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MEMORIAS EN BLANCO Y NEGRO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Kubala, Lora y las palmas por sevillanas

Enrique Lora, con la selección española.
Enrique Lora, con la selección española.

Kubala llegó al cargo de seleccionador como un redentor. Despertó algún recelo que no fuera nacido en España, pero su larga y excelsa campaña como jugador aquí y su carácter de símbolo anticomunista compensaron el prejuicio. Llegó tras la calamitosa peripecia que nos dejó sin acudir al Mundial de México-70. Su primer partido fue el último de aquella fase, una jornada patriótica, un 6-0 sobre Finlandia en La Línea, frente al Peñón. Ese día aún jugó Gento, próximo ya a los 36 años.

El segundo partido fue un amistoso contra Alemania, en Sevilla. Había sido subcampeona del mundo en 1966 y por supuesto se había clasificado para México-70. Un coco. Pero Kubala trataba de irradiar optimismo. Acuñó la expresión Club España, como el equipo de todos. Su frase favorita antes de los partidos sería:

—Chicos bien, moral óptima.

Kubala hizo de la convocatoria un alarde. Citó a 21 para la A (por la época lo suyo era citar a 16) y a 27 sub 23, con vistas a un amistoso con Italia. Con todos hizo un espectacular tótum revolutum de partidillos y entrenamientos.

Entre las novedades estaba Lora, el siete del Sevilla. No era extremo, como significaba el número en la época, sino mediocampista. Ese año el Sevilla iba bien gracias a un entrenador alemán, Max Merkel, Míster Látigo, y sus sistemas de preparación física que entonces sonaban a campo de concentración: pesas, balones medicinales, trepar las gradas cargando sacos de arena... A Lora, un chico de La Puebla del Río que había pasado su adolescencia trabajando el campo en plan duro, aquello no le asustaba. Al revés: le puso como una moto.

En las casas de toda España asistimos admirados al juego de la selección al tiempo que descubrimos las palmas por sevillanas

Lo que nadie esperaba era que llegara así como así a la selección. Como el partido era en Sevilla, enseguida empezó el run-rún de que se trataba de un guiño a la afición local. Cuando por unas razones o por otras empezaron a caer de la lista jugadores de tronío, la sospecha se convirtió en polémica. Luis, por ejemplo, fue descartado. El domingo 8, el Atlético se enfrentó al Slovan de Bratislava, campeón de Recopa, en homenaje a San Román. Luis marcó un gran gol y Kubala, presente, tuvo que escuchar una bronca.

Tampoco los madridistas estaban felices. Velázquez cayó por una fiebre que muchos no se creyeron. Pirri estaba tocado. De Gento se pensaba que con sus 43 partidos, a sólo 3 de los 46 de Zamora, entonces el récord, merecía estar... Esos días coincide que pasa Garrincha por España y se vuelca en elogios a Gento.

Para más INRI, en un partidillo contra el Plus Ultra Kubala había alineado a Lora de extremo derecha. Hizo poco. Al final le dijo:

—Te he visto algo despistadillo.

—Míster, es que yo no juego como extremo. Llevo el siete pero juego en la media.

—¡Ah...!

Aquello trascendió, porque algún testigo lo contó. ¡Kubala ni siquiera sabía de qué jugaba Lora, pero estaba decidido a alinearlo!

Pueblo, diario madrileño de la tarde que era el de mayor venta en España, abrió su cuadernillo de deportes y espectáculos con un titular llamativo en la información de su reportero, el célebre José María García. LORA, UN IMPUESTO DE LUJO.

Los alemanes llegaron a Sevilla, vacunados de viruela, por una epidemia en Westfalia. Arrastran 104 periodistas. Les faltan Overath, lesionado, y Beckenbauer, a cuyo hijo de tres años se le ha declarado una enfermedad muy grave. Asisten a una capea en la finca El Toruño, de Salvador Guardiola, donde torean Diego Puerta y Jaime Maraver. Pero la atención en la víspera está en Kubala, que suelta ese día una frase que quedará:

Lora jugaría catorce partidos con la selección. El último acabó en bronca. Pero aquel partido queda en el recuerdo

—Para jugar en la selección hay que querer, saber y poder.

Eso es gasolina al fuego. Luis se quejará en la última de AS: "Yo quiero, sé y puedo".

El partido es a las 20:30. La alineación de Alemania aún impresiona: Manglitz; Vogts, Schutz, Weber, Schnellinger; Netzer, Haller; Libuda, Müller, Seeler y Grabowski.

Kubala opone a estos: Iríbar; Sol, Gallego, Costas, Eladio; Lora, Uriarte; Amancio, Gárate, Arieta II y Rojo. Además de Lora, debutan Sol, Costas y Arieta II. Una renovación en toda regla. No hemos ganado a Alemania desde 1935. Hace frío en Sevilla, un frío extraño.

Pero el partido es una delicia. España muestra juego y energía y el mejor es Lora, que se mete a Netzer en el bolsillo y además alimenta el ataque. Da tantos balones a Amancio, al que tenía más cerca, que éste acaba por decirle:

—A todos, Lorita, repártela entre todos, que me asfixias.

En las casas de toda España asistimos admirados al juego de la selección al tiempo que descubrimos las palmas por sevillanas, esa manera de cortar el ritmo tan de allí, tan inimitable, que pone un fondo sonoro de felicidad y belleza al partido. Palmas de Sevilla en homenaje a España y a Lora, y dos golazos de otro debutante, el vasco Arieta II, uno de ellos en jugada ensayada con dos compañeros del Athletic, Uriarte, que saltó sobre el balón, y Rojo, que se la tocó en corto para que él reventara la escuadra. Arieta II hizo gran pareja con Gárate. Se conocían bien. La esposa del primero y la hermana del segundo eran íntimas.

España gana 2-0. También participan Ufarte (desde el 70', por Gárate) y otro debutante, Melo (desde el 85', por Sol). Al final, Schön, seleccionador alemán, dice que no entiende cómo España no va a estar en el Mundial. Todos los alemanes lo dicen.

El seleccionador estaba decidido a alinear al sevillista... sin siquiera saber de qué jugaba

En España sólo se habla de Lora, de las palmas por sevillanas y del jugador número doce, el público de Sevilla. Esa era expresión acuñada por José Antonio Blázquez, periodista sevillano, tiempo atrás. Pero tomó carácter nacional ese día, por la televisión.

Pueblo y García rectificaron. El titular fue: LORA, UN IMPUESTO... ¡DE LUJO!

Lora recuerda aquello con cariño. Debutar en la selección le produjo una ganancia de 100.000 pesetas, cuando su ficha anual era de 200.000.

—Yo creo que el Sevilla me lo había puesto por poner, sin pensar que llegaría... Me compré un coche, un 600, que me costó 72.000. Aún me sobró dinero.

Lora jugaría catorce partidos con la selección. El último acabó en bronca. Fue contra Yugoslavia, en Las Palmas, de clasificación para Alemania 74. España ganaba 1-0 en el descanso y él entró en la segunda parte. La idea era amarrar. Pero Yugoslavia dio la vuelta con dos goles de Bajevic, en el 52' y el 61', y en el 70' Kubala quitó a Lora para meter a Ufarte. Desde casa, todo el mundo lo vio como un desprecio a un jugador que había llegado a concitar gran cariño.

—A mí también me sentó mal y le dije no sé cuántas cosas...

Y claro, ahí se acabó el Lora internacional. Pero aquel partido queda en el recuerdo, con las palmas por sevillanas. Su camiseta con el siete la guarda un buen amigo en Gines.

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