Del ‘corralito’ al Camp Nou

Ya lo cantaba La Bersuit: “Se viene el estallido, se viene el estallido de mi guitarra, de tu Gobierno también”. Y el estallido llegó un 19 de diciembre. Era el año 2001 y Argentina se hundía en una crisis profunda. A la Ley de Convertibilidad (1991) del Gobierno de Carlos Menem le siguió el endeudamiento exterior, la fuga de capitales, y el corralito, ya con Fernando de la Rúa de presidente. Su mandato terminó aquel diciembre, el de los saqueos a los supermercados, el que acabó con cuatro manifestantes muertos en la Plaza de Mayo. Y mientras De la Rúa escapaba en helicóptero de la Casa Rosada, Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, creyó que era buen momento para iniciar una nueva empresa.

“Asumió que la problemática argentina no era solo económica, también política, social y cultural”, explica José María del Corral, docente, teólogo y director de Scholas Occurrentes, que está en Barcelona estos días, listo para atender a los actos concertados con el Barça (su nuevo aliado) y a quien Bergoglio encargó entonces un proyecto para modificar el paradigma educativo. Esa iniciativa, impulsada por el hoy papa Francisco, aglutina ya 375.200 escuelas de todo el mundo.

Las escuelas de vecinos son lo contrario a una bomba. La bomba surge porque nunca nos animamos a juntar a chicos distintos en torno a la misma mesa” José María del Corral, director de Scholas Occurrentes

“Había una estructura de educación católica, pero me pidió que me animara a hacer algo distinto”, recuerda Del Corral. Y lo hizo. Reclutó a chicos adolescentes de distintos colegios (públicos, laicos y confesionales) y de diferentes religiones (judía, islámica, católica). Y la experiencia tomó cuerpo en forma de propuesta de ley. El Congreso aprobó por unanimidad la Ley 2.169, que defiende que la educación no está solo en los colegios; y se declaró a Buenos Aires ciudad educativa. “Lo que nos educa no es un profesor, es la vida. La ley educa en los valores y habla de la creación de espacios de diálogo intercultural e interreligioso”, explica.

Eso es lo que intenta construir desde entonces, con el apoyo del Papa, y con la cultura del encuentro como lema fundacional. Lema y solución para conflictos actuales, fundamentalismos y atentados terroristas incluidos: “Las escuelas de vecinos son lo contrario a una bomba. La bomba surge porque nunca nos animamos a juntar a chicos distintos en torno a la misma mesa. Se necesita decisión política para hacer eso”, señala Del Corral, hombre de confianza del Papa: “Yo le llamo papá y él me trata como a un hijo”, replica. Su amistad se tejió durante 20 años de trabajo. “De la mejor manera que se puede forjar una amistad”, dice el director de Scholas.

Scholas Occurrentes se construye en torno a un aula virtual, echa mano de la tecnología, y tiene en el deporte y el arte sus herramientas. Por eso ha aceptado al Barcelona como aliado. Han firmado un acuerdo de colaboración gracias al cual se formará a numerosos profesores de educación física y animadores culturales de sitios marginales donde la entidad ya trabaja, en América del Sur o África; en Mozambique, concretamente, empezarán este año. También se producirán vídeos educativos —hablarán las estrellas del balón, dicen— y material didáctico para jóvenes en diferentes idiomas. Además, ayer se plantó un olivo —el olivo de la paz, su emblema— en La Masia, donde se formarán los Messi y los Xavi del futuro, y el Barcelona de baloncesto debutará hoy en la Copa del Rey con el logotipo de Scholas en su camiseta. Buena publicidad para dar a conocer la alianza. Buena maniobra de un Barça, el del més que un club, que busca reconciliarse con su afición después de desplazar a Unicef para hacerle un hueco en su zamarra a Qatar Airways. Quizás así se redima.