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El Madrid retoma el camino

El conjunto de Laso vuelve a exhibir un juego eficaz y vistoso para desarmar a un Barcelona con más deberes por delante

El Madrid celebra el título.
El Madrid celebra el título.PAULINO ORIBE (DIARIO AS)

Recuperando muchas de las virtudes que le convirtieron la temporada pasada en un equipo avasallador hasta mayo, el Madrid se llevó la Supercopa con una actuación convincente y demoledora de principio a fin. Desde una aguerrida defensa, veloces transiciones y un acierto sensacional desde la línea de tres puntos, pasó por encima a un Barça deslucido y donde ninguna de sus incorporaciones tuvo ni la más mínima incidencia. Con Llull como protagonista principal y sacando mucho provecho de unos cuantos jugadores como Rudy, Sergio Rodríguez, Bourosis y hasta un recién incorporado como K.C. Rivers, el Madrid volvió a ser un equipo reconocible con ese baloncesto que sabe unir eficacia y espectacularidad que convirtió el Palacio en una pista de circo. La falta de cosecha final puso en duda el modelo y sembró muchas dudas sobre el futuro, pero ateniéndonos a lo visto en Vitoria, la validez del estilo sigue vigente.

R. MADRID, 99; BARCELONA, 78

Real Madrid: Llull (21), Rudy (15), Carroll (4), Ayón (8), Mejri —cinco inicial—; Maciulis, Campazzo (3), Reyes (7), Bourousis (17), Rodríguez (6), Nocioni (7), Rivers (11).

Barcelona: Satoransky (5), Oleson (8), Abrines (8), Doellman (4), Tomic (17) —cinco inicial—; Huertas (8), Navarro (7), Pleiss (4), Nachbar, Lampe (8), Thomas (4).

Parciales: 29-14, 20-25, 22-20 y 28-19.

Árbitros: Pérez Pizarro, García González, Pérez Pérez. Sin eliminados.

Final de la Supercopa Endesa, disputada en el pabellón Buesa Arena de Vitoria, ante 7.862 espectadores.

 Ambos equipos se presentaron en este primer test de la temporada con muchas novedades de calado. Al Barcelona el título liguero no le convenció tanto como para no echar las redes a lo más granado del panorama. El Madrid, por su parte, la ausencia de títulos pesaba más que la excelencia de su juego durante gran parte del año y ha incorporado mucho material. La final señaló a los azulgranas como los que deberán recorrer un mayor camino hasta que su equipo quede ensamblado. En eso tiene ventaja el Madrid, pues tiene unas señas de identidad más enraizadas. Aunque cambien jugadores, el esqueleto del juego está ya sólidamente instalado, por lo que las fases de adaptación son menores y más llevaderas.

El principio del partido contravino las sensaciones emitidas la tarde anterior, donde el Barcelona arrasó y al Madrid le costó muchos sudores doblegar al Valencia. Con un quinteto atípico donde tuvieron cabida Carroll, Ayón y Mejri, los blancos salieron a todo trapo. Poco tiempo transcurrió para que Llull comenzase a poner las siglas de MVP a su camiseta. Si el viernes estuvo acertado, su primer cuarto en la final fue toda una explosión de facultades, arrojo y acierto que laminó al joven Satoransky y todo lo que se pusiese por delante. Resulta significativo que la diferencia en el marcador al final del primer cuarto (15 puntos) fuese la cosecha del base-escolta madridista. Del Barcelona casi no se tenían noticias, apabullado y hasta desconcertado por el empuje de su rival y donde sólo Tomic era capaz de producir. Con Doellman desconocido y sin acierto exterior, la salida de Lampe y Thomas en el segundo cuarto, unido a un enfriamiento casi instantáneo del Madrid cuando Llull abandonaba la pista, animó el debate (40-36). Pero bastaron unos minutos de pareja Campazzo-Llull y la incapacidad del Barcelona de encontrar algo más que un carrusel de triples para que las sensaciones que se transmitían la cancha estuviesen acorde con lo que mostraba el marcador (49-38 en el descanso).

Nunca más se volvió a igualar el partido. El Madrid tenía demasiado claras las ideas como para encadenar demasiados errores consecutivos que hubiesen podido dar vida a sus adversarios. Su concentración fue máxima y supo encontrar en todo momento las brechas de la defensa azulgrana, que fueron muchas. La más llamativa, la de Navarro, al que durante el tercer cuarto le atacaron una y otra vez ya fuese Llull, Rudy o Rivers, casi siempre con grandes resultados. Ante la estabilidad en las prestaciones del Real Madrid y la falta de respuesta azulgrana, el partido fue decantándose plácidamente hacia el lado blanco (85-69). Con el ánimo por las nubes, se lucieron Nocioni, Bourosis y Rivers, que demostró ser una metralleta a la que habrá que tener en cuenta.

El triunfo servirá de bálsamo para los blancos tras la decepción del pasado curso

Triunfo justo e indiscutible del Real Madrid, que servirá de bálsamo tranquilizante después de la enorme decepción del curso pasado. Tiene un estilo reconfortante, equipo suficiente y un entrenador más capacitado de lo que a veces se quiere ver que planteó, dirigió y rotó a la perfección. Al Barcelona, por su parte, poco le variará su hoja de ruta. Es un diésel y su momento no suele ser septiembre u octubre. Aunque quizás ante el material que dispone, habría que pedirle algo más que un largo proceso de puesta a punto de seis meses.

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