Un gol con fórceps
Messi aprovecha el rechace de un penalti fallado para resolver el primer asalto de la eliminatoria ante un Atlético rocoso
Hay partidos que no parecen tener solución hasta que se resuelven de la manera más insospechada como el de este miércoles en el Camp Nou. Un rechace aprovechado por Messi después de un penalti fallado por el propio Messi desequilibró un choque que parecía condenado al 0-0.
El Barça se equivoca menos cada partido y el Atlético gana campeonatos por su capacidad para penalizar los errores de los rivales como los que cometió el año pasado el propio Barcelona. Han mejorado con el tiempo los azulgrana y se corrigieron este miércoles los rojiblancos con respecto a su última visita al Camp Nou. El duelo recuperó el tono áspero, físico y táctico que acostumbran a tener los partidos del Atlético desde la llegada de Simeone.
Barcelona, 1-Atlético, 0
Barcelona: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Busquets, Rakitic (Xavi, m, 77), Iniesta (Bartra, m. 87); Messi, Neymar, Luis Suárez. No utilizados: Masip; Pedro, Rafinha, Sergi Roberto, Adriano.
Atlético: Oblak; Juanfran, Miranda, Godín, Siqueira; Mario Suárez, Gabi (Raúl Jiménez, m. 88) Koke, Arda; Griezmann (Raúl García, m. 66) y Torres (Mandzukic, m. 46). No utilizados: Moyà; Giménez, Jesús Gámez y Saúl.
Gol: 1-0. M. 85. Messi, de penalti.
Árbitro: González González. Amonestó a Juanfran, Luis Suárez, Mascherano, Miranda, Gabi y Godín. Godín estaba apercibido, se perderá el partido de vuelta por sanción.
Camp Nou: 65.525 espectadores.
El técnico volvió a enjaular a Messi, desconectó a Neymar y negó al Barça mientras se secaba solo Luis Suárez. A los azulgrana les costó Dios y ayuda encontrar la manera de meter un gol después de un ejercicio futbolístico intenso, equilibrado, agotador, de una tensión psicológica extrema, capaz de desquiciar al más paciente, a gusto de Simeone. Nada fino, al Barça le sobró dedicación y perseverancia para firmar el 1-0.
Nadie dudó de la seriedad del partido cuando se enteró de las alineaciones, la titular definitivamente por parte del Barça y muy interesante la del Atlético, que se reservaba a Mandzukic y apostaba por Mario Suárez. Acaso solo los dos porteros, suplentes en la Liga, delataban que se jugaba la Copa, y en el caso azulgrana Ter Stegen tiene tantos partidarios como Bravo, cosa que no pasa en cambio con Oblak y Moyá en el Calderón.
Ter Stegen tuvo que aplicarse mucho con los pies ante la presión alta del Atlético, más atento que en su visita del día 11, cuando salió escaldado 3-1. A Simeone le convenía un nuevo guion, y se ocupó especialmente de tapar las bandas con Gabi y con Arda. El turco se convirtió en el tercer hombre que se ocupaba de Messi con el lateral Siqueira y el medio centro Koke. Y el 10 se marcó un estupendo arranque en el Camp Nou.
Messi absorbió el juego y a los futbolistas del Atlético. Apoyado desde el carril derecho por Alves y Rakitic, el diez combinó, regateó y habilitó a Neymar. Al brasileño le faltó precisión para dar sentido al juego directo y dinámico del equipo ante un Atlético que fue igualando el partido poco a poco, centrado en no cometer fallos ni conceder ocasiones ante Oblak. Al Barça le faltaba alegría, velocidad y aire por el carril de Alba.
A falta de desequilibrio, los azulgrana eran tan intensos y presionaban igual de bien que el Atlético. Así que el encuentro quedó a expensas de cualquier detalle, también de la estrategia, el recurso favorito del Atlético, anoche bien defendido por el Barça. Muy exigidos los zagueros, cerrada como estaba la contienda, escaseaban las oportunidades, también en el Barcelona. La única la malgastó Suárez ante Oblak después de una asistencia de Rakitic.
Ahogado por los barcelonistas, los rojiblancos no tenían salida con la pelota de la misma manera que no podía profundizar el Barça por la buena contención del Atlético. El desgaste de ambos, especialmente manifiesto cuando no tenían el balón, había sido tremendo cuando se alcanzó el descanso: 0-0. La recuperación le podía a la elaboración, incluso cuando jugaba Messi, aislado por Simeone para que no conectara con Neymar.
El duelo recuperó el tono áspero, físico y táctico habitual desde la llegada del Cholo
Apareció en la reanudación Mandzukic por Torres y reapareció por momentos Messi. No pasaba del medio campo el Atlético y el Barça no conseguía rematar al marco de Oblak. El thriller de costumbre en los últimos Barça-Atlético. La función se puso desesperante para la poco hinchada que acudió al estadio (65.525 espectadores) en una noche muy fría en la grada y caliente en la hierba del Camp Nou.
Nadie se equivocaba, ni en el Atlético ni en el Barcelona, de manera que el encuentro tenía pinta de acabar como había empezado, sin que nadie tuviera un solo reproche con su propio equipo, esmerados los futbolistas en su cometido, solidarios en su trabajo, desquiciados los azulgrana por un árbitro más severo con las protestas que con las faltas, mayoritarias en el Atlético. Hasta que llegó un libre directo de Messi y el rebote peleado por Piqué quedó a pies de Busquets, derribado por detrás por Juanfran.
Tiró el penalti Messi, rechazó Oblak y remachó el propio Messi en una jugada que ni pintada para retratar el partido, la dificultad que tuvo el Barça para ganarlo y lo difícil que lo puso el Atlético. La vuelta en el Calderón pinta igual de interesante que la ida disputada anoche en el Camp Nou.
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