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Dos versiones de un gran Madrid

La pegada de Bale con el 4-3-3 y el control de Isco con el 4-4-2 añaden valor al líder

Diego Torres
Isco trata de marcharse de Quini, el sábado en el Bernabéu.
Isco trata de marcharse de Quini, el sábado en el Bernabéu. g. arroyo (Getty)

Los problemas físicos que apartaron a Bale de la competición en el último mes han permitido descubrir a los aficionados un grado de sofisticación inesperado en el Real Madrid. Ahora el equipo es capaz de hacer algo infrecuente en el fútbol. Interpretar dos versiones como quien se desdobla en dos personalidades. Una, con cuatro centrocampistas, en un esquema de 4-4-2. Otra, con tres, en un esquema de 4-3-3. Dos estilos. Dos soluciones que los futbolistas aplican con solvencia. Dos opciones que animan el debate, pues para jugar con dos delanteros hace falta sacrificar a una de las tres figuras estratégicas: Cristiano, Benzema o Bale.

El debate, de origen táctico, ha derivado en un fervor comparativo: el Madrid con o sin Gareth Bale. El asunto cobra una dimensión especial pues el galés, uno de los mejores goleadores de la década, supuso el pago del traspaso más elevado de la historia (100 millones de euros de club a club) y todos los empleados en Chamartín saben que goza del respaldo férreo del presidente Florentino Pérez.

El equipo encaja un gol por partido de media con el galés en el campo y 0,4 sin él

Las estadísticas desde la temporada pasada en todas las competiciones ofrecen indicios interesantes. La primera es probablemente una coincidencia aleatoria: que el Madrid ha perdido ocho partidos desde el verano de 2013 y en todos estaba Bale. La segunda es que el equipo es un bombardero, sea cual sea la alineación. La tercera, que el Madrid remata más con Bale: 14 veces por partido contra 11 en el curso pasado, y 20 contra 18 en el presente. El frenesí de tiros que inspira el galés se tradujo en más goles por partido en la temporada anterior (2,8 frente a 2,3), pero este año la tendencia se invierte. Este Madrid ha marcado más cuando no está Bale (3 frente a 4 goles por partido). La cuarta conclusión es que el Madrid es más vulnerable con Bale. El Madrid duplica los goles encajados cuando el galés está en el campo: 0,6 a 0,9 en la temporada anterior, y 0,4 a 1 en la temporada presente. Puesto que normalmente juega como tercer delantero en un esquema de 4-3-3, cabe pensar que este desfase no debe atribuirse al futbolista sino al sistema táctico que es preciso establecer para darle cabida en la alineación junto a Cristiano y Benzema.

GRÁFICO: El Madrid con y sin Bale.
GRÁFICO: El Madrid con y sin Bale.

La discusión se extiende entre el público, donde Isco Alarcón —el hombre sacrificado para que Bale sea titular— goza de la condición de ídolo espontáneo. El debate externo es nuevo. Dentro del club, en cambio, la polémica y la búsqueda de opciones se alienta desde hace un año. La insistencia de los técnicos en transformar los hábitos de Isco ha dado frutos. Isco hace cosas de centrocampista, como robar un promedio de un balón cada 14 minutos. Esto no ha sucedido con Bale, que sigue ejerciendo de delantero puro, a tenor de la estadística: roba un balón cada 62 minutos.

Bale se dedica a meter goles y lo hace de maravilla. Lo demostró el sábado abriendo el marcador ante el Rayo (minuto ocho) y justificando una vez más su obstinación en permanecer concentrado en el ataque. Es su naturaleza. Nadie paga 100 millones de euros para que roben balones.

El entrenador, Carlo Ancelotti, siempre pensó que el modelo más competitivo no puede incluir a tres puntas. El técnico, sin embargo, parece resignado a asumir riesgos y compensar los goles en contra con potencia ofensiva. Son los futbolistas con más experiencia del vestuario quienes se han mostrado más conservadores. Xabi Alonso fue el primero en manifestarle a Ancelotti su inquietud, el año pasado. Le han seguido Cristiano y Sergio Ramos en la búsqueda de fórmulas para equilibrar defensivamente al equipo con el 4-3-3.

“Con el 4-4-2 estamos más arropados y se defiende un poco mejor”, dice Ramos

“Con el 4-3-3 no hay una descompensación muy grande”, dijo Ramos el sábado, tras el 5-1 al Rayo. “Pero sí que es cierto que con el 4-4-2 estamos más arropados y se defiende un poco mejor. Luego hay veces que tienes que dar más importancia al tema ofensivo e intentar defender de la mejor manera posible con la ayuda de Kroos y de Modric”.

Ramos admitió que el equipo se blinda más con el 4-4-2 y se declaró favorable a tener más control del balón, lo que equivale a quitar un delantero. Le faltó poco para confesarse isquista. “¿Bale o Isco? El debate siempre estará ahí”, apuntó. “Lo bueno es tener esa variedad que hemos visto en el último mes. Hemos demostrado que también sabemos jugar muy bien al fútbol. A mí siempre me ha gustado tener el dominio y el control del balón, y en ese aspecto tenemos jugadores que lo aportan y otros que quizás podemos vincularlos más al contragolpe, como es el caso de Bale, de Cristiano por la banda, o de Di María la temporada pasada. Pero lo positivo es tener variedad”.

Alonso fue el primero en advertir a Ancelotti del peligro de un 4-3-3 con Bale

Paco Jémez, el entrenador del Rayo, se admiró ante su polifacético rival. “El Madrid ha encontrado lo que le faltaba, la versión de posesión”, dijo. “Aparece con jugadores como Isco, Kroos, Modric o James. Poder utilizar una u otra cosa dependiendo de lo que necesite hará grande al Madrid”.

Accidentalmente, Gareth Bale ha expuesto una deslumbrante dualidad estilística.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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