La meta es la eternidad
Técnicos y jugadores opinan que este Madrid persigue algo más que títulos
Los entrenamientos del Madrid reflejaron desde el verano el nuevo espíritu del equipo. Las prácticas se volvieron más llevaderas, con un punto lúdico. Se multiplicaron las virguerías, el deseo de sorprender al compañero con un tacón, un caño, un toque con el exterior. Hubo algún veterano que se alarmó ante lo que podía ser indicio de frivolidad. Pero no fue así. Más que perder tensión competitiva, con la obtención de la Décima la plantilla se quitó un peso de encima.
Al llegar el otoño se disiparon las dudas. Después de repasar el rendimiento de los principales rivales de Europa, muchos futbolistas vieron que el nivel de la oposición estaba por debajo de lo esperado. En el vestuario comenzó a bullir la idea de hacer cosas grandes. Más grandes incluso que ganar títulos. Como dijo un empleado de Valdebebas: “Aquí olieron sangre; vieron que podían entrar en la historia”.
El ciclo exitoso del Barcelona, que no solo acumuló tres Champions entre 2006 y 2011 sino que influyó en el modo en el que se jugaba al fútbol en todo el mundo, sirve de acicate y alimenta la imaginación de futbolistas y técnicos. Paulo Sousa, el entrenador portugués del Basilea, que conquistó dos Champions como jugador —con el Juventus, en 1996, y con el Borussia Dortmund, al año siguiente— entiende que su adversario de esta noche dispone de elementos para dejar un recuerdo imborrable en la memoria de los aficionados. “El Madrid tiene una base cultural que fomenta la consecución de logros históricos”, explica. “Tiene una plantilla adecuada a estas aspiraciones y cuenta con un entrenador ideal que lleva un año trabajando en esta dirección. Los futbolistas han tenido tiempo de asimilar los procesos de liderazgo, la metodología, las ideas de Ancelotti. Todo eso hace que este equipo esté en disposición de marcar una época”.
Tiene una plantilla adecuada a sus objetivos y el técnico ideal Paulo Sousa, técnico del Basilea
Los líderes del vestuario lo atribuyen al ambiente de trabajo. “El clima es más sano que hace unos años”, dice Sergio Ramos. El segundo capitán explica que el entusiasmo que observa entre sus colegas deriva de la convicción de que tendrán un papel importante.
La gestión de la plantilla que hace Ancelotti ha sido fundamental para que haya la mínima cantidad posible de suplentes que puedan sentirse infrautilizados. “Es la primera vez en mi carrera que trabajo con un entrenador a quien nadie, ni un solo jugador, es capaz de odiar”, se asombra un madridista con experiencia en varios clubes.
Miguel Pardeza, que fuera director de fútbol del Madrid hasta el verano pasado, señala el mérito del técnico: “Ancelotti trabaja con inteligencia. Predispone al equipo para que ocurran cosas buenas. Donde surgen problemas, él ve soluciones. Para un futbolista es importante sentir que va a participar, y en este Madrid yo no veo un equipo titular cerrado. Aparte de cuatro o seis jugadores, los demás pueden entrar o salir”.
Esta ambición es imprescindible en todos los clubes pero en el Madrid resulta doblemente importante. El Madrid convive con la necesidad de que futbolistas que fueron figuras en sus respectivos equipos sacrifiquen su condición privilegiada para armonizar el juego del conjunto. Kroos, James, Isco, Modric, Bale, e Illarramendi fueron fichados para hacer cosas que nunca, o casi nunca, habían hecho en sus clubes de origen. Cosas que implicaban una mayor entrega defensiva. Labores que, en principio, les resultaban extenuantes y desagradables. Tanto que Ancelotti mostró reparos sobre el funcionamiento y la motivación de su plantilla después de ganar la Décima. El tiempo y sus recaudos aplacaron los temores.
Ancelotti trabaja con inteligencia. Predispone al equipo para que ocurran cosas buenas. Donde surgen problemas, él ve soluciones Miguel Pardeza, exdirector de fútbol del Madrid
Ancelotti, que fue futbolista profesional durante más de una década, cree que la excelencia es en sí misma estimulante. Como un hábito del que resulta doloroso desengancharse. “Cuando atraviesas un periodo en el que las cosas te salen profesionalmente bien te sientes feliz”, dice el italiano. “Quieres que esto siga cada partido. El problema es que cuando estás muy arriba todos los partidos son un problema porque siempre se puede bajar un poco. La motivación es seguir trabajando, corriendo, luchando. Sacrificándote en el campo para que este momento siga el mayor tiempo posible”.
La cadena de buenas sensaciones ha impulsado al Madrid a ganar 14 partidos consecutivos esta temporada. La racha lo aproxima al equipo de Mourinho de la temporada 2011-12 y al de Miguel Muñoz de 1960-61. Ambos consiguieron 15 victorias seguidas.
“Lo más importante para nosotros es jugar bien”, dice Ancelotti, cuando le preguntan por el récord. “Porque si hemos llegado a este nivel es porque hemos preparado todos los partidos bien y hemos jugado con mucha concentración. No pensamos mucho en récords. Pero para la historia del Madrid es algo importante y todo lo que hacemos para entrar en la historia de este club es importante. Lo que ocurre es que no puedes pensar en esto cuando trabajas. Simplemente debes dedicarte a trabajar bien”.
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