Alerta Roja
La baja de Busquets dispara las alarmas presentes y futuras de la selección, plagada de lesiones, con jóvenes estancados y con poco cesto entre los grandes
Castellano viejo, Vicente del Bosque es de aquellos que ante una situación de máxima alerta aún advierten una salida. Es lo que aparenta, aunque no pueda ocultar cierta preocupación por el estado del fútbol español, no solo por su páramo ante los dos partidos que se avecinan en menos de veinte días –oficial ante Ucrania y amistoso de rango en Holanda, donde no parece conveniente perder más crédito-, sino porque el presente es agobiante y el mañana no pinta mejor. No lo dirá el seleccionador, pero pocas veces se han conocido tantas penurias. En los tiempos de bingos, jamás. La lesión de Busquets ha disparado las alarmas. En un puesto tan angular para la mejor España, la que gravitaba sobre Marcos Senna, Xabi Alonso o el propio Busi, hoy hay barbecho. No solo está lesionado el pivote azulgrana. Están de baja Javi Martínez, Bruno e Iturraspe, los principales aspirantes al puesto. En la escolta, Thiago aún no ha superado el calvario físico y Koke lleva 24 días de baja. Las alternativas pasan por el malaguista Ignacio Camacho, también con problemas físicos y con solo una internacionalidad, por suplentes como Mario Suárez, postizos como San José –relevo improvisado de Iturraspe en el Athletic- o novatos como el malaguista Darder, con muchas opciones de estar en la lista del próximo día 20. De hecho, si se bucea entre los equipos titulares de los seis clubes que ahora mismo están en puesto europeos en la Liga la radiografía es inquietante. Solo hay dos centrocampistas con vuelo en la Roja (Isco e Iniesta). El resto nunca se alistó con España: el colchonero Gabi, los valencianistas Javi Fuego y Parejo, el sevillista Iborra y los “amarillos” Pina y Trigueros. No hay más, es lo que hay. Hubo un atisbo con Javi García, hoy extraviado en el Zenith de San Petesburgo, y algún apunte con Beñat, el del Betis, no el reserva del Athletic.
El puesto de medio centro no es la única pesadilla, que podría ser pasajera tras los dos partidos a la vista de España. El problema es de mayor calado. La Roja de etiqueta en la que abundaban los centrocampistas ahora solo tiene un pelotón en los laterales, el puesto menos relevante en los tiempos de cumbres, cuando Sergio Ramos aún era carrilero o la selección se buscaba las habichuelas con Capdevila. Juanfran Carvajal, Alba, Bernat, Gayá o Alberto Moreno cubren de sobra ambas orillas defensivas. Sin embargo, por el eje central, aún se sostiene Albiol, único recambio de garantías de Ramos –también con pupas estos días- y el renacido Piqué. Una mirada a los principales conjuntos del paisaje español resulta desoladora. El primer recambio defensivo del Madrid de Pepe es el francés Varane, como lo es su compatriota Mathieu en el Barça de Mascherano. En el Atlético el relevo de los también extranjeros Godín y Miranda es el uruguayo Jiménez, en el Valencia, el recurso tras los foráneos Otamendi y Mustafi es el argentino Orbán y, por lo general, en el Sevilla tras el albiceleste Nico Pareja y el portugués Carriço rema Kolodziejczak, francés con nacionalidad polaca. Íñigo Martínez se ha estancado en la bacheada temporada de la Real y Bartra y Nacho, en su momento apuestas del seleccionador, son suplentes de suplentes en sus rutilantes conjuntos. En el radar de otras ligas tampoco hay cesto, porque la España de violines nunca fuera gran exportadora de zagueros. Fuera de las fronteras, mantienen el buen pulso algunos de la vieja guardia, como Silva, Cazorla y Cesc.
El puesto de medio centro no es la única pesadilla para el combinado español
En el extrarradio también se ha perdido fuelle. Morata y Llorente discuten en el Juventus, Mata y Ander Herrera mal viven en la telaraña de Van Gaal en el Manchester United y Navas no pesa en el City de Pellgrini. Menos aún Soldado en el Tottenham. El caso de los delanteros no es menos turbador. A la espera de que se asiente Diego Costa de una vez, el repescado Fernando Torres aún no es titular y el goleador más en forma en España es Aduritz, con 34 años. Con Luis Enrique, Pedro está más que nunca en el cuarto oscuro y Paco Alcácer, tras una lesión, no está en plenitud. Nolito, Callejón… Ninguno se ha sostenido al alza, como tampoco aquellos por los que al menos una vez envidó Del Bosque, caso de Munir y Deulofeu. O por los que podía haber pensado apostar y no pudo hacerlo, como Jesé, que tras recibir el alta no sale de la sala de espera de Ancelotti en el Madrid.
Por cauto que sea, Del Bosque tiene motivos sobrados para tiritar como nunca
Por si todo fuera poco, un dato más resulta revelador, sintomático de las angustias que desvelan a la Roja. En la cabeza de la Liga, solo hay cuatro titulares por barba que sean seleccionables: Casillas, Carvajal, Ramos e Isco (Real Madrid); Piqué, Alba, Busquets, Iniesta –cuando no alterna con Rakitic o Rafinha- (Barça); Moyà, Juanfran, Gabi, y Koke (Atlético); y Gayá, Javi Fuego, Parejo y Negredo (Valencia). Conjuntos como el Málaga o el Villarreal se han convertido en el principal vivero, pero a la mayoría de sus prometedores futbolistas les falta cuajo, no han competido en las grandes faenas y la presión que soportan no es la misma que la de aquellos que se exponen en primera línea cada semana. Por cauto que sea, alérgico como es al victimismo, Del Bosque tiene motivos sobrados para tiritar como nunca. El hoy puede tener parches, el mañana mismo está teñido de grises. Eso sí, la bicha interior no evitará que Del Bosque, castellano viejo, proyecte optimismo. Es el papel que le toca.
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