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“Hay pilotos que se olvidan de lo privilegiados que son”

El austaliano, tercero en el campeonato, ha logrado tres triunfos esta temporada

Oriol Puigdemont
Daniel Ricciardo durante el Gran Premio de Rusia, en Sochi, en octubre.
Daniel Ricciardo durante el Gran Premio de Rusia, en Sochi, en octubre. dan istitene (getty)

Hay que estar muy centrado para no haberse perdido entre el confeti que rodea al Mundial de fórmula 1 y para aterrizar en Red Bull al lado de Sebastian Vettel y pasarle por encima al alemán. Y todavía hay que estarlo más para lograr todo eso con una enorme sonrisa y sin creerse el nuevo Ayrton Senna. Después de charlar con Daniel Ricciardo (Australia, 25 años) uno tiene la sensación de haber estado frente a un chaval que realmente es consciente de la suerte que ha tenido en la vida por más que después haya respondido divinamente a cualquier reto.

Pregunta. ¿Cómo digirió que le descalificaran en su primera carrera con Red Bull, en Melbourne y delante de su gente, tras terminar el segundo?

Respuesta. No sabía a ciencia cierta qué iba a pasar pero sí me imaginaba que era una opción. Recuerdo que iba conduciendo de regreso al hotel y aún no me habían dicho nada, pero ya estaba preparado para las malas noticias. Me convencí de que a pesar de todo había sido un buen día y de que lo mejor en aquel momento era tomarme una cerveza para celebrar que me había subido al podio aunque pudieran quitármelo. En el hotel había algunos amigos, subimos a mi habitación y tomamos varias copas. Evidentemente no fue tan intenso como si no me lo hubieran quitado, pero se trataba de pasarlo bien.

P. ¿Devolvió el trofeo?

R. Pues no sé qué pasó con él. El equipo se los lleva todos, yo nunca me voy del circuito con él.

P. ¿Cómo le afectó aquello?

R. La verdad es que pasé página muy deprisa. El lunes aún estaba un poco tocado, pero el martes ya lo tenía todo superado. Fue cuestión de 24 o 36 horas.

P. ¿Qué importancia le da al hecho de haber dado sus primeros pasos en la F-1 en equipos pequeños como HRT o Toro Rosso?

R. Fue muy importante porque allí aprendes a vivir situaciones difíciles. El coche perfecto no existe, ni siquiera en Red Bull. Pero haberlas pasado canutas te ayuda a que un fin de semana muy malo se convierta en menos malo, y también te sirve para apreciar los buenos resultados cuando los tienes. Por ejemplo, en Singapur terminé tercero pero podía haber ido mejor, y sin embargo pensé en cómo estaba un par de años atrás y rápidamente valoras lo que has conseguido: un podio siempre es un podio.

P. ¿Se hubiera imaginado hace unos meses que un podio llegaría a dejarle insatisfecho?

R. Esperaba que fuera así, pero sobre todo con vistas a final de curso. Sin duda he superado mis propias expectativas. Mis deseos no, pero sí mis expectativas. Pensaba que podía llegar a pelear por ganar alguna carrera, pero no que habría logrado tres triunfos a varios grandes premios del final.

P. ¿Cómo se presenta el futuro con la marcha de Vettel?

R. Sabía que Seb podía irse, por eso no me sorprendió tanto. Después de conseguir cuatro títulos, ahora persigue un nuevo reto y aquí llega Dani [Kvyat]. Red Bull arriesgó conmigo y funcionó, y ahora lo hace con él. La temporada que viene le tocará dar un paso adelante y a mí hacerle la vida un poco más difícil. Estaremos bien.

P. El año pasado aseguraba que no le preocupaba sufrir al lado de Vettel lo que había sufrido Webber. ¿Pero esperaba que el que sufriera fuera él?

R. Estaba convencido de que entraría en el equipo con la mentalidad adecuada. Hablé un poco con Mark y desde el primer momento tuve claro que la relación que hubiera entre ellos no debía condicionarme. Yo intento llevarme bien con todo el mundo. Si lo que recibes a cambio es pelea, entonces tienes una razón para comportarte de la misma forma. Pero no hay conflictos en ese sentido.

P. ¿Le ha sorprendido cómo ha reaccionado Vettel con usted?

R. No sé si diría que me ha sorprendido pero sí que me ha impresionado el nivel de respeto que me ha demostrado cuando gané en Hungría o en Spa. No fueron sus mejores momentos, pero me felicitó. A mí tampoco me gusta perder, así que sé perfectamente que no es fácil. Siempre me ha demostrado mucho respeto y eso hace que yo aún le tenga más a él.

P. Su primera victoria es en Canadá, en una carrera que Rosberg tenía dominada hasta el final. ¿Cómo lo vivió desde el coche?

R. Me preguntaba si iba a poder aprovechar la oportunidad. Yo creía que sí, pero una cosa es pensarlo y otra, demostrarlo. También a ti mismo. Te lo planteas: “¿Si me pongo líder me pondré a temblar? ¿Me quedaré helado? ¿Se me parará el corazón?”. Pero por cómo ocurrió, todo tenía mucho sentido, fue muy natural. Aquel gran premio me hizo ganar mucha más confianza.

P. En Hungría también se puso en cabeza muy al final, al contrario que en Spa, que fue en la décima vuelta. ¿Le afectó ser la referencia durante tanto tiempo?

R. Es muy distinto porque cuando tratas de cazar a alguien te pones en un modo más agresivo y tomas más riesgos. Digamos que conduces al 102% en vez de al 98%. En cambio, cuando eres tú el que vas delante lo haces de forma más suave, te limitas a no cometer errores. Seguramente quedé más satisfecho de cómo manejé la situación en Bélgica que en las dos victorias anteriores. Me limitaba a preguntar qué hacía Rosberg [iba segundo] y qué ritmo tenía que mantener.

P. En contraste con la mayoría de pilotos, usted se pasa todo el tiempo riendo, se le ve disfrutar de la vida que lleva. ¿Se considera un privilegiado?

R. Sólo trato de ser agradecido. Por desgracia, hay pilotos que llevan mucho tiempo que se olvidan de lo privilegiados que son. En mi caso, cuando a veces estoy de mal humor pienso en ello y rápidamente me convenzo de que estoy viviendo un sueño. Un mal día aquí sería un día inolvidable para cualquiera.

P. ¿Cómo se sintió en Alemania al medirse con tanta intensidad con Alonso, y cómo le sentaron los piropos que le soltó después?

R. A Mark le preguntaba quién era el piloto por el que sentía más respeto y él siempre respondía que Fernando. Medirme con él era una de las cosas que más me apetecían. Quería demostrarme que, al margen de velocidad, también tenía pelotas. Cuando se dio la oportunidad en Hockenheim fue un subidón. Traté de disfrutarlo tanto como pude.

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