Federer persigue a Sampras

La Copa de Maestros, que arranca mañana (Tdp y C+ Hd) en Londres, decide mucho más que un título del máximo prestigio. A los 33 años, Roger Federer pelea por acabar la temporada como número uno, por igualar el récord de Pete Pistol Sampras, que acabó seis cursos en lo más alto, y por extender su propia plusmarca de semanas al frente de la clasificación (302) cuando ya parecía destinado a labores menos prestigiosas. El suizo, que además cuenta con la ventaja de los puntos que puede sumar en la final de la Copa Davis (Francia-Suiza), no depende de sí mismo. Novak Djokovic será un hombre nuevo, porque ha sido padre, pero sigue siendo el mismo tenista fiero de siempre: con ganar tres partidos en Londres le vale para asegurarse el primer puesto de la clasificación, que además del prestigio y los bonus recogidos en sus contratos también le permitirá asaltar 2015 con sorteos más favorables.

Siempre pensé que la lucha por el número uno se resolvería en Londres" Roger Federer

"Lo que me motiva es lo bien que jugué en la semana de París", dijo Nole. "He ganado los cuatro últimos torneos bajo techo que he disputado. Antes, mi superficie preferida era el cemento al aire libre. Ahora lo es esta", subrayó. "Siendo el doble campeón del título de maestros, tengo que pensar que lo puedo hacer bien, sobre todo este año, que hay una semana de descanso entre París-Bercy (último Masters 1.000) y Londres", añadió. "En la lucha por el número uno solo puedo concentrarme en mí, porque no puedo tener ningún efecto en los partidos de Roger. Debo tener determinación para hacer lo que tengo que hacer: jugar bien cada partido en Londres", cerró.

Federer busca acabar en lo más alto por primera vez desde 2012. Para lograr esa meta ha escogido un camino diferente, que le retrotrae a los inicios de su carrera. En su época de esplendor, Federer fue tan dominante desde la línea de fondo que bordeó la burocracia, gestionando con avaricia sus infinitos recursos. Ahora que el ocaso se aproxima, aunque sea más lentamente de lo previsible, el suizo ha vuelto a jugar con el vértigo que le distinguió en sus primeros días en el circuito: la red es una meta, el objetivo principal, no un recurso desesperado o destinado a servir como cambio de ritmo. Así, el campeón de 17 grandes evita que los rivales le castiguen las piernas y obliga a que sus partidos se compitan a velocidades supersónicas, donde se impone el talento antes que la forma física; el toque mágico antes que la estrategia clara; la inspiración antes que el sistema. Terreno Federer. El sello de Stefan Edberg, su técnico con Severin Luthi.

Lo que me motiva es lo bien que jugué en la semana de París" Novak Djokovic

"Siempre pensé que la lucha por el número uno se resolvería en Londres", dijo el número dos mundial tras perder con Raonic en los cuartos de final de París-Bercy. "No me importa acabar el año como número uno o serlo en las primeras semanas de 2015. Novak, en cualquier caso, parece estar en forma", terminó, lacónico. Así es Federer: prefiere hablar en la pista, no en la rueda de prensa.