Manucho castiga a Caparrós
El Granada, defensivo, buscó el empate y fue sorprendido por el Rayo en el descuento con un gol al contragolpe
No fue justo porque el partido tenía una pinta de empate a cero que asustaba. Sin embargo, el fútbol tiene a veces estas cosas. Joaquín Caparrós presentó una alineación en busca del empate y lo tenía en la mano. Con una alineación defensiva, mantuvo el cero a cero gracias a una enorme fogosidad. El Rayo, que comenzó bien, se contagió del ritmo del equipo andaluz y también fue pragmático. En el descuento, el Granada de Caparrós fue cazado al contragolpe en una buena acción de Kakuta que Manucho convirtió en gol. Un golpe duro e inesperado, que provoca la cuarta derrota consecutiva de los andaluces y eleva a los altares a este buen Rayo de Paco. El fútbol, que tiene estas cosas, se la jugó al experto Caparrós, que perdió cuando puso en el campo a sus mejores argumentos, Rochina y El Arabi. Que vio, también, como dos minutos antes del final Insúa tiró a Rochina cuando el delantero buscaba el área de Toño. Dos jugadas después, ningún futbolista del Granada cortó el contragolpe letal del Rayo.
No pasa el equipo andaluz por su mejor momento. Ha perdido la frescura de las primeras jornadas, tiene miedo a soltarse y sufre una barbaridad con el balón. Todo lo contrario que el Rayo, rápido, ambicioso, muy bien dirigido por Trashorras y atrevido, muy atrevido. Una valentía que el equipo andaluz cortó con un fútbol brusco e intenso, con un once sin sus jugadores más determinantes.
GRANADA, 0-RAYO, 1
Granada: Roberto; Nyom, Babín, Murillo, Foulquier; Iturra, Sulayman (Rochina, m. 46); Fran Rico, Piti, Sissoko (Juan Carlos, m. 79); y Ortuño (El Arabi, m. 58). No utilizados: Oier; Mainz, Javi Márquez y Córdoba.
Rayo: Toño; Tito, Amaya, Abdoulaye, Insúa; Trashorras, Baena; Licà (Embarba, m. 77), Bueno (Pereira, m. 45), Kakuta; y Leo Baptistao (Manucho, m. 84). No utilizados: Cobeño; Nacho, Jozabeth y Quini.
Gol: 0-1. M. 93. Manucho.
Árbitro: Jaime Latre. Amonestó a Amaya, Pereira, Sulayman, Abdoulaye, Nyom, Piti, Fran Rico, Insúa y Baena.
Los Cármenes. Unos 17.000 espectadores.
Caparrós optó por un equipo sin sus internacionales, salvo el colombiano Murillo, que presionó una barbaridad en el campo del Rayo. Las dos propuestas depararon un partido duro, de mucha velocidad y escasa pausa. Con tanta carrera, apenas hubo un pase acertado. El Granada era un acorazado, repleto de medios defensivos, con Piti desactivado.
El Rayo lo intentaba más, pero se fue amedrentando ante la agresividad del conjunto andaluz. El principal exponente, el gambiano Sulayman, una auténtica fuerza de la naturaleza de 18 años que se llevó por delante a Bueno y Licà. El Granada se olvidó del balón para centrarse solo en morder y presionar, ejerciendo la intimidación como principal argumento. El Rayo, impreciso, casi nunca pudo imponer su juego. Un paradón de Roberto a tiro de Licà fue lo único potable de un primer tiempo muy discreto, donde el talento acabó acorralado por tanta demostración de fuerza.
Apenas un par de acciones dieron algo de emoción al encuentro. Un tiro de Licà desviado o dos buenas centros al área sacados por Baena y Amaya sortearon el nido de trampas en el que se convirtió el choque. El público de Los Cármenes reclamó a los suyos más fútbol y Caparrós lo intentó con la entrada de Rochina y el Arabi, inesperados suplentes.
El Rayo aguantó con sus centrales amonestados, pero ya sin fútbol para ganar, sintiendo que el empate, objetivo local, no era tan mal botín. Al menos, los madrileños no mostraron la debilidad defensiva que les condenó ante el Barcelona, donde adelantaron mucho la línea defensiva. Cuando todo el mundo daba por bueno el empate, llegó el premio gordo. Un buen gol de Manucho, gran cambio realizado por Paco Jémez, un técnico que crece y crece.
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