Koeman hace palidecer a Van Gaal
El Southampton vence en Old Trafford (0-1) y desbanca al United en el tercer puesto
Es el mundo al revés, o aquella historia que de vez en cuando sorprende y engrandece al fútbol. El débil derriba al coloso. El Southampton, que padeció dos años en la League One (la Tercera inglesa) y cuatro en la Championship (Segunda) antes de regresar a la Premier en 2012 tras dos ascensos consecutivos, un club en cuyas vitrinas sólo figura la Copa de 1976, tumbó ayer (0-1) al todopoderoso Manchester United en Old Trafford..
El triunfo, sellado gracias a un solitario gol de Tadic, permite a los saints desbancar a los red devils de la tercera plaza y dejó a Louis van Gaal, técnico local, tan pálido como una figura de porcelana. Y no sólo porque cayó su equipo, que ha invertido la friolera de 194 millones de euros en fichajes esta temporada y no engatusa ni seduce, sino también por quién ocupaba el banquillo visitante.
Era Ronald Koeman, el que fuese ayudante suyo en el Barcelona, y con el que rompió toda relación más tarde, cuando Tintín era el entrenador del Ajax y no aceptó que su compatriota, entonces director deportivo del club holandés, metiese las narices en su trabajo.
Sin alardes, lejos de los fichajes pomposos de su rival, los 'Saints' se han filtrado en la zona noble
Por eso, el encuentro entre ambos fue frío y aséptico, como la noche de Manchester. Un apretón de manos y nada más. “Tuvimos algunos problemas en el pasado”, había reconocido en la previa Koeman, capaz de moldear un equipo competitivo con un puñado de nombres discretos.
El Southampton invirtió en verano 73 millones en fichajes y percibió 120 por la venta de las últimas joyas de su cantera. Entre ellas el joven Luke Shaw, traspasado al United por 35. Sin grandes alardes, muy lejos de las contrataciones pomposas de su adversario, el equipo portuario se ha filtrado en la zona noble a base de orden ofensivo y un elaborado despliegue defensivo. Sólo ha encajado 15 dianas, el que menos de toda la Premier, y ahora mira por encima del hombro al gigante, que hace poco más de un mes le había derrotado (1-2) en St. Mary’s, su estadio. Esta vez se intercambiaron los papeles.
Y Koeman, tipo astuto, sonríe el último.
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