El espacio Messi

El técnico Luis Enrique fue de lo más explícito cuando se le cuestionó al inicio de la pretemporada, cuando poco se sabía del modelo que quería desarrollar en el Barça. “Messi lee las situaciones del juego con tanta facilidad que en ningún caso vamos a cerrarle cualquier posibilidad que él vea en el campo. Tiene total libertad”, expuso. Y liberar al 10 es una de sus ambiciones, tal y como se ha visto en los duelos de este ejercicio, con Leo actuando de base, más Stockton que Jordan.

Consciente de que los laterales son de luces largas, carrileros de ida y vuelta, entendió Luis Enrique que los extremos debían tirar hacia dentro para ocupar todos los espacios del ataque. Ocurre que el movimiento también está pensado para que Leo no caiga en la jaula que tantas veces le planteaban los adversarios, con un central marcador o un mediocentro lapa, siempre con la cobertura del futbolista más cercano. “Con nuestros extremos por dentro, los rivales no pueden dar esas ayudas, por lo que Messi puede recibir más cómodo entre líneas”, explican desde el Barça. Y Leo transforma la idea en asistencias de gol, pues ya lleva siete en lo que va de curso, más que ningún otro. “En otros años también di asistencias e hice goles… Pero ahora llevo unos cuantos pases seguidos”, defendió el 10 en el acto promocional del club con el patrocinador Gillette, como si fuera casualidad. Pero luego profundizó: “Cambió mi manera de jugar porque los delanteros jugamos por dentro y eso te da más posibilidades de dar pases de gol. Son opciones. Y como el entrenador me da libertad para moverme por donde quiera, a veces se dan goles y otras, pases”. Aunque desde el Barça intuyen que con la llegada de Luis Suárez, que instala su casa en el área rival, Leo subrayará su condición de asistente. “Dará otro paso hacia atrás para estar más libre, para poder explotar los desmarques de los de arriba”.

El equipo crecerá cuando agarremos lo que quiere el entrenador” Leo Messi, jugador del Barça

Desde el Barcelona ven otra virtud a la aplicación de los extremos reversibles. “Cuando los laterales son profundos se da una diferencia con respecto al juego de los años anteriores”, argumentan; “porque antes los interiores no llegaban al área y el extremo del lado opuesto tampoco ocupaba el segundo palo. Y ahora, sí”. Faltan, sin embargo, bastantes centímetros para el remate. “Está claro”, rebaten desde el club; “pero no falta gente para completar las segundas jugadas”.

Messi lo tiene claro, por más que el equipo se diera un batacazo ante el PSG. “El equipo crecerá cuando agarremos lo que quiere el entrenador. Vamos por el buen camino”, resolvió. Pero desde el Barcelona también tienen claro que tratarán de encontrar el método de detener al 10. “Igual añaden un mediocentro que le persiga por todo el campo y desatienden más las bandas, como insinuaron el Málaga y el PSG”, explican; “pero también es verdad que nuestros extremos son más profundos y pueden hacer daño al espacio, como hace Neymar, que ha entendido de maravilla las necesidades de Leo”. Messi interviene: “Con Ney tenemos muy buena relación. Es un chico fabuloso y la conexión de este año, ahora que llevamos dos temporadas juntos, es mayor. Jugamos más cerca, nos buscamos más, conectamos. Es un placer compartir cancha con él porque puede llegar donde quiera”. El argentino ya lo ha hecho, futbolista universal por definición, aunque tiró de humildad: “No sé qué lugar ocupo en el mundo del fútbol ni me puse a pensarlo. Intento seguir creciendo, seguir como hasta ahora para conseguir más títulos”. Y aclaró su futuro: “No tengo ninguna duda de seguir aquí en el Barcelona”. De falso 9 o de delantero, de finalizador o de crupier.