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El efecto Torres

El regreso del delantero ha encajado en el juego a la contra del Atlético, ha ejercido de lazo con la hinchada, se ha convertido en un activo comercial y ha motivado a Simeone a seguir

Ladislao J. Moñino
Torres marca su primer gol ante el Madrid
Torres marca su primer gol ante el Madridalejandro ruesga

En una de las conversaciones que ya perfilaban el regreso de Fernando Torres al Atlético, a la dirigencia del club se le quedó grabada una reflexión del delantero. Torres era consciente de la gran cuota emocional que conllevaba su regreso. Ante el ruido y el sentimentalismo que ya estaban generando los primeros rumores sobre su vuelta, por su cabeza pasó algo similar a lo que ronda los pensamientos de las viejas glorias. No quería un retorno solo dominado por lo que fue. No deseaba que el envoltorio simbólico que recubría su regreso le distrajera de su verdadero objetivo.

Le hizo ver al club que lo que estaba a punto de recuperar no era una leyenda, sino un delantero. Torres hablaba simplemente de fútbol, de su deseo de jugar para Simeone y de ganar títulos con el Atlético. El propio entrenador, cuando el fichaje ya era una realidad, también reforzó ese anhelo de Torres, de 30 años: “A mí solo me interesa la parte deportiva de su regreso”.

En las dos comparecencias previas a su debut, Torres volvió a enviar mensajes que reforzaban su discurso sobre la vuelta de un futbolista más que de un mito. Por dos veces expresó su deseo de interiorizar lo antes posible los mecanismos del equipo. El jueves, aún con la sonrisa irónica por esos dos goles marcados en la casa del madridismo, volvió a referirse a ese proceso de adaptación a las exigencias tácticas y físicas de Simeone. “Voy entendiendo un poco mejor la manera de jugar del equipo más trabajado de Europa, que no es fácil. Me siento más cómodo en la presión, defendiendo y atacando. El Atlético tiene que trabajar mucho para poder competir contra equipos como el Madrid, cada detalle mínimo es importante. Si te descuelgas en la presión haces sufrir mucho al equipo”.

La vuelta de El Niño ha sido un acto de fe de Simeone con el apoyo incombustible de su preparador físico. El profesor Ortega, con el que Torres coincidió en su primera etapa de rojiblanco cuando el preparador uruguayo trabajaba para Gregorio Manzano, no ha dejado que la llama del retorno que se encendió en verano se apagara. A veces, incluso agitaba a Simeone para que siguiera reclamándoselo a Miguel Ángel Gil.

Ortega siempre habló de él como el mayor talento físico en términos de velocidad que había entrenado. En ese curso 2003-04 en el que coincidieron, Torres firmó su mejor registro goleador con el Atlético con 21 tantos. Ortega ha amplificado todo lo que ha podido la necesidad del fichaje. Ha machacado sobre lo bien que le vendría al equipo. “Fernando Torres es perfecto para el Atlético. A Simeone le gusta jugar contraatacando y Torres encaja perfectamente en el club y su sistema. Es un crack y es el equipo de su corazón”, ha dicho Guardiola en Doha. “Ha sido uno de los mejores delanteros del mundo durante mucho tiempo y lo va a seguir siendo”, admite Juanfran.

Torres celebra uno de sus goles en el Bernabéu
Torres celebra uno de sus goles en el Bernabéuefe

“Hizo dos golazos. Ha entrado con buen pie y este partido le va a dar mucha confianza”, apunta Siqueira. En el vestuario observan a Torres con la misma predisposición al trabajo colectivo que tuvo Villa, que impactó por la manera en la que escondió su palmarés para faenar como uno más. Koke le admira como se admira a un cromo porque cuando Torres explotó en el Atlético él era un alevín. El grupo le ve como un elemento que ha reforzado los lazos de unión con la hinchada, generado más voltaje y entusiasmo en la grada. El sentir general en la caseta es que el equipo también necesitaba a un futbolista de sus características para poder jugar replegado, aunque también como su entrenador sienten la necesidad de proteger a Mandzukic, menos ideal para el contragolpe, pero importante en partidos en los que el equipo sea más dominador.

La inadaptación de Cerci, al que Simeone dio por imposible en las últimas semanas de 2014, y el intrascendente paso del propio Torres por el Milan ejercieron de espoleta en el fichaje. También fue capital la propia continuidad del técnico argentino, que se planteaba un año sabático al final de esta temporada. De entrada, este puede ser la primera gran consecuencia del efecto Torres. Aunque tiene firmado hasta 2017, Simeone y el club pactaron hablar año a año para decidir qué es lo más conveniente. Con el fichaje más exigido, junto al de Diego Ribas del año pasado, Miguel Ángel Gil ha utilizado un comodín para que Simeone continúe otra temporada más.

Para su estabilidad económica, el club necesita convertirse en un participante habitual de la Liga de Campeones. La dirigencia está convencida de que con Simeone es factible y le ha concedido la vuelta de Torres, que también es un activo comercial. Medios de comunicación de todo el mundo se han puesto en contacto con el club solicitando entrevistas y ayer en el Cerro del Espino, varios aficionados japoneses aguardaban un autógrafo. “Por sí solo, es un personaje del fútbol mundial, pero su nombre unido al del Atlético le da fuerza a ambos”, concluyen en el club.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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