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EL DIARIO DEL PALOMERO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Consejeros, optimismos y etiquetas

Nueva entrega del particular diario deportivo de Juanma Iturriaga

29/9. Lunes
Pau Gasol, junto a Derrick Rose y Joakim Noah durante el "media day".
Pau Gasol, junto a Derrick Rose y Joakim Noah durante el "media day".Charles Rex Arbogast (AP)

¿Y tú que quieres ser de mayor? Pregunta clásica en años de infancia y juventud. Dado que desgraciadamente estudiar una carrera ya no te asegura el futuro (aunque siempre será mejor que no hacerlo) y como si de algo podemos presumir es de grandes deportistas, es probable que ante esa pregunta, ahora se conteste en muchas ocasiones con Nadal, Alonso, Iniesta o Márquez, estrellas que seguro que pueblan los sueños de muchísimos niños y niñas, que los admiran y fantasean con emularles. O Pau Gasol, que se ha presentado feliz en Chicago durante el Media Day que abre la temporada de la NBA. "Me siento rejuvenecido" repite desde que se decidió por la franquicia donde hizo historia Michael Jordan, al que por cierto, le metí una canasta en su cara en la final de Los Ángeles que seguro no ha olvidado. No me extraña lo más mínimo el buen ánimo de Pau después de los dos annus horribilis en los Lakers, a los que dijo que no a pesar de la insistencia de Kobe. Llegados al punto donde la vitrina de trofeos está repleta y el riñón cubierto para él y varias generaciones posteriores, sólo quedan caminos que alimenten la ilusión. El de los Lakers era una vía muerta. El que pasa por Chicago le ofrece un final de carrera estimulante por el reto que supone y las posibilidades que cuenta de llevarlo a buen puerto.

Pero he de advertir a Pau, Rafa, Fernando, Andrés, Marc y compañía, que les está saliendo un serio competidor en el imaginario de nuestra chavalería. Cierto que la vida del deportista de éxito tiene un atractivo indudable, pero poco a poco se va abriendo paso una figura que puede llegar incluso a sustituirles en los anhelos juveniles. No estamos lejos, si es que ya no se ha producido ya, que en algún lugar de este país y ante la pregunta ¿Tu qué quieres ser de mayor? de esa tía que viene a merendar y te planta cuatro besos, alguien conteste con total seriedad y solemnidad: Yo quiero ser consejero.

Porque reconozcámoslo, ser consejero de profesión tiene mucho encanto. Tanto como para que desde expresidentes de gobierno hasta todo tipo de mandatarios políticos terminen sucumbiendo a sus cantos de sirena. El último ha sido Gallardón, que ha hecho un donde dije digo, digo Diego. Yo le entiendo. Aunque lo anunciase, el retirarse de golpe es peligroso. De un día para otro te encuentras con 24 horas que rellenar, que no es fácil después de tantos años con una agenda apretadísima. Sumemos que el síndrome Shaquille O´Neal (hago lo que quiero cuando quiero y como quiero, Andrés Montes dixit) que todo político de altura tiene, te sigue persiguiendo y sin darte cuenta terminas aparcando en doble fila, tirando una moto y huyendo de la policía. Y terminemos por el tema económico, que dejar de cobrar el sueldo de ministro hace pupa a cualquier economía familiar. Ante estos miedos, es humano que Gallardón haya optado por al menos tener una tarea en su calendario semanal. Para que no se le olvide ni los días ni las horas, es de recibo que tenga una secretaria y para tanto desplazamiento, qué menos que un chófer. ¿La pasta? Pues más que como ministro, que el cargo de consejero es de alto riesgo.

Estoy seguro de que Manolito, el amigo de la entrañable Mafalda, a la que felicitamos por su 50 cumpleaños, querrá ser consejero de mayor.

30/9 Martes
Nocioni, en el día de la presentación de la Liga Endesa.
Nocioni, en el día de la presentación de la Liga Endesa.alejandro ruesga

Me invitan a la presentación de la nueva temporada de la Liga Endesa de baloncesto. Siempre es agradable encontrarte con gente como Villacampa, JJ Davalillo y otros colegas. Incluso te abrazas a árbitros como Monjas, que el tiempo lo cura todo. Como no podía ser de otra forma, todos los que hablan expresan los mejores deseos para el curso que echa a andar. La ronda de preguntas a los 18 jugadores (uno por equipo) que están presentes deja dos momentos para el recuerdo. El primero lo protagoniza Andy Panko, jugador del Fuenlabrada, que dice que es su segundo año en este equipo, que está muy contento, pese a que Fuenlabrada no es una ciudad muy bonita. ¡Zasca! El otro es de Nocioni, que introduce el concepto de rusticidad en el vocabulario baloncestístico. La que según el Chapu es su aportación al estilo madridista. Grande.

Un ambiente relajado y un optimismo inicial que choca con algunos aspectos de la realidad. La diferencia de potencial entre los dos de siempre y el resto (con excepción, quizás, del Valencia) se ha agrandado. Se han incorporado ¡111 jugadores nuevos! a las 18 plantillas y en ocho de ellas hay nuevos inquilinos del banquillo. Hay clubes que han llegado a fichar hasta ocho y nueve componentes. Si se considera la identificación como una de las claves para la adhesión, el número resulta demoledor. Y el tema del seguimiento televisivo es el que es y ni la cantidad ni la tendencia serán fáciles de cambiar, pues está ya muy consolidada. Pero bueno, seamos optimistas y pensemos que será una buena temporada, donde veremos un juego atractivo, grandes emociones y pabellones y audiencias a rebosar.

Algo más sencillo resulta serlo con nuestras chicas, que andan arrasando por Turquía. Liquidadas Japón, Brasil y la República Checa, el viernes es el gran día, los cuartos ante Bielorrusia o China. Como ya estamos escarmentados, no habrá que hablar de que estamos en la zona menos complicada del cuadro, que EE. UU. y Australia van por el otro lado, y que el sueño de la final está más cerca. Ya lo hicimos en septiembre y nos llevamos un chasco. Pero pase lo que pase, volver a insistir en que es una gozada observar cómo juegan, cómo pelean, qué forma de defender, en definitiva, cómo compiten de bien.

Hablando de grandes competidores, volvió a hacerlo Nadal en China, aleluya, aleluya. Y Fernando Alonso celebra hoy su quinto aniversario de matrimonio con Ferrari. ¡Qué ilusionados estaban el día de la boda! ¡Qué sonrisas, que declaraciones de amor eterno! Y encima, en su primer gran premio, va y lo gana. No había cabida para mayor felicidad. Pero terminada la luna de miel, ya se sabe, la convivencia desgasta. Bueno, eso y no haber sido capaces en cinco años de llevarse un solo título al zurrón. De decepción en decepción hasta ser capaces de celebrar por todo lo alto un tercer puesto en una carrera a un minuto del ganador. No me extraña que los rumores de divorcio sean constantes, mientras se escenifica el distanciamiento con actitudes y declaraciones donde subyace un hoy te quiero menos que ayer pero más que mañana.

1/10 Miércoles.
Beñat, del Athletic, durante el partido ante el Bate Borisov.
Beñat, del Athletic, durante el partido ante el Bate Borisov.JUAN FLOR (AS)

Estoy preocupado con mi Athletic. Hace poco más de un mes estuve en el nuevo San Mamés para ver el partido de vuelta de la ronda previa de la Champions ante el Nápoles, al que dimos un repaso. Un campo magnífico, la afición entregada y el equipo tocando techo metiéndose entre los mejores de Europa. ¡El futuro era nuestro!. Pero desde entonces, no nos hemos comido ni una rosca. Y la cosa va cada vez peor. Cuatro puntos sobre quince en la Liga, uno de seis en la Champions. ¡Rayos y centellas! que diría El Capitan Haddock. Es posible que como tenga razón Rajoy el estoico, y vivamos por encima de nuestras posibilidades. Ya les ocurrió anteriormente a otros equipos como el Celta o la Real Sociedad el año pasado. Jugar las dos competiciones supone un desgaste físico y sobre todo psicológico que puede terminar con el equipo desorientado, sin saber si son carne o pescado, si ante la imposibilidad de competir al 100% en las dos competiciones, el foco hay que ponerlo en un sitio o en otro. Y encima el domingo hay que presentarse en el Bernabéu que no parece el mejor sitio para darse un baño de autoestima. Pero bueno, ya se saldrá del bache porque ¿somos o no somos de Bilbao?

Me aleja de mis temores la recepción de un tuit de una persona que de forma muy respetuosa me dice que no termina de entender qué hago yo hablando de Pujol. Que soy una voz autorizada en baloncesto (muchas gracias) pero no en política. Twitter no es una herramienta muy útil cuando quieres desarrollar un razonamiento que vaya más allá de lo telegráfico, por lo que simplemente le reivindico el derecho que tenemos todos a decir lo que pensamos. Lo que me sigue incomodando es que seguramente si lo que yo escribí lo hubiese firmado un tal Pepe Pérez, del que no tuviese información previa, no hubiese entrado en consideraciones sobre si estaba autorizado o no a hablar de Pujol. Lo hubiese leído sin prejuicios, hubiese estado de acuerdo o no con lo expresado, pero nada más. A la hora de enjuiciar reflexiones o posicionamientos, el etiquetado previo resulta inevitable pero cada vez resulta más influyente. Quien lo dice, donde lo dice, para quien trabaja, cuales son sus ideas políticas, en qué club estuvo, qué color de camiseta le gusta, etc. Tanto que en el análisis de la opinión sobre lo dicho o escrito, pesan más esas cuestiones secundarias que lo principal, que creo yo debería ser lo dicho o escrito. Tanto que antes de leer una línea o escuchar una voz, ya te has hecho una composición de lugar casi definitiva. Mi interlocutor no se centraba en si mi reflexión sobre la comparecencia de Pujol le parece bien, mal o regular, sino en que fui yo el que la hiciese. ¿No habría que aislar un poco más las opiniones de la opinión que tenemos de los opinadores?

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