Wiggins lidera la victoria de la globalización

La NBA ha batido esta temporada un récord de jugadores internacionales, 101 pertenecientes a 37 países. Y la selección de los más jóvenes de ese batallón batió por 112-121 a la de los cachorros de Estados Unidos. El partido de las estrellas emergentes escenificó a la perfección la pujanza y competitividad de los jugadores no nacidos en Estados Unidos. Algo impensable hasta hace poco. Por eso, a espléndidos jugadores como fueron Petrovic, Sabonis y tantos otros les costaba obtener un reconocimiento pleno y justo por parte del público estadounidense.

Las evidencias de que en esta temporada se está acelerando el cambio de esa mentalidad se refleja entre otros detalles en el hecho de que también dos jugadores europeos, los hermanos Gasol, hayan sido elegidos para formar parte de los equipos iniciales en el All Star. La victoria del equipo del resto del mundo la propiciaron varios jugadores con un futuro prometedor en la liga, empezando por el canadiense Andrew Wiggins (22 puntos y 6 asistencias), número uno del último draft.

A Wiggins le acompañaron especialmente todos los que formaron en el quinteto inicial: el montenegrino con pasaporte español, Nikola Mirotic (16 puntos y 4 rebotes), el griego Giannis Antetokounmpo (12 puntos, 10 rebotes, 5 asistencias, 5 robos de balón y 2 tapones), sin perder de vista al francés Rudy Gobert (18 puntos y 12 rebotes) y al base alemán Dennis Schroder (13 puntos y 9 asistencias). La amalgama de jugadores internacionales liquidó la cuestión con solvencia, sin apenas aprietos, a pesar del buen partido del escolta de Orlando, Oladipo, y del base de Minnesota, LaVine, en el bando estadounidense.

Los encuentros de las estrellas emergentes no acaban de salir de la sombra del partido de las auténticas estrellas, las que acaparan los focos y lideran a sus equipos. La NBA, atenta a las posibilidades de explotación de un baloncesto más globalizado y posiblemente también a rebufo del tirón de los encuentros de la selección estadounidense en el último Mundial celebrado en España y de la rivalidad que ha mantenido con la selección española en las dos últimas ediciones de los Juegos Olímpicos, trata de revitalizar la fórmula con un partido que de antemano provoque mayor competencia. Colocó a un lado a los jugadores estadounidenses y al otro, a los del resto mundo.

El público que acudió al Barclays Center de Brooklyn no acabó de implicarse y apasionarse por un duelo que careció de picante como ya sucedía con los partidos cuando los equipos se dividían atendiendo a si se trataba de jugadores de primero o de segundo año. La probeta no surtió los efectos deseados, en ese sentido. Pero los partidos entre buenos jugadores de baloncesto siempre dejan perlas: la infalibilidad de inicio de Mirotic con cuatro triples seguidos, la versatilidad de Antetokoumpo, la calidad de Wiggins y el poderío de jugadores como Gobert, Oladipo y Gobert.

La selección estadounidense echó en falta al jugador destinado a liderar al equipo estadounidense, Carter-Williams, no pudo jugar a causa de una lesión.