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Mestalla puede con el orgullo del campeón

El Valencia sale en estampida y luego dosifica su ventaja ante un Atlético que no se rindió

Miranda no se entiende con Moyá en el primer gol.
Miranda no se entiende con Moyá en el primer gol.M. Q. Alonso (Getty)

Electrizado Mestalla desde el primer suspiro hasta el último, el Valencia le dio a la cita la máxima categoría y después le salió todo rodado. Una salida en estampida de los de Nuno, un arranque errático del Atlético, una actuación primorosa de Diego Alves, que detuvo un penalti a Siqueira, y una excelente gestión de la ventaja por parte de Parejo ante un medio campo rojiblanco tenaz en su fe en la remontada. El cuadro de Simeone nunca se rindió, dejó constancia de su potencial pese al cansancio de su semana europea y exigió al Valencia un esfuerzo total. Parejo neutralizó con oficio la jerarquía del Atlético.

VALENCIA, 3 - ATLÉTICO, 1

Valencia: Alves; Barragán, Mustafi, Otamendi, Gayá; Javi Fuego, André Gomes (Felipe Augusto, m. 70), Parejo; Rodrigo, Piatti (Orban, m. 61) y Alcácer (Feghouli, m. 74). No utilizados: Yoel; Joao Cancedo, De Paul y Carles Gil.

Atlético: Moyà; Gámez, Miranda, Godín, Siqueira; Gabi, Tiago (Raúl García, m. 72); Arda (Raúl Jiménez, m. 68), Griezmann (Cerci, m. 65), Koke; y Mandzukic. No utilizados; Obalk; Saúl, Juanfran y Giménez.

Goles: 1-0. M. 5. Miranda en propia puerta. 2-0. M. 8. André Gomes marca de zurda tras adentrarse en el área de Moya. 3-0. M. 13. Otamendi de cabeza a la salida de un córner. 3-1. M. 28. Mandzukic recoge de cabeza el rechazo a disparo de Tiago.

Árbitro: Teixeira Vitienes. Expulsó en el minuto 90 a Cerci por doble cartulina amarilla. Amonestó a Andre Gomes, Parejo, Javi Fuego y Gayá.

Unos 53.000 espectadores en Mestalla.

El público despidió a su equipo en la primera parte con una descarga emocional, convertido en héroe el portero Diego Alves tras detener el tiro raso desde los 11 metros de Siqueira. El Atlético venía de crecida. Su amor propio de campeón le había permitido sobreponerse a un comienzo calamitoso, castigado por un gol en propia puerta de Miranda y por una serie de errores defensivos impropios de un conjunto tan cuajado como el de Simeone. Pero el medio del campo rojiblanco decidió levantarse y poner otra vez en órbita a sus compañeros. A partir de la presencia de Tiago, Gabi y Koke, el Atlético se negó a marcharse al cuarto de hora de Mestalla, pese al lastre de 3-0 en el marcador.

Este trío que conoce tan bien su profesión comenzó a mandar, a ordenar y a encontrar los resquicios abiertos por los movimientos de Griezmann en la zaga local. El disparo de Tiago desde la frontal, despejado de puños por Alves, fue un regalo para el cabezazo picado de Mandzukic. El Valencia, tan insistente en llegar a toda mecha ante Moyá, perdía el cuero en un pestañeo. Y no presionaba como debería a los centrocampistas rojiblancos, con tiempo para pensar. Y trazar esos envíos largos en diagonal como el de Gabi, que buscó a Arda entre Otamendi y Gayà. No llegó a despejar el central argentino y el balón golpeó en la mano derecha del joven lateral. El penalti, al borde del descanso, ponía al Atlético casi en la casilla de salida. Pero se topó con Alves.

Parejo tuvo templanza para distraer la pelota cuando la mayoría temblaba

Mestalla puso su mística a toda máquina desde el primer momento. Desde el himno de Valencia cantado a capela por uno de los fondos hasta el homenaje sentimental en el minuto 10 a Mario Kempes, con la efigie impresa en una pancarta de El Matador, convaleciente de una delicada operación del corazón esta semana. El cuadro de Nuno entró como un cohete en el duelo, como queriendo hurgar en la presumible pesadez en las piernas de su rival tras la disputa de Champions ante el Juventus apenas dos días y medio antes. Todo trascurría muy deprisa, como si no hubiera tiempo de digerir la sobremesa. El malentendido entre Moyá y Miranda, tras un centro a la olla de Mustafi, acababa con el primer gol de la tarde. En el frenesí, André Gomes, siempre tan vertical, enfiló el área rojiblanca tras una dejada de Alcácer. Dribló primero a Miranda, siguió hacia dentro y disparó a romper con la zurda ante la media salida de Moyá. El portero mallorquín hizo de Don Tancredo poco después, ante el centro de córner de Piatti cabeceado con una rabia infinita por el acrobático Otamendi.

Ante cualquier otro adversario, el Valencia habría dispuesto de una hora de juego para solazarse, probar nuevos sistemas y afinar el estado de forma de los futbolistas. Nada de eso ocurrió, sino que fue una victoria sufridísima porque el Atlético dominó la medular y apretó como suele, sin dar un respiro. Solo Parejo tenía la templanza para distraer la pelota en manos locales frente a una presión rojiblanca ante la que temblaban la mayoría de los valencianistas. El capitán del Valencia, obviado en las convocatorias de Del Bosque, necesitaba un partido así para demostrar su valía también en las citas más exigentes, ante adversarios tan consagrados como Koke.

Cerci fue autor de un gol que hubiese encendido el partido, pero finalmente se lo anularon

Simeone sabía que le faltaba chispa y quiso que se la diera Cerci por un cada vez más apagado Griezmann. A continuación recurrió a Raúl Jiménez y Raúl García, la última bala para remontar con el juego directo. El Valencia trataba de sobrevivir y en ese apartado no hay nadie como Otamendi, un gigante para trepar por encima de la cabeza de los delanteros. La entrada de Orbán redobló la apuesta antiaérea. Eso le dio aire, además, en el medio porque Gayà sirve para un roto (lateral) como para un descosido (interior). Cerci reactivó, en un duelo con Orbán, desde el extremo derecho el ataque rojiblanco. Tiene regate el italiano, autor de un gol que hubiese encendido el último tramo de encuentro de no haber sido anulado. Se ayudó de hombro en el control y el árbitro dudó, pero el lenguaje corporal de los delanteros visitantes, como si escondieran algo, invitó al colegiado a anular el tanto. Mestalla celebró el triunfo como una final. Su equipo, que había proyectado todo el ímpetu del estadio, había podido con el orgullo del Atlético.

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