Caída y retirada de Pablo Lastras

A Pablo Lastras le llaman sus amigos Pablo Pencas porque sus piernas son largas, interminables, y muy finas, como los tallos de las acelgas, y todo su cuerpo. Y también son frágiles. Lastras, que tiene 39 años, nació en San Martín de Valdeiglesias (Madrid) y lleva 18 temporadas de ciclista profesional, siempre en el equipo de José Miguel Echávarri y ahora Eusebio Unzué, es quizás el ciclista que más huesos se ha roto, en todas las partes del cuerpo. De él, de sus desgracias, de su fuerza moral para recuperarse, se han hecho gráficos especiales y hasta se podrían hacer películas.

A finales de la temporada pasada renovó por una temporada más, que soñaba con terminar a lo grande en la Vuelta a España

De él, que aún vive con la pasión de un niño el ciclismo, pese a lo que ha visto y vivido, también se ha dicho que como no veía el momento de colgar la bicicleta solo una caída más, otro hueso roto, podría retirarle de su deporte. No será esa seguramente la caída que ha sufrido poco después de las dos de la tarde de este jueves, bajando el puerto de Coubet, un primera entre los volcanes de La Garrotxa que atravesaba la etapa reina de la Volta a Catalunya. Lastras terminó la etapa en una ambulancia que le transportó al hospital de Campdevànol, donde en una primera exploración se le apreció una fractura no desplazada de la pelvis derecha, donde el fémur, la cabeza de sus pencas, gira en la cadera, lo que le supondría una baja de dos meses.

No parece, pues, que peligren los planes de Lastras, quien a lo largo de su carrera ha sido joven brillante y educado de la generación de Mancebo, Navas y Sastre, la que surgió por admiración al Chava Jiménez, y también cazador de etapas, con victorias en Vuelta, Giro y Tour, y la general de una Vuelta a Burgos, y, más que nada, formador y ejemplo para los ciclistas más jóvenes. A finales de la temporada pasada renovó por una temporada más, que soñaba con terminar a lo grande en la Vuelta a España. Lo que nadie duda que conseguirá.