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Nunca se ganó un partido sin chutar

El Barcelona, muy chato y plano, se niega en La Rosaleda ante un excelente Málaga, fuerte en defensa y más rematador que los azulgrana, estériles pese a alinear a sus cinco delanteros

Ramon Besa
Gerard Piqué se lamenta tras una ocasión fallida ante los defensas del Málaga Sergio Sánchez y Weligton.
Gerard Piqué se lamenta tras una ocasión fallida ante los defensas del Málaga Sergio Sánchez y Weligton.Daniel Pérez (EFE)

Ni uno de los cinco delanteros que alineó Luis Enrique encontró la portería de Málaga. Tampoco apareció el disparo de media distancia de Rakitic. Y los dos centrales, nuevos ayer (Piqué y Bartra), cabecearon siempre fuera del marco de Kameni. Nunca se ganó un partido sin chutar, tampoco el Barcelona, negado por un excelente Málaga. El ejercicio futbolístico de los blanquiazules fue estupendo, se ganaron de sobras el empate y el honor de parar al Barça, que se había arrancado muy deprisa en la Liga. Los azulgrana descontaron sus dos primeros puntos porque siguen imbatidos con Bravo.

El encuentro del Barcelona en Málaga evocó la pesada noche del Camp Nou contra el Apoel. Tienen los barcelonistas un serio problema en la elaboración del juego, prefieren correr, presionar, desplegar y replegar, los ataques cortos y las transiciones, el vértigo, y ayer no consiguieron darle ritmo a la contienda de la Rosaleda. El fútbol fue muy palo, aburrido, estéril, muy alejado de Kameni.

MÁLAGA, 0 - FC BARCELONA, 0

Málaga: Kameni; Rosales, Sergio Sánchez, Weligton, Miguel Torres; S.Castillejo (Juanmi, m. 76), Camacho, S.Darder, Juanpi (Recio, m. 85), Duda (Luis Alberto, m. 66); y Amrabat. No utilizados: Ochoa; Angeleri, Santa Cruz y Samuel.

Barcelona: Bravo; Douglas (Adriano, m. 73), Piqué, Bartra, Alba; Rakitic, Busquets, Iniesta; Pedro (Sandro, m. 63), Messi y Neymar (Munir, m. 63). No utilizados: Ter Stegen; Mascherano, Xavi y Sergi Roberto.

Árbitro: Hernández Hernández. Mostró la tarjeta amarilla a Douglas, Rosales, Piqué y Weligton.

Estadio de La Rosaleda, ante unos 30.000 espectadores.

El Barcelona nunca estuvo a gusto en La Rosaleda. El Málaga se aplicó en una receta ya común en cuantos equipos enfrentan al nuevo equipo de Luis Enrique: se cerró muy bien por dentro y dejó libres las bandas para los laterales azulgrana, especialmente la derecha, ayer ocupada por el debutante Douglas. Tímido e inocuo, reiterativo en el pase atrás, el brasileño no atacaba ni desequilibraba, desbordado también al final en defensa, sustituido después de cargar con una tarjeta por Adriano. No quedaba más salida que la de Jordi Alba, convertido definitivamente en el jugador decisivo del Barcelona. El zurdo puso un par de buenos centros que no encontraron rematador porque los azulgrana no tienen altura en ataque y tampoco nadie alcanzó el segundo palo del Málaga.

No había tampoco quien filtrara un pase y no profundizaban los delanteros, y mucho menos Messi, muy quieto y parado, igual de ausente con Neymar y Pedro que con Munir y Sandro. No ayudaba el campo, una calamidad; no era fácil mantenerse en pie, como constató Pedro nada más empezar el partido, cuando se tropezó en una caída un punto cómica, camino de Kameni. La pelota iba muy lenta de lado a lado del campo, se telegrafiaban las jugadas del Barça y el Málaga se defendía de manera organizada y contundente, muy valiente en la presión y a buen resguardo en La Rosaleda.

Atacaban con agresividad la pelota los blanquiazules y sacaba muy en largo Kameni en busca de Amrabat. Así llegó una de sus mejores ocasiones, cuando un servicio directo del portero acabó en un remate del delantero, bien blocado por Bravo. El Barça no podía recuperar el balón porque el Málaga jugaba de manera directa, minimizando las pérdidas, incomodando a un contrario sin chispa ni finura, nada creativo, más espeso que en partidos anteriores, negados sus delanteros, sin noticias de Messi Apenas se contó una oportunidad azulgrana antes de alcanzar el descanso en una entrada de Alba a la que no llegó por poco el 10. Nadie chutaba en el Barça, necesitado de una marcha más para desequilibrar al Málaga.

Messi, reducido por la zaga local, nunca entró en juego y Neymar fue sustituido

Los muchachos de Javier Gracia se envalentonaron con el paso del tiempo y por momentos alcanzaron el área de Bravo. Hubo un tiro cruzado de Rosales que no enganchó la portería y después Luis Alberto remató al palo un libre directo después que el cuero fuera rechazado por los puños de Bravo. La incomodidad azulgrana se reflejó en la retirada de Douglas.

Recuperada la estabilidad defensiva, el Barcelona siguió sin encontrar el hilo ofensivo a pesar de la entrada de Munir y Sandro. Negado en la generación de juego, sin pase ni toque, solo encontró alivio en algún saque de esquina, sobre todo por la buena cabeza de Bartra. La zaga del Málaga, sin embargo, fue impenetrable incluso por Messi, despreocupado por el partido, reducido por Wellington en una falta que pareció tarjeta roja y no amarilla, como pitó el árbitro Hernández Hernádez.

El Barcelona nunca pareció un equipo peligroso ni superior al Málaga, que continua invicto en su estadio de la Rosaleda. Los azulgrana nunca encontraron la manera de revertir un encuentro que siempre se jugó como quería el equipo andaluz, muy estable, intenso y competitivo, más rematador que el desfigurado Barça.

Douglas juega de paisano

L. M., Barcelona

Anónimo para la gran mayoría, Douglas fue el último en llegar, carrilero más que lateral, genética brasileña. "Tipo Alves", resumieron del club. Pero el efecto Douglas, que ayer debutó de azulgrana, fue opuesto al del 2.

Con Alves sobre el césped, Alba queda más pendiente del cierre que de la carrera. Así, sumaba 4,5 centros por partido (18 en cuatro). Alves, sin embargo, se dispara a los 10,7 (32 en tres). Pero Douglas, que corría sin balón y que no arriesgó —en la primera parte dio 34 pases y solo cinco fueron hacia delante—, hizo que se impulsara Alba, que hizo nueve centros por los cuatro del brasileño. “Ha faltado equilibrio. No solo buscábamos atacar por un lado”, señaló Luis Enrique; “pero Douglas ha estado al nivel de sus compañeros”.

Sin protagonismo y con más apuros de los lógicos [se lio en una jugada que acabó por costarle una amarilla], Douglas hizo mutis por el foro a falta de un cuarto de hora. Anónimo antes, siguió de paisano e incógnito en la Rosaleda. Pero tampoco le acompañó el equipo, sin disparar a puerta en todo el partido.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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