entrenador de dieron cuenta de que no valía la pena insistir en un sobreesfuerzo reción salido de una lesión o porque decididamente está fuera de onda después de tantos días sin competir de verdad. Su baja forma física dejó huérfano a su equipo, que apenas inquietó en el Palau Blaugrana. Pero, con su potencial y antecedentes, sería muy raro que el Olympiacos no cambiara radicalmente su rendimiento en los próximos compromisos. Su defensa no fue mala, en consonancia con su condición de mejor equipo de la Euroliga, pero su ataque fue desastroso.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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